
14/10/2021
"Soy un cazador de palabras. Es un trabajo como cualquier otro, pero requiere cierta atención. La gente me abre su alma, deja escapar centenares, miles de palabras que están cautivas, y yo debo observar su vuelo, reconocer de tanto en tanto alguna que tiene una gran importancia. Entonces la atrapo en el aire y se la devuelvo a su dueño, lo convenzo de que haría bien en revisar esa palabra que ni siquiera sabía que llevaba dentro, que le eche un vistazo porque es una de esas palabras que se alimentan de su sangre desde hace mucho tiempo, como un pequeño vampiro. El resultado suele ser sorprendente, porque la mayoría de las veces la gente me da la razón volviendo a soltar otra bandada de palabras, y yo tengo que seguir cazando algunas más, hasta que todas esas palabras que se alimentaban de sangre suelten a su presa y se vayan para siempre. Por supuesto, jamás logro cazarlas a todas. Pero le enseño el truco a la gente que viene a verme, y después de cierto tiempo consigo que ellos mismos puedan arrancarse esas palabras que los devoran..."