Este es un tipo de terapia alternativa basada, fundamentalmente, en la utilización de las capacidades empáticas de las personas. Con esta percepción el terapeuta empático se conecta con el paciente a sus planos energéticos sutiles, emocionales, mentales, y mediante este proceso, el empatizador traduce a un lenguaje verbal las sensaciones emitidas, para comprender y desactivar los procesos tóxicos
que impiden una sana conexión de la persona con su entorno. La empatía es una herramienta que provee al terapeuta de una gran cantidad de información respecto de los malestares físicos y/o psíquicos del paciente y que permite tratarlos a través de ejercicios que, en una primera etapa, comprenden técnicas tales como la relajación, la visualización, la programación neurolingüística, la meditación, así como también la práctica de Chi Kung (disciplina de canalización de energía). El ingreso energético del empatizador al sistema sutil del paciente es de suma importancia, para que por medio de la elevación vibracional del terapeuta, se modifiquen diferentes estados y, en consecuencia, se produzca una auto sanación o evolución emocional. Estas técnicas se practican durante las sesiones o como tareas según las necesidades que se presenten. La duración de las mismas varía en relación a la profundidad que requiera el trabajo en cada caso puntual. Los resultados y la evolución de los pacientes dependen casi exclusivamente de su propia voluntad de elección por un estado emocional más sano o vibración más alta; esto es sanar. En este tipo de terapia el foco está puesto en el libre albedrío, motivo por el cual el terapeuta se encuentra limitado a mostrar los diversos caminos posibles; de ahí en adelante, el trabajo depende de la elección del paciente por transitarlos o eludirlos. Por este motivo, por más revolucionaria o curiosa que parezca la información que percibe el terapeuta, el foco está siempre puesto en la intención del paciente, punto central que marca la diferencia con las sesiones de adivinación y/o futurología que se encuentran tan de moda. De este modo, la persona se encontrará con los límites y/o los permisos que se imponga a sí mismo desde su propia libertad y se independizará de las posibles determinaciones que las percepciones del terapeuta puedan llegar a configurar. Por este motivo, el punto de inicio para que este tipo de tratamiento resulte beneficioso es encararlo desde la honestidad y la justicia con uno mismo. Lo que esa honestidad y justicia es, sólo puede saberlo cada uno en su foro interno si es realmente justo y honesto consigo mismo. Este es el punto de partida puesto que es el modo más puro de mirar hacia adentro. Lo que viene después es, nuevamente, una elección: aceptar o negar lo que encontremos como primera instancia, y posteriormente, modificarnos a nosotros mismos.