27/10/2021
El problema del etiquetado y el sobrediagnóstico es algo que genera mucha preocupación con respecto al impacto que tienen en la sanidad en general. A partir de las conferencias Preventing Overdiagnosis, Choosing Wisely, las campañas BMJ's Too Much Medicine y JAMA's Less is More, una de las cosas de las conclusiones a las que llegan es que en la medicina del deporte y del ejercicio no está exenta del sobre etiquetado.
A raíz de esto desperdiciamos recursos sanitarios con demasiada frecuencia creando daños a través de etiquetados innecesarios y tratamientos posteriores.
Una etiqueta puede ser útil, beneficiosa para acceder a ciertos servicios de salud, para muchas cosas, pero lo que no se tiene en cuenta muchas veces es lo fácil que es caer en etiquetar pensando que eso explica el problema, a esto se le conoce como la falacia nominalista: dar un nombre o etiqueta pensando que se está explicando algo con eso, que se está hablando de la causa.
Está claro que hay etiquetas que tienen connotaciones negativas, aunque cada persona tiene distintas interpretaciones. Si una resonancia magnética en una persona con dolor de rodilla describe 'una rotura de menisco', esto puede empujar al paciente (y al profesional) a priorizar opciones como la cirugía artroscópica, que no están indicadas como tratamiento de primera línea. Entonces, las palabras importan, en post anteriores hablamos del contexto y de las creencias. A esto sumarle el contenido de lo que el profesional dice y cómo lo dice.
Lo que nos puede llevar a preguntarnos ¿Cuándo es mejor etiquetar? Si la presentación clínica es aguda, tiene sentido etiquetarla. Una fractura traumática provocada por una colisión o un desgarro de los isquiotibiales a mitad de carrera merecen etiquetas y es más seguro etiquetar. La estructura afectada y el mecanismo están claros, incluso en estos casos ocultar la etiqueta es hacer daño a los pacientes y hasta puede considerarse paternalista.
Por lo tanto, el profesional debe (1) explicar apropiadamente los hallazgos considerando la normalidad de estos, o lo que se espera de ellos (2) tener en cuenta las creencias negativas del paciente y las respuestas de afrontamiento que pueden llevar al dolor y a un deterioro progresivo.
Adoptar etiquetas inéspecífias:
Se recomienda un etiquetado que refleje la carga regional y las alteraciones del movimiento por ejemplo 'dolor lumbar inespecífico' o 'dolor relacionado con el hombro' denotan una etiología multifactorial. Una de las cosas a remarcar es que la etiqueta debe ser una guía constructiva que ayude al paciente a validar su experiencia, la etiqueta no es el objetivo final.
Y por último el rol de las revistas académicas, las asociaciones de profesionales de la salud, universidades y los colegios es proporcionar una formación actualizada a los profesionales y a los pacientes, ya que están en buena posición para hacerlo. Además de ser un modelo de buenas prácticas para la comunicación centrada en el paciente.