Psi Miguel Ángel de Boer

Psi Miguel Ángel de Boer Mas de cuarenta años de capacitación y experiencia en el campo de la salud mental.

10/09/2025
01/08/2025

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22/06/2025

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09/05/2025

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09/05/2025
08/09/2024

Sobre la violencia de género
El abusador y la víctima (5a. parte)

La revictimización

La revictimización en el contexto de la violencia de género se refiere al proceso en el cual una víctima de violencia experimenta múltiples formas de abuso o es sometida nuevamente a situaciones que perpetúan el trauma inicial, a menudo debido a la inacción o mal manejo por parte de las instituciones, la sociedad, o incluso su entorno familiar y social. Este fenómeno puede ocurrir tanto en el ámbito personal como en el institucional, y tiende a agravar el sufrimiento de las víctimas, ya que, en lugar de recibir apoyo, vuelven a ser dañadas, directa o indirectamente.

Características de la Revictimización en la Violencia de Género:

1. Falta de Apoyo Adecuado:

Las víctimas pueden experimentar la revictimización cuando no reciben el apoyo necesario de los sistemas judiciales, de salud, o de las redes sociales y familiares. Esto incluye la falta de empatía, comprensión o acciones que perpetúan su estado de vulnerabilidad.

2. Trato Insensible o Deshumanizante:
Las víctimas pueden ser tratadas de manera fría o despersonalizada por las autoridades, profesionales de la salud o figuras de apoyo. Esto refuerza la sensación de impotencia y les recuerda su vulnerabilidad.

3. Culpa de la Víctima:

En muchos casos, se culpabiliza o responsabiliza a la víctima por la violencia que sufrió, lo que puede generar un nuevo trauma psicológico. Esta situación también las desalienta de denunciar futuras agresiones.

4. Retrasos o Negligencia en los Procesos Judiciales:

La revictimización puede ocurrir cuando los procesos judiciales son lentos, ineficaces o negligentes, lo que hace que las víctimas tengan que revivir constantemente los hechos violentos, sin recibir justicia o protección adecuada.

5. Exposición Pública o Estigmatización:

La exposición pública, el chisme o la estigmatización dentro de la comunidad de la víctima pueden generar revictimización al hacer que la víctima se sienta aislada, vulnerable o avergonzada por su situación.
Factores que Promueven y Refuerzan la Revictimización:

1. Instituciones Insensibles o Incompetentes:

Las instituciones que carecen de protocolos adecuados o formación sobre violencia de género pueden perpetuar la revictimización a través de interrogatorios inapropiados, desestimación de las denuncias, o la falta de apoyo emocional.

2. Cultura del Silencio y Estigmatización:

En muchas sociedades, la violencia de género se oculta, y hablar de ella puede ser motivo de vergüenza o culpa para la víctima. Este entorno de silencio y estigma refuerza la idea de que la violencia es algo que debe soportarse en silencio.

3. Normas Sociales Patriarcales:

Las creencias arraigadas que justifican el control y el poder de los hombres sobre las mujeres contribuyen a la revictimización al normalizar la violencia y desestimar la importancia de la protección de las víctimas.

4. Falta de Capacitación en Profesionales:

La falta de formación adecuada en profesionales como policías, jueces, personal de salud o asistentes sociales puede hacer que estos no reconozcan o minimicen la violencia de género, revictimizando a la persona al no ofrecerle la ayuda adecuada.

5. Dependencia Económica y Aislamiento:

Las víctimas que dependen económicamente del agresor o que están aisladas de redes de apoyo se ven obligadas a volver a entornos violentos, lo que perpetúa el ciclo de abuso y las expone a una mayor revictimización.

Factores que Atenúan o Predicen la Revictimización:

1. Sistemas de Apoyo Eficaces:

La existencia de redes de apoyo sólidas (familiares, amigos, grupos de apoyo, profesionales) que sean empáticas y estén capacitadas en violencia de género puede reducir significativamente la revictimización, brindando contención emocional y asesoría adecuada.

2. Capacitación y Sensibilización Institucional:

Las instituciones que cuentan con personal entrenado en la identificación y manejo de casos de violencia de género, y que tienen protocolos claros, tienden a reducir los casos de revictimización al ofrecer respuestas adecuadas y sensibles.

3. Acceso a Recursos y Servicios:

Las víctimas que tienen acceso a recursos económicos, refugios seguros, atención psicológica y asistencia legal especializada tienen más probabilidades de evitar la revictimización y empoderarse para salir de la situación de abuso.

4. Políticas Públicas Efectivas:

La existencia de políticas públicas que fomenten la igualdad de género, que protejan a las víctimas y que faciliten la denuncia y el acceso a la justicia son fundamentales para prevenir la revictimización.

5. Apoyo Psicológico:

La intervención temprana mediante apoyo psicológico especializado puede ser fundamental para que las víctimas enfrenten los efectos del trauma y eviten nuevas situaciones de abuso.

Modos de Superar la Revictimización:

1. Mejora en la Capacitación Institucional:
Las instituciones deben mejorar la formación de los profesionales que interactúan con las víctimas para que puedan ofrecer un trato empático, humano y centrado en las necesidades de las personas afectadas. La formación en violencia de género es crucial para evitar el maltrato institucional y garantizar la protección.

2. Establecimiento de Protocolos Adecuados:

Las organizaciones, tanto públicas como privadas, deben implementar protocolos de actuación claros y efectivos para el manejo de casos de violencia de género, que aseguren el respeto, la confidencialidad y la atención integral de las víctimas.

3. Fortalecimiento de Redes de Apoyo:

Es fundamental fomentar redes de apoyo comunitarias que brinden respaldo emocional y práctico a las víctimas, lo que puede incluir programas de refugio, asesoría legal gratuita, y atención médica y psicológica especializada.

4. Empoderamiento de la Víctima:

Los programas que promueven la autonomía y el empoderamiento de las víctimas a través de la educación, la formación laboral y el acceso a recursos económicos ayudan a reducir la dependencia del agresor y a facilitar la salida de la relación abusiva.

5. Reforma en el Sistema Judicial:

Es necesario reformar los sistemas judiciales para que sean más accesibles, rápidos y eficaces en la protección de las víctimas de violencia de género. Esto incluye la creación de tribunales especializados en violencia de género y la facilitación de denuncias seguras.

6. Promoción de la Igualdad de Género:

A nivel social, la promoción de la igualdad de género y la lucha contra los estereotