03/02/2017
Excelente nota sobre los berrinches o rabietas
Lo que se conoce como rabieta es la expresión de una emoción en concreto, la rabia. Es enfadarse, ni más ni menos, sólo que utilizamos un término despectivo para referirnos al enfado infantil, porque a nosotres nos incomoda. Emociones sentimos desde el primer momento, pero si es cierto que hay fases concretas en las que les niñes lo muestran más. Entre los 2 y los 4 años (más o menos) se da una de esas etapas, que además se caracteriza por varios puntos. Le niñe está en pleno desarrollo del cerebro límbico, que se corresponde con lo emocional, con lo cual el daño en esta etapa incide en el mismo, condicionando su emocionalidad de por vida. Por eso es muy importante, entre otros temas, cómo abordamos las rabietas. Además, las emociones infantiles son diferentes a las nuestras. Son puras, intensas, del aquí y ahora. Le típico niñe que llora y al segundo se ríe. Ese niñe no "tiene mucho cuento" estaba sintiendo ambas emociones en su momento.
Le niñe es incapaz de manipular hasta que no se desarrolla su cerebro superior, lo cortical. Este desarrollo no tiene lugar hasta los 3-5 años, por lo que debemos tener en cuenta que les niñes no están en ninguna lucha de poder, ni quieren engañarnos, ni lloran para conseguir nada. Engañar, manipular, sentir empatía y, en definitiva, ser capaces de entender que hay un otro, no son capacidades que puedan tener antes de esa edad, son capacidades cognitivas de tipo superior que van ligadas al desarrollo cortical. Un ejemplo muy claro es el de une bebé que llora. Siempre hay que atender a une bebé que llora, nunca se niegan los abrazos y el cariño. Le bebé llora por instinto, por supervivencia, no para manipular a nadie, y no atenderle trae consecuencias psicológicas.
La etapa en la que están hasta los 3 años se denomina etapa egocéntrica. Se llama así porque le niñe, al no entender que hay un otre y encontrarse inmerse en el proceso de formación del yo, percibe que todo gira alrededor suyo, es la etapa del mío, del no, del yo. Es una etapa natural y sana. Es más, la etapa de las rabietas tiene que ver con la reafirmación y con esa formación del yo, que es importantísima para su desarrollo y debe ser respetada. Si no se forma mi yo, nunca entenderé que hay otros en contraposición.
Tras esta edad, hay otra fase de expresión de rabia que destaca, que es la de los 7 años, en la que empiezan a bajarnos del pedestal y a percibirnos como imperfectes. Y, por supuesto, la adolescencia, etapa en la que vuelve a predominar lo emocional y en la que tenemos una segunda oportunidad para compensar todo aquello que ocurrió en le adolescente.
¿Cómo se pueden gestionar las rabietas?
Se escucha mucho que hay que ayudar a les niñes a gestionar la rabia. Esto es la traducción de que nosotres les adultes no podemos soportar su rabia y queremos que no la exprese. Le niñe no tiene que aprender a gestionar nada, las emociones se expresan y deben ser acogidas por igual. Nadie enseña a gestionar la alegría. Somos les adultes les que tenemos que gestionar lo que hacemos cuando se produce una rabieta, porque, por lo general, tendemos a descargar nuestra tensión y rechazo en le niñe, teniendo nosotres la rabieta. En general, les adultes somos les que tenemos baja tolerancia a la frustración.
¿En qué situaciones se suelen producir?
¿En qué situaciones nos enfadamos les adultes? Cuando nos hacen algo, cuando estamos cansades, cuando estamos afectades por algo, cuando estamos enfermes, cuando algo nos frustra…pasa exactamente igual con les niñes. Todas estas cosas debemos tenerlas en cuenta para ponernos en su lugar.
De hecho, la principal fuente de rabietas somos nosotres, les adultes, las provocamos sin darnos cuenta. Somos muy incoherentes. Por poner un ejemplo, es habitual ver a xadres tomando cervezas y tapas mientras le dicen al niñe que no puede comer nada hasta la hora de comer. Y cuando le niñe se enfada, encima es male por enfadarse. ¿No sería más coherente que si sabemos que al niñe le cuesta comer si ha comido algo antes de hora nosotres también evitemos hacerlo? El ejemplo tiene muchísimo peso.
Otra fuente importante de rabietas es el desconocimiento de lo que entiende o pretende un niñe a la edad en la que se encuentra. Por ejemplo con el eterno "hay que compartir". Como he comentado antes, une niñe antes de los 3 años no entiende que hay un otre. Por lo tanto no entiende que hay que compartir, y esto se convierte en algo que genera tensión y rabia. En la fase egocéntrica todo es suyo y no podemos pretender que entienda otra cosa.
¿Cómo podemos gestionar las rabietas de les niñes? ¿Se podrían evitar?
Esta es la clave. No pasa nada porque haya rabietas. La rabieta es indicativa de une niñe sane. Cuando me hablan de niñes que no tienen rabietas, de bebés que no lloran, de niñes "buenes", en mi cabeza salta una alarma. Algo les ha pasado ya a eses niñes, no están bien.
Queremos evitar el conflicto a toda costa, porque es lo que nosotres hemos vivido en nuestras infancias: el conflicto es malo, la rabia es mala, no me quieren cuando me enfado, debo sentirme culpable y no expresar lo que siento. Nos han enseñado a sentirnos mal ante la rabia y por eso la reprimimos en nuestros hijes, perpetuando el círculo generación tras generación. Pero el conflicto no es malo, también se puede crecer, o resolverse. De hecho, cada rabieta es una oportunidad única en el desarrollo emocional de nuestres hijes. Y en el nuestro.
