
16/05/2025
A menudo proyectamos nuestras propias expectativas en los demás, pidiéndoles que cambien o actúen de determinada manera, sin considerar si eso realmente responde a su propio bienestar o crecimiento.
Es fundamental poder reconocer y validar lo que nos sucede, pero igual de importante es dar espacio y valor a las experiencias, necesidades y procesos de quienes nos rodean.
El equilibrio entre el reconocimiento personal y la empatía hacia el otro es clave en cualquier vínculo genuino.
¿Cuántas veces lo que pedimos al otro habla más de nosotros que de él?