31/03/2025
La rutina diaria de cuidado de un bebé suele ser un trabajo muy arduo.
Llevar a cabo las tareas de alimentación, cambio de pañales, calmar y hacer dormir suponen una gran puesta de tu cuerpo, por eso es muy importante que tengas en cuenta los tiempos de reparación que vas a necesitar respetar.
Es fundamental que te propongas un ritmo en el cual, sostengas, sueltes y repares, para volver a la escena con tu bebé estando vos, previamente regulada.
Todas perdemos la paciencia, todas nos agotamos, nos frustramos, nos ponemos de mal humor y sentimos culpa. A veces, sentimos que no hay salida a esta nueva realidad que nadie nos contó cómo podía ser.
Tranquila, es esperable que te suceda porque sos humana y la maternidad pide de vos más que nada en esta vida. Amar a tu bebé implica también que te puedas cansar y mucho.
Una idea que puede serte útil es registrar cómo se siente tu cuerpo. Para hacerlo, podés preguntarte: “Cómo se siente mi cuerpo ahora?” “Qué tan disponible estoy?” “Cuánta capacidad tengo en este momento?”
Si la respuesta es que te tirarías en el sofá o que necesitás descanso, buscá alternativas posibles para el descanso, el que puede ser activo. Escuchar una canción y cantarla, sentarte con un café en mano, salir a respirar o hacer una breve meditación de 5’.
El sistema nervioso de una madre pasa mucho tiempo en modo supervivencia, el estrés se acumula y es beneficioso que puedas implementar una rutina que incluya las pausas breves para no desregularte.
La capacidad de nuestro sistema nervioso no es fija, cambia a cada momento según lo que comas, tomes, cuánto duermas y cuánta tensión hayas acumulado en días anteriores.
Estar en contacto con nuestro sistema nervioso es una práctica constante que nos lleva a estar en sintonía con nosotras mismas y nuestros bebés.