26/02/2017
Los niños y el aprendisaje
Las consecuencias de las experiencias vividas en los 7 primeros años de vida, son devastadoras y nos marcan de por vida...
Los traumas que experimentamos cuando somos niños nos determinan en la edad adulta y generan patrones de comportamiento y de carácter que marcan nuestras vidas. Es decir, es crucial que eduquemos a los niños en el amor y en el respeto porque las heridas emocionales que les infringimos desde la inconsciencia determinan sus vidas en la edad adulta....
Veo todos los días adultos con problemas relacionales, con serios problemas autoestima, adicciones, dependencia emocional, depresiones, fobias, etc…. Que se resuelve cuando se conecta con el origen del trauma y se van a una experiencia de su temprana infancia. Prácticamente siempre hay que trabajar con la autoestima y el empoderamiento personal y eso ayuda a la persona a desbloquear un episodio de su infancia.nino_timido1
Como transcurre nuestra infancia es determinante para nuestra edad adulta...
Vivimos en una sociedad profundamente enferma, una sociedad donde el 70% de la población no se hace preguntas, ni se cuestiona nada. El uso de los fármacos psiquiátricos se ha disparado y el sufrimiento y la insatisfacción están generalizados
Como decía Khrisnamurti:
“No es signo de buena salud el estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma.”
El sistema educativo es obsoleto, se diseñó con el taylorismo para tener ocupados a los hijos de los obreros y su finalidad es producir trabajadores útiles para el sistema....
Todos estamos de acuerdo en que todos los conceptos que memorizamos y repetimos apenas nos sirven para nada. Yo me pregunto muchas veces aparte de leer, escribir, sumar, restar o multiplicar que más me ha quedado de todas esas horas de estudio, de todas esas horas de esfuerzo y trabajo...
El sistema educativo nos pide que estemos sentado 6 horas en una silla al día, desde que somos chiquititos, nos hace memorizar, datos, cifras, textos y nos atiborra de un cúmulo desbordante de información inútil....
En ningún momento nos enseña a gestionar nuestras emociones o a potenciar nuestra creatividad y nuestros dones. Hasta el punto de que cuando somos chiquititos amamos y somos creativos de forma natural, estamos conectados con nuestras necesidades y las sabemos atender...
Meternos en un aula 6 horas nos desconecta ¿de qué otro modo lo podríamos soportar?
Me doy cuenta de cómo no pueden reconectarse con su interior, porque la vida les ha enseñado a mirar fuera, a absorber todo lo de fuera y les ha desconectado de su sentir y de su corazón...
Es patético ver a grandes directivos a gente con ingentes sumas de dinero y grandes empresas, sufrir porque no tienen autoestima, porque no tienen gestión emocional porque son robots y porque se han desconectado de su sentir hasta el punto de que son incapaces de reconocer sus necesidades. Adultos limitados, carentes, incapaces de enfrentarse a la soledad o de responsabilizarse de sus vidas. Sólo saben ganar dinero y buscar una pareja compulsivamente para poner un parche en su dolor...
Ese es el fruto de un sistema educativo que nos desconecta, que nos hace buscar fuera y nos atiborra de información exterior sin permitirnos desplegar nuestros dones interiores, sin permitirnos brillar con nuestra unicidad, sin permitirnos dejar aflorar nuestros talentos y midiéndonos a todos por el mismo rasero, rasero obsoleto que no tiene ningún sentido...
Grandes empresas como google se gastan millones de euros en programas de mindfulness para sus trabajadores. Millones de adultos destrozados se esfuerzan por entrar en el estado de presencia buscando un poco de paz. El mindfulness o la presencia es la base de cualquier trabajo terapéutico o de coaching. Como saben el estado de presencia es lo más parecido a la iluminación.
¿Qué hace un niño cuando se pasa una hora de pie en una habitación aterrado por un castigo? Darle vueltas a la cabeza, es decir con ese injusto castigo la maestra lo está sacando del estado de presencia, de ese ansiado estado de presencia que perseguimos tantos adultos, de ese ansiado estado de presencia del que hablan los coaches y los grandes maestros espirituales. Sacar a un niño del estado de presencia es un gran destrozo...
Por no hablar acerca de cómo los evaluamos, los juzgamos y los comparamos, examinándolos, poniéndoles notas, etiquetándolos como buenos y malos y midiéndolos por el mismo rasero. Es como si mides a un pez por su capacidad de subir árboles o a un mono por su capacidad de nadar, sin tener en cuenta las actitudes y dones individuales...
Los enseñamos a competir desde que son niños y lo que es peor les transmitimos que tiene que hacer cosas para que les queramos, es decir que se tienen que ganar el amor...
Los educamos con estímulos antinaturales como premio, castigo limitándolos y restringiendo la posibilidad de que florezcan libremente....
Eso es lo que han hecho con nosotros y esta es la sociedad en la que nos hemos convertido, ¿Realmente queremos seguir desconectando niños felices para convertirlos en adultos destrozados, manipuladores, egoicos, hechos polvo como nosotros?
Que el Amor los llene de luz....***