Las presiones y estiramientos por todo el cuerpo que se practican con este masaje milenario, permite que fluya mejor la energía, alcanzando equilibrio cuerpo-mente y dinamizando el esqueleto. La persona receptora del masaje ha de cambiarse a ropa suelta y cómoda y se tumba en un futón en el suelo. El receptor se coloca en muchas posiciones similares a las de yoga durante el curso del masaje. El masajista se apoya en el cuerpo del receptor con las manos y los antebrazos, bloqueando con el codo, para aplicar una presión firme rítmica. Se pueden usar las piernas y los pies del masajista para fijar el cuerpo o las extremidades del destinatario. En otras posiciones, las manos fijan el cuerpo, mientras que los pies dan el masaje. Puede conllevar el estiramiento de los dedos de las manos, de los de los pies, de las orejas, crujimiento de nudillos, caminar sobre la espalda del receptor, y el arquear al destinatario en bhujangasana (o posición de cobra). La duración de una sesión de masaje thai es de una hora y media. El masaje thai reúne las técnicas de 3 disciplinas de tratamiento tradicional:
Amasamiento de los músculos. Manipulación del esqueleto o quiropráctica (osteopatía). Digitopuntura, presionando sobre ciertos puntos de acupuntura o líneas energéticas. El objetivo del masaje thai es armonizar, asegurarle un óptimo fluir y estimular toda la energía del cuerpo del paciente, así como equilibrar las funciones de los 4 elementos fundamentales del cuerpo:
La Tierra: partículas sólidas (huesos, músculos…)
El Agua: sangre y secreciones. El Fuego: digestión y metabolismo. El Aire: respiración y circulación sanguínea.