
24/12/2024
Eva aprendía las letras hoy y al día siguiente ya no se las acordaba, las letras escritas en espejo al día de hoy son un clásico en sus cuadernos, volvía a casa frustrada, sintiendo que ella no podía, que no era inteligente, con miedo a hacer el ridículo y convencida de que ella nunca iba a lograrlo...
2 cambios que fueron fundamentales en este proceso:
1- La Gran maestra que la acompañó durante este año.
2- La llegada del diagnóstico.
¿Por qué lo anterior fue fundamental?
1- Porque el aprendizaje está atravesado por las emociones y Eva tuvo una maestra que adecuo las actividades sin que nadie se lo tuviera que pedir. La alojó en su clase con tanto amor, dedicación y compromiso que ella no tuvo más que entregarse a su maestra y seguir intentándolo una y otra vez.
2- Porque el diagnóstico da un marco de contención, explica muchas cosas y permite encontrar el rumbo para encarar la situación y superarla.
Y un día de vacaciones de invierno fuimos juntas a ver la comedia musical Lexie, que trataba de una niña aprendiendo a convivir con su dislexia y descubriendo que todas las personas tenemos algún temita con el cual tenemos que aprender a lidiar.
A Eva le tocó un cerebro que organiza la información de una forma distinta y eso la vuelve tan maravillosamente increíble que yo no cambiaría absolutamente nada de todo lo que ella es.
Eva nunca, nunca, nunca dejó de intentarlo y creanme que hay que tener mucho coraje para no desanimarse. La escuela es el mundo de una niña y de un niño, aprender ocupa un lugar primordial en sus vidas. Y Eva NO aprendía, no reconocía letras ni números escritos, no podía leer los libros que traía de la "libroteca" (como ella le decía) y tampoco podía hacer las mismas actividades que hacían sus compañeros. Pasaba el tiempo y poco y nada cambiaba...
Por eso su carta a 🎅 es mi mejor regalo, porque simboliza todo lo que admiro en una persona:
❣️ La perseverancia
❣️ La ternura
❣️ La voluntad
Brindo por Eva y por todas las mamás y papás que acompañan a sus hijas e hijos neurodivergentes en sus pequeñas batallas cotidianas y aprenden a vivir respetando la singularidad de cada hija e hijo que les tocó en suerte.