12/05/2020
Debido a inconvenientes personales he decidido reanudar y escribir mensualmente en este muro
EFECTOS DEL COVID 19 EN EL CEREBRO
El covid ha generado miedo e inseguridad; ha alimentado la paranoia, donde hemos caído en episodios de angustia y ansiedad hasta llegar al pánico.
Si bien es cierto que nos ha quitado la libertad, por ende también la sociabilización, donde en un cerebro sociabilizado genera endorfinas, por el cual nos quitó el placer, donde nos quitó el abrazo con seres queridos, compartir el mate, charlas en las cuales al estar encerrado por la cuarentena obligatoria nos quitó los placeres donde esto nos llevó al displacer. El hecho de estar encerrado nos hace encontrarnos con uno mismo, a lo que no todos los seres humanos pueden hacerlo; el inconsciente hace que manifestemos las vivencias de todo lo que no queremos recordar; es en esos momentos donde también generamos angustia.
En pacientes donde podemos observar dolor de pecho, adormecimiento peribucal, mareos, sudoración palmar, miedo a la muerte, es donde nos cuesta, como agentes de la salud, explicarles que están angustiados manifestando episodios de claustrofobias.
El paciente con angustia y ansiedad produce que se futurice; en ésta futurización no solamente ve que no puede salir de su casa, sino también que no puede salir del cuadro clínico que es el encierro y que esto no terminará nunca. Esta situación fue alimentada por la “prensa amarilla”; el sólo hecho de ver países con tantos mu***os y cajones lleva al inconsciente a pensar “cuando me tocará a mi” y por ende “cuando moriremos”.
Hemos visto que el miedo se ha apoderado del ser humano, por lo cual se han presentado pacientes con patologías psicosomáticas como gastritis, intestino irritable, prurito etc., a lo que no le hemos preguntado como está su estado de ánimo.
El ser humano ha dañado a la tierra; sin embargo la tierra puede vivir sin el hombre mientras que el hombre no puede vivir sin la tierra; hemos destrozado la capa de ozono, han aparecido animales en calles del primer mundo, lo cual nos hace pensar cuan destructivos hemos sido.
Funcionamos como depresivos porque recordamos los bellos momentos que hemos pasado, y como buenos ansiosos nos futurizamos pensando en que es lo que va a suceder luego del pico de la pandemia; es ahí donde aparece el miedo, el cual nos condiciona no solo para atender (como agente de salud) sino que no podemos futurizar en positivo.
Debemos recordar que éste encierro ha favorecido al paciente que tiene como patología los juegos en red, donde prácticamente tienen un ciber instalado en su casa y por ende presentan un cerebro abúlico al conectarse con el juego, elevando dopamina que es el neuro transmisor del placer pudiendo permanecer horas en esta situación. Esto generó alteraciones en el horario del ser humano; en el cambio del día por la noche se alteró el ritmo cardíaco, siendo que el cortisol nos despierta mientras que la melatonina nos hace dormir.
CEREBRO QUÍMICO:
Nuestra química cerebral ha cambiado y mucho; la serotonina (neurotransmisor del placer, del humor, del sueño) y la alimentación están disminuidas, motivo por el cual estamos aumentando de peso encontrándonos más obsesivos al amigarnos con las harinas (inconscientemente al incorporar serotonina).
Dopamina: neurotransmisor del placer.
Nos encontramos “displacenteros” porque en la mayoría hay un futuro que es incierto. Con las normas de cuidado, la asepsia (lavado de manos, agua y jabón, estar dos metros a distancia, saludar con el codo, lavar los elementos de contacto como picaportes) estamos previniendo. También, a mi entender, alejarnos de la televisión porque nos introduce en el cuadro clínico.
