16/02/2025
La mirada del amado es el espejo que nos refleja, nos ilumina, nos da un lugar de privilegio y hasta nos hace sentir vivos.
Cuando alguien nos atrae, lo que en realidad buscamos es que esa persona nos reconozca con su deseo y es tan fuerte ese deseo de ser reconocidos, que queremos que lo diga de todas las maneras posibles, con palabras y actos. Necesitamos percibir en una mirada aquella fantasía de fusión y creencia de completud y en eso, tener la sensación de que para el otro, no da lo mismo cualquier otra persona, que somos únicos, especiales, irreemplazables.
Buscamos que la mirada de nuestra pareja nos ubique en ese lugar de privilegio, que para nosotros es el ideal, ese ideal con el que nosotros lo miramos también, pero nunca hay coincidencia si no un verdadero efecto de señuelo porque el acto de mirar es singular: ¿quién puede saber qué ve el otro cuando nos mira? si ver no se hace con los ojos si no con lo que somos.
Cada persona mira y es mirada en su imaginación desde las palabras, deseos, traumas y fantasías que han dejado huellas en su propia historia de vida. Como señala Lacan, la mirada que encuentro en el otro es "una mirada imaginada por mí en el campo del Otro" y es por eso que "cuando en el amor, pido una mirada es algo intrínsecamente insatisfactorio y que siempre falla porque nunca me mirarás desde donde yo te veo".
Imágenes ilustrativas de la película "Matrimillas" y serie "Envidiosa" de 🎬