Para evitar la rabieta, además, hacemos cosas que no deberíamos hacer, como darles chucherías para que se callen o comprarles todo lo que desean. Si les compramos algo, que sea porque queremos hacerlo o porque nosotres nos estamos comprando cosas y no queremos que le niñe se sienta de menor importancia, porque queremos ser coherentes, pero no para acallar la rabia porque a nosotres nos produce rechazo.
Por lo tanto no nos centramos en que no haya rabietas, sino en lo que hacemos cuando estas se producen: acompañar. Hacemos exactamente lo que nos gustaría que nos hiciesen a nosotres cuando estamos enfadades y se lo expresamos a la persona más cercana emocionalmente. Imaginemos por un momento que llegamos a casa enfadades del trabajo y le contamos a nuestra pareja lo enfadades que estamos con nuestre jefe. Y su respuesta es del tipo "cuando te calmes vienes y me lo cuentas", "vete a pensar", "menuda tontería", etc. ¿Cómo nos sentiríamos? No muy bien, ¿verdad? Pues es más intenso aun en el caso de les niñes, debido al momento de desarrollo emocional y a que nosotres somos sus xadres.
Acompañar consiste en verbalizar lo que lel niñe siente ("estás enfadade"), ponernos a su altura mirándole a los ojos, ofrecerle nuestra cercanía y nuestro abrazo si lo desea. Y si no lo desea, decirle que cuando quiera estamos ahí, cerca y disponibles. Que les queremos. Esto no quiere decir que la rabieta cese, aunque por lo general al menos se atenúa, pero el objetivo no es ese, no queremos evitarla. Queremos que nuestre hije se desarrolle sane.
En cualquier caso, ¿qué no hay que hacer ante una rabieta?
Ni reprimirla, ni ignorarla, ni castigar, ni ridiculizarla, ni minimizarla, ni tirar de chantaje emocional con "a que me enfado yo" o "cuando te enfadas no te quiero", etc. Todos esos modos de actuar dañan psicológicamente al niñe, le hacen sentirse culpable por sentir, le hacen interiorizar ese pánico al conflicto, perpetúan el círculo. Una emoción que no se expresa no desaparece, se acumula, se magnifica y luego sale por otro lugar, seguramente en forma de patologías. De hecho, la estructura psicológica predominante en la sociedad es la border line, y tiene mucho que ver con esto. Somos ollas a presión llenas de rabia con máscaras de buen vecine, máscaras que se gestaron en nuestra infancia para agradar a nuestres xadres.
Todo lo que amamos lo odiamos también. Cuando queremos a una persona a veces la odiamos, a veces nos enfadamos con ella, pero eso no quiere decir que dejemos de quererla ni que neguemos su totalidad. Es importante que les niñes vean que no nos asusta su odio hacia nosotres, que esa ambivalencia no les desborde y les dañe. Tienen derecho a enfadarse, como todes.
¿Estamos les xadres preparades para entender las emociones infantiles?
Lxs xadres somos víctimas de nuestras crianzas, así como nuestres xadres lo fueron de las suyas. Lo que hemos vivido va a condicionar de manera inconsciente lo que hagamos con nuestres hijes (y con nosotres). Por eso es esencial que lxs xadres hagan terapia antes de serlo o al menos cuanto antes. No podemos dominar el inconsciente, haremos cosas que no nos gustan, cosas que nos pasaron a nosotres. Es de gran ayuda leer, acudir a talleres, a los círculos de familias…pero sobre todo lo que más ayuda es la terapia. Por supuesto, todo aquel que trabaje con niñxs también debería hacer un trabajo personal previo, tenemos una gran responsabilidad con eses niñes y con la sociedad del futuro.
¿Hay herramientas para que xadres e hijes vivamos mejor o podamos afrontar mejor estas situaciones? ¿Cuáles?
Lo primero que debemos tener presente es que siempre debemos ir a la causa, no a tapar el síntoma. Por ejemplo, si mi hije pega, gracias a ello sé que hay algo que le ocurre. No me centro en el "no se pega" sino en averiguar la causa. Une niñe que pega, mientras no sea en defensa propia o de su espacio, no está bien. Y no porque al niñe le pase nada, sino porque está sufriendo a causa de algo. Si mi hije miente, ¿por qué ha necesitado hacerlo? ¿Miedo a que le castigue? ¿Simple fantasía infantil que catalogamos como mentira? Siempre debemos ir a la raíz, igual que en el caso de las rabietas: ¿tiene mi hije sus necesidades básicas cubiertas? (siendo el cariño y el contacto la más importante) ¿le ha pasado algo? ¿Está cansade o enferme? ¿Qué necesita?
Si nos centramos en eso y nos olvidamos de la falsa lucha de poder, todes estaremos mucho mejor. Si nos olvidamos de la gente de la calle que observa la rabieta y lo que hacemos, dejando de centrarnos en lo que piensen les demás y poniendo el foco en quien nos necesita, que es nuestre hije, también será más fácil. Acompañar, de eso se trata. De amor, responsabilidad como xadres, de pensar en lo mejor para elles, no de una guerra insoportable para todes. Si confiamos en les niñes, elles nos van a demostrar que nacemos con bondad innata. Somos les adultes les que les enseñamos, con nuestro ejemplo, a mentir, manipular, a no respetar…La educación en valores no se enseña, se vive. Si respetamos a nuestre hije, ve que nos respetamos entre nosotres y a les demás, ya no hará falta educarle artificialmente en valores. Están deseando aprender si les dejamos.
Entrevista a Laura Perales, Psicóloga Infantil publicada en http://www.rioja2.com/n-95370-501-rabieta_indicativa_nino_s…
Fuente Nacer Juntos- Psicología Perinatal