23/11/2025
🫴🏻En tiempos donde todo se convierte en mercancía —los vínculos, los cuerpos, incluso la propia identidad— el deseo se empobrece. No porque falten objetos, sino porque sobra oferta. El imperativo es consumir, mostrarse, optimizarse.
Como advierte Byung-Chul Han, el sujeto contemporáneo queda atrapado en el rendimiento y la autoexplotación, siempre queriendo “más”, sin saber muy bien qué.
El psicoanálisis introduce un gesto de resistencia: devolver al sujeto su singularidad, esa que el discurso capitalista intenta borrar bajo la lógica de la eficiencia y del like.
En el espacio analítico, el sujeto puede hablar de su falta —no de lo que “debería tener”—, y así permitir que el deseo recupere su espesor.
Allí, las cosas del amor dejan de reducirse a intercambio, estrategia o mera compatibilidad. Vuelven a ser experiencia, encuentro, palabra.
En tiempos de consumo ilimitado, poner a trabajar el deseo es un acto profundamente subversivo.