22/10/2024
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Novedades en la relación Autismo y Microbioma
Durante los últimos años, ha habido un creciente interés en comprender la relación entre el microbioma y el autismo.
Varios estudios han investigado si existe una asociación entre el microbioma y el autismo. Se ha encontrado que los niños con autismo presentan diferencias en la composición de su microbioma en comparación con los niños neurotípicos. Estas diferencias incluyen una menor diversidad de especies microbianas y alteraciones en la abundancia relativa de ciertas bacterias. Pero la historia acaba de dar un acelerón imprevisto, confirmando lo que es ya una evidencia irrefutable. Te lo contamos en este artículo.
Microbiota y microbioma: ¿qué son?
Antes de meternos en materia, es importante conocer algo de terminología. La microbiota y el microbioma son dos términos relacionados pero diferentes que se utilizan para describir el ecosistema microbiano que habita en nuestro cuerpo. Son parabras que se parecen, pero no son lo mismo.
La microbiota se refiere a la comunidad de microorganismos que viven en un determinado ambiente, como el tracto gastrointestinal, la piel, la boca o el tracto respiratorio. Estos microorganismos incluyen bacterias, virus, hongos y otros microorganismos. La microbiota es única para cada persona y puede variar según factores como la edad, la dieta, el estilo de vida y la salud en general.
Por otro lado, el microbioma se refiere al conjunto completo de genes de todos los microorganismos que componen la microbiota. Es decir, el microbioma es el catálogo genético de los microorganismos presentes en un determinado hábitat, como el intestino. El microbioma incluye el ADN de las bacterias, virus y otros microorganismos presentes en el cuerpo.
En resumen, la microbiota se refiere a los microorganismos vivos que habitan en nuestro cuerpo, mientras que el microbioma se refiere a todos los genes presentes en esos microorganismos.
Problemas gastrointestinales en las personas con TEA
En artículos anteriores hablamos sobre temas de salud, y según estudios actuales de metaanálisis se ha llegado a precisar que los problemas gastrointestinales en personas autistas llegan a tener una prevalencia combinada de 48,67%. Este aspecto es muy importante, no es algo anecdótico.
En general se ha observado que las personas con autismo pueden tener una mayor permeabilidad intestinal, lo que puede permitir que las toxinas y los subproductos microbianos ingresen al torrente sanguíneo y afecten el cerebro. Se cree que esto puede contribuir a los síntomas del autismo.
La prevalencia de problemas gastrointestinales en niños con TEA varía desde un reflujo leve hasta síntomas más graves. Los síntomas muestran una tendencia a reaparecer y pueden estar influenciados por una variedad de factores. Las diferencias en la flora intestinal, una alta prevalencia del uso de antibióticos, la respuesta al estrés, dietas específicas y/o prácticas de alimentación recurrentes pueden influir en el problema, que además puede aumentar con la edad de la persona.
Sin embargo, es importante destacar que la relación entre el microbioma y el autismo aún no está completamente comprendida y sigue siendo objeto de investigación. Los estudios han encontrado asociaciones estadísticas entre ciertas características del microbioma y el autismo, pero aún se desconoce si estas diferencias microbianas son una causa directa del trastorno o si son el resultado de otros factores, pero lo que sí es a día de hoy conocido e irrefutable, es que esa relación existe.
Además, se han realizado investigaciones sobre el uso de probióticos y terapias con antibióticos para modular el microbioma y mejorar los síntomas del autismo. Algunos estudios han mostrado resultados prometedores en la reducción de ciertos síntomas del autismo, como la ansiedad y los problemas gastrointestinales, mediante la modulación del microbioma.
Problemas gastrointestinales en las personas con TEA
En artículos anteriores hablamos sobre temas de salud, y según estudios actuales de metaanálisis se ha llegado a precisar que los problemas gastrointestinales en personas autistas llegan a tener una prevalencia combinada de 48,67%. Este aspecto es muy importante, no es algo anecdótico.
En general se ha observado que las personas con autismo pueden tener una mayor permeabilidad intestinal, lo que puede permitir que las toxinas y los subproductos microbianos ingresen al torrente sanguíneo y afecten el cerebro. Se cree que esto puede contribuir a los síntomas del autismo.
