
05/07/2025
NO TODO SON VELAS Y SAHUMERIOS....
El campo cuántico es el bebé recién nacido de las técnicas terapéuticas. Es muy difícil definir y delimitar conceptos y procesos que son invisibles al ojo humano, lo que los hace muy difíciles de estudiar y comprobar por la vieja y querida ciencia positivista.
En charlas con terapeutas nos preguntamos: ¿Qué es lo que se tiene que llevar a casa? ¿Qué hacer con lo que se lleva? ¿Debe llevarse algo para trabajar? ¿O simplemente pasa un momento de bienestar y no me tengo que preocupar de lo que pasa después? Convenimos en que muchas veces nuestra intervención, además de la técnica aplicada, ya sea limpieza y recarga energética, técnicas de meditación, etc. nos vemos obligados a intervenir un poco a través de la charla con el paciente, para averiguar qué es lo que vienen a buscar, qué es lo que necesitan reparar, ya sea físico, energético, áurico, vibratorio, emocional, etc., porque ellos a menudo no tienen claro qué es lo que necesitan o no lo pueden referir, y hay que ayudarlos a hacerlo, más que nada, para poder definir nosotros mismos, lo que le vamos a brindar en esa hora de sesión, hacer un diagnóstico previo y ver tipo de energía, limpieza, etc., que podemos aplicar
En este sentido, es la misma situación que enfrenta un médico con un paciente que viene con una dolencia, tenemos que averiguar que es lo que le duele, qué es lo que necesita, para saber como orientar nuestra práctica, o cuál técnica utilizar (la mayoría tenemos dos o tres) y lo más importante, si en verdad podemos ayudarlos, en cuyo caso procedemos a derivarlos a otro profesional, que pueda ofrecerles la sanación o la solución que necesitan.
En cuanto a esto, algunos piensan que no debemos hacer el trabajo de psicólogos sin serlo. No estoy de acuerdo. Escuchar al paciente, es fundamental, aunque no estemos capacitados para hacer una devolución. Somos terapeutas HOLISTICOS. Según la RAE, la holística es:
“doctrina que promueve la concepción de cada realidad como un todo, distinto de la suma de las partes que lo componen”.
Esto, a diferencia de la doctrina alopática que, por provenir de la ciencia tradicional, divide a los objetos en sus partes para su análisis, significa que debemos considerar al humano como un todo, con sus partes físicas y psíquicas, sólidas, bioplásmicas y etéricas, visibles e invisibles, sobre todo porque ya esta comprobado incluso por la medicina tradicional, cómo una disfunción psíquica provoca un cambio en un órgano físico, a través de la secreción hormonal, por ej. Y a nivel cuántIco (subatómico), ya hay experimentos que prueban que una disfunción energética (emociones, engramas, huellas mnémicas) provoca un cambio de forma en el ADN, absoluto responsable del funcionamiento de nuestro sistema inmune.
En definitiva, todos los terapeutas, estamos expuestos a la frecuencia vibratoria del cerebro de nuestros pacientes, que casualmente proviene de lo que conocemos o teorizamos como psique o pensamiento. Separarlo de nuestras terapias, ya sea que apunten al alma, a la sanación física, áurica, etc. no es compatible con una práctica seria y comprometida con el amor y respeto por el paciente, porque lo estamos desintegrando. Del mismo modo, y justamente por ser holísticos, somos absolutos responsables de derivar a nuestros pacientes a una consulta psicológica, o a un buen chequeo clínico, cuando vemos que la dolencia que refiere, ya no se encuentra a nuestro alcance, por haber traspasado el campo etérico y haber tocado un órgano físico, que nosotros no somos capaces de reparar.
Finalmente creo que no todo es magia y creencia, no todo son velas y sahumerios, también está la conexión a tierra, que no podemos perder. Pienso que para ser un buen terapeuta es necesario estudiar muchísimo y de todo, por ejemplo, sin meternos con la labor del médico, es fundamental para los que no tenemos videncia, conocer bastante de Anatomía, para saber dónde estamos poniendo la mano y en caso de notar una anomalía etérica en una zona, saber qué órgano hay y cuáles son sus funciones.
Sé que este enfoque puede incomodar a algunos colegas, pero lo comparto desde un lugar de amor y no de juicio y esta es solo mi mirada. No es la única, pero es la que me sostiene cada vez que una persona se acuesta en mi camilla y me entrega su confianza.
Continuará…
Saludos de Luz
INKARA