26/07/2024
Historias reales en un DOE
JOSE
A los 14 años, Jose provocaba incertidumbre entre profesores de su escuela, que miraban un adolescente tan silencioso que incomodaba. Aunque, más desconcertaba que hubiera querido usar el vestido de dama antigua para el festejo del 25 de mayo, un festejo con protagonistas masculinos por excelencia. Quizás porque incomodaba, Jose prefirió quedarse debajo del escenario. Ser espectador era un buen disfraz.
Su familia había llegado de Bolivia hacía muchos años y el tono bajo de su voz, quería explicarlo todo.
Aunque lo que realmente preocupaba era aquel aislamiento, que hacía ruido en la escuela y reunía a los docentes para hacer conjeturas.
Hasta que un día, la familia nos contó su historia.
El padre de Jose se había despedido de su lengua materna a los 8 años, obligado por una mudanza del pueblo donde vivía, para concurrir a la escuela en la ciudad de La Paz. Si quería pertenecer al nuevo grupo de compañeros, estaba obligado a trastocar, transformar, trasvestir, toda forma de ser y decir. Sonidos que debía guardar entre ropajes nuevos, con la misma vergüenza de quien se desviste y desnudo se cubre con el primer trapo al alcance.
Abandonar el aymara por el español no fue dramático, solamente que nunca más lo habló. Y tampoco se habló en la familia. Quizás un trauma se vuelve tal, justamente cuando algo queda dolorosamente sin palabras.
Jose misteriosamente se había silenciado. Su profesor de biología había logrado con suma delicadeza de su parte, sintonizar su volumen, y así poder escucharlo decir algunas palabras en japones. Kon’nichiwa le dijo cuando lo saludo ¿Otra lengua?. Milagrosamente empezaban a rodar las palabras en otro idioma.
Nunca fue fácil para el padre de Jose socializar con sus propios códigos, construirse siendo quien no era. ¿Habrá sido para él, como hablar en chino o japonés cuando el español lo colonizó?
A Jose había que invitarlo a un viaje antiguo, como las damas de Mayo, descubriendo los miedos que despertó el camino que otros recorrieron antes.
“Nunca le conté” dijo el padre de José en la escuela, un día de Mayo, desconcertado ante la inminente historia que insistió en ser hablada.
Sandra Basile