La prevalencia de problemas gastrointestinales en niños con TEA varía desde un reflujo leve hasta síntomas más graves. Los síntomas muestran una tendencia a reaparecer y pueden estar influenciados por una variedad de factores. Las diferencias en la flora intestinal, una alta prevalencia del uso de antibióticos, la respuesta al estrés, dietas específicas y/o prácticas de alimentación recurrentes pueden influir en el problema, que además puede aumentar con la edad de la persona.
Sin embargo, es importante destacar que la relación entre el microbioma y el autismo aún no está completamente comprendida y sigue siendo objeto de investigación. Los estudios han encontrado asociaciones estadísticas entre ciertas características del microbioma y el autismo, pero aún se desconoce si estas diferencias microbianas son una causa directa del trastorno o si son el resultado de otros factores, pero lo que sí es a día de hoy conocido e irrefutable, es que esa relación existe.
Además, se han realizado investigaciones sobre el uso de probióticos y terapias con antibióticos para modular el microbioma y mejorar los síntomas del autismo. Algunos estudios han mostrado resultados prometedores en la reducción de ciertos síntomas del autismo, como la ansiedad y los problemas gastrointestinales, mediante la modulación del microbioma.
Cómo afecta la microbiota al neurodesarrollo
Se ha descubierto que la microbiota tiene una influencia significativa en el neurodesarrollo, es decir, en el desarrollo del sistema nervioso y del cerebro. Existen múltiples vías a través de las cuales la microbiota puede afectar este proceso crucial en el desarrollo de cada persona.
En primer lugar, la microbiota desempeña un papel importante en la regulación del sistema inmunológico, y se sabe que la inflamación crónica o desregulada puede afectar negativamente el neurodesarrollo. La microbiota intestinal ayuda a modular la respuesta inmunológica, manteniendo un equilibrio entre tolerancia y respuesta inflamatoria. Esto es especialmente relevante durante los primeros años de vida, cuando el cerebro está en pleno desarrollo. Un desequilibrio en la microbiota puede llevar a una respuesta inmunológica anómala que puede tener consecuencias en el neurodesarrollo.
En segundo lugar, la microbiota está involucrada en la producción y metabolismo de ciertos compuestos químicos, como los neurotransmisores, que son mensajeros químicos del cerebro. Por ejemplo, se ha demostrado que ciertas bacterias intestinales pueden producir neurotransmisores como la serotonina y el ácido gamma-aminobutírico (GABA), que están implicados en la regulación del estado de ánimo y el comportamiento. Estos compuestos pueden influir en el desarrollo y la función del sistema nervioso.
Además, la microbiota intestinal interactúa con el sistema nervioso a través del eje intestino-cerebro, que implica señales de ida y vuelta entre el intestino y el cerebro a través del sistema nervioso central y el sistema nervioso entérico. Esta comunicación bidireccional puede afectar la función cerebral y el comportamiento. Alteraciones en la composición y diversidad de la microbiota pueden afectar la señalización a lo largo de este eje, lo que potencialmente puede influir en el neurodesarrollo.
Ultimas investigaciones que aclaran la relación entre el microbioma y el autismo
El vínculo entre el trastorno del espectro autista y el intestino (considerado el «segundo cerebro » del cuerpo) es más evidente que nunca. Un nuevo artículo científico, ha encontrado el vínculo más fuerte hasta ahora entre los microbios intestinales, la inmunidad del huésped, la expresión genética en el sistema nervioso y los patrones dietéticos.
En esta última investigación se originó en la Iniciativa de Investigación del Autismo de la Fundación Simons (SFARI) e involucró un nuevo análisis innovador de docenas de conjuntos de datos publicados anteriormente. Han participado más de cuarenta científicos de diferentes campos: líderes en biología computacional, ingeniería, medicina, autismo y microbioma que provenían de instituciones de América del Norte, América del Sur, Europa y Asia.
Los resultados de califican de sorprendentes. Tras revisar información de múltiples bases de datos se ha logrado desarrollar un algoritmo para identificar vías metabólicas específicas del autismo asociadas con microbios intestinales humanos particulares. Es importante destacar que estas vías también se observaron en otros lugares en personas autistas, desde sus perfiles de expresión génica asociados al cerebro hasta sus dietas. Y otro descubrimiento aún más sorprendente fue descubrir una superposición entre los microbios asociados con el autismo y los identificados en un estudio reciente de trasplante de microbiota f***l a largo plazo dirigido por James Adams y Rosa Krajmalnik-Brown en el Centro de Biodiseño para la Salud a través de Microbiomas de la Universidad Estatal de Arizona.