18/10/2024
. Fragmentos de “INFANCIAS DEL CUERPO”.
Daniel Calméls. ED. BIBLOS ESCUCHAR
.Una de las manifestaciones corporales es la escucha. Escuchar no es oír. Son dos fenómenos diferentes. Cuando escucho al otro estoy dispuesto a recibir su palabra y su voz, a darle un lugar en mi pensamiento, y para que esto suceda debo disponerme. El que escucha está receptivo, dispuesto a recibir al otro a través de la voz. Esta disponibilidad no siempre surge de la voluntad consciente y no todo lo escuchado es aceptado e incorporado.
.A diferencia de lo que sucede con la escucha, puedo oír sin estar afectado, puedo oír estando distraído, desinteresado.
Cuando intentamos calmar a un niño que se encuentra en un estado de berrinche o cólera, cuando le hablamos, él nos oye, pero no nos escucha. Sabe de nuestra presencia, pero su cuerpo es refractario a nuestra corporeidad, sus oídos están cerrados para el diálogo.
.La escucha clásica requiere, frecuentemente, de una fijación temporaria del cuerpo, de una posición actitudinal; la voz busca un rostro a quien dirigirse. Pero debemos reconocer otras formas de la escucha. Hay niños que, interesados en escuchar, se distraen falsamente, les interesa más escuchar los comentarios de la intimidad, que lo que va dirigido a ellos en forma explícita; otros, para escuchar, necesitan moverse y cambiar de posturas.