03/04/2024
Hoy se considera el Día de la concientización del Autismo, desde el Forum Infancias Córdoba compartimos la siguiente reflexión que nos acerca nuestra querida Beatriz Janin .
Hoy se considera el Día de la concientización del Autismo Y me parece muy interesante que hablemos de este tema, en tanto ha tomado un lugar de relevancia en la representación social.
Quisiera aclarar que el autismo existe y que sus causas son desconocidas. Yo me animaría a afirmar que hay que pensar en la complejidad de la constitución subjetiva y que por ende las determinaciones son múltiples. Seguramente, hay veces en las que lo biológico juega un papel muy importante y otras en las que no, pero pienso que siempre hay una conjunción de determinaciones y que es desconocer esto atribuir todo a una única causa (sea esta la que sea). También pienso que debemos trabajar con los niños y niñas que presentan esa problemática, ayudándolos a descubrir quiénes son, quiénes se esconden detrás de una coraza o se defienden de un modo absoluto de la irrupción de los otros. Es imprescindible trabajar con ellas y ellos, ayudándolos a desarrollar las posibilidades simbólicas y el vínculo con los otros, teniendo mucho cuidado de no irrumpir de modo brusco, actuando con el máximo respeto por sus tiempos, sus modos de conexión, sin vulnerar sus defensas y ubicándolo siempre como un sujeto digno de intercambios simbólicos, al que le explicaremos quiénes somos y con quien intentaremos conectarnos.
Pero encuentro que en el último tiempo se está dando un fenómeno preocupante: con la idea del Espectro Autista se diagnostica como autistas a niñas y niños que tienen ciertos funcionamientos autistas pero que no son autistas. También se diagnostica a niñas y niños con síntomas psicóticos, a niñas y niños con retrasos madurativos, a niñas y niños que evitan el contacto con los otros por diferentes motivos, que se muestran asustados, niñas y niños que no han accedido al lenguaje verbal pero que se comunican de otros modos, niñas y niños que son etiquetados sin tener en cuenta su singularidad. Y algunos que me he preguntado por qué se le ocurrió a un profesional dar ese rótulo a un niño que simplemente no respondía a lo esperado en una primera entrevista.
Así, se ha llegado a considerar que casi un tercio de la población padece autismo, cuando se dice que hay un autista cada 36 personas.
Por esto, pienso que diagnosticar es imprescindible, pero no se puede diagnosticar con un test, ni en una entrevista. El diagnóstico supone un tiempo de observación y escucha (escuchando ruidos, acciones, movimientos, gestos y no solo palabras), pero también un tiempo en el que nos involucramos, compartimos, nos ponemos en juego… Es en el vínculo en que podemos ir pensando un diagnóstico… y eso requiere tiempo. Un tiempo que será diferente con cada niño, con cada familia, en cada situación…
El riesgo es claro: si decimos que un niño o una niña es autista, va a ser mirado de un modo particular y es muy probable que los sueños que se tienen habitualmente en relación a un hijo queden trabados. Esto lo he comprobado muchas veces con padres que llegaban desolados después de uno de estos diagnósticos, con niños cuyas dificultades eran totalmente reversibles… Así, un niño pasó en pocos meses de ser diagnosticado como autista leve y a plantearles a los padres que por todos los tratamientos que necesitaba no iba a poder concurrir todos los días al jardín maternal, a ser, según el informe de su maestra (que nunca se enteró de ese pseudo diagnóstico) el niño más simpático de la clase, con una excelente relación con los otros niños. Es obvio que no fue nunca autista sino simplemente tuvo dificultades en la constitución del lenguaje verbal, aunque jugaba y se expresaba de otros modos. Si ese diagnóstico no hubiese sido cuestionado y revertido, ese niño no hubiera tenido la evolución que tuvo, no podría haber creado los vínculos de amistad que armó y hubiera sido ubicado en la escuela y en la familia como alguien con una discapacidad.
Es decir, es un riesgo no detectar dificultades tempranamente pero también coagular al niño en sus dificultades, suponiéndolo un trastorno.
Trabajemos con las dificultades, ayudémoslo a superarlas, escuchemos su sufrimiento y el de su familia… y seguramente podremos ir diagnosticando qué conflictos prevalecen en él, cuáles son las defensas que utiliza y cómo se juega en él lo intrasubjetivo y lo intersubjetivo, qué incide en la retracción.
Sostengamos la conexión aunque no nos mire ni nos hable. Intentemos estar atentos a cada mínimo gesto, a cada mínimo movimiento, miremos donde mira…. O sea, intentemos establecer un vínculo, aunque a veces nos resulte difícil…. Y generemos juegos…. Ayudemos a las niñas y a los niños que tienen dificultades severas (teniendo en cuenta la pluralidad de situaciones) a construir nuevos modos de ser y estar en el mundo.
Beatriz Janin