Licenciada Alicia Caceres

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acerca de mí...

“El terapeuta va en busca del alma perdida” dice Mario Jacoby, discípulo de Jung. ¿Como te cuento que tipo de terapeuta soy? Tengo que empezar contándote que fui una niña solitaria y tímida, fundamentalmente observadora del mundo y del ser humano, y con serios intentos de ser poeta. La adolescencia me llevó a complejas emociones, descubrimientos, reflexiones, a comprometerme y amar la libertad y la dignidad humana. El arte y la naturaleza me conmovieron. Viajar me abrió los ojos del alma. Mi primera carrera universitaria fue la Licenciatura en Turismo. Mi vocación de viajera y peregrina ya se había despertado. Pero el viaje interno estaba por comenzar. En esa época llegó a mis manos el libro “El hombre y sus símbolos”, y allí encontré el comienzo del camino que me llamaba. Mi vocación de servicio y de buscadora me llevo a la facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires. La universidad me dio la estructura que necesitaba con el fascinante psicoanálisis de Freud, y paralelamente encontré también otras experiencias y saberes: Gestalt, Yoga y Meditación, y el Programa de Salud Mental Barrial del Hospital Pirovano. Carlos Campelo, creador de este último, fue mi gran maestro de esos tiempos. Buscando mi identidad como terapeuta, entendí lo importante de los vínculos y de la red dado que “somos con los otros”. Y también “somos únicos e irrepetibles”, cuerpo, mente y espíritu. Hice la formación como terapeuta bioenergética. Comprendí que es importante la claridad y el foco que dan los diagnósticos y la experiencia de la clínica en las patologías, pero que mi camino estaba tanto en el sanar, acompañar, ayudar, aliviar, como en el crecer junto con mis pacientes en conciencia y en libertad en la cotidianeidad de esta experiencia humana. Y hace un buen tiempo que sé que esta experiencia es también espiritual, que tenemos la posibilidad de estar despiertos, de evolucionar en conciencia de nosotros mismos y como humanidad. La psicología humanista y transpersonal comenzaron a ser el paisaje/marco por donde caminar.

Es por esto que también soy coach ontológico, astróloga y terapeuta de regresiones a vidas pasadas. Soy la eterna aprendiz, curiosa y experimentadora. Cada paciente es un compañero del camino, una persona que se acerca y me da el honor de dejarse acompañar por mí en momentos críticos de su vida. A mí que simplemente soy una buscadora como él o ella de esa parte perdida del alma que todos en alguna medida padecemos por lo que hemos vivido en esta vida o en otras, por nuestros ancestros, por nuestras comunidades.

¿Qué terapeuta soy? Intento ser una terapeuta humana, que se conmueve, que sigue preguntándose, que tiene fe en el ser humano, que puede transmitirte confianza en que hay un sentido para tu vida y un futuro con mayor dignidad y libertad.