08/06/2020
La historia de Marta
En 2005, a Marta se le diagnosticó cáncer mamario. En aquel entonces realizó tratamiento quirúrgico y, luego de eso, continuó tratándose con Tamoxifeno y algunos complementos medicinales alternativos. En los años que siguieron, bajo control médico, aparentemente su enfermedad se hallaba bajo control.
Pero la experiencia demostró que extirpar un tumor, no es sinónimo de poner fin a una enfermedad. En efecto, en 2011, Marta sufrió una recidiva, de tal gravedad que terminó internada en el hospital Italiano de San Justo. En aquella ocasión fui a visitarla. De acuerdo a la versión de la medicina oficial, se hallaba en un estado terminal. Caquéctica, anoréxica, con diseminación tumoral en diferentes órganos y con un derrame pleural que pronosticaba, sin lugar a dudas, un desenlace fatal inminente.
Ningún familiar de Marta guardaba esperanzas de que se salvara. Y, debo confesar, tampoco yo.
Ese mismo año, gracias a la información de un colega, conocí el VISCUM ALBUM. Por supuesto, quise ponerlo en práctica con Marta, pero dado que no contaba con suficiente experiencia como para hacer uso de esta terapia, acudí a este colega quien fue, finalmente, quien comenzó a tratar a la paciente. Paralelamente, los profesionales del hospital italiano que la trataban decidieron tomar una medida paliativa: drenar parcialmente el líquido pleural para aliviar su creciente disnea.
Al cabo de unas semanas, sorprendentemente, la paciente comenzó a mejorar. Y pudo ser dada de alta. Volvió a su hogar en condiciones dignas, recuperó su apetito y mejoró su estado general.
La paciente decidió continuar el tratamiento con VISCUM ALBUM. Y si bien, en los meses siguientes volvió a formar líquido pleural, esta vez, el líquido se reabsorbió de forma lenta pero espontánea.
El tratamiento que se siguió fue el que detallo a continuación:
2012-2013: aplicación subcutánea de tres ampollas por semana a lo largo de dos años.
2014-2015: aplicación de tres ampollas con una frecuencia quincenal.
2015-2017: Marta finalizó el tratamiento y se dedicó, aún lo hace, a sus quehaceres diarios en el hogar y pudo dedicarse al cuidado de su esposo hasta que él partió de este mundo.
Actualmente, nueve años después de su diagnóstico inicial, Marta casi ha olvidado su patología. Cuenta con 82 años y puede vérsela como luce en la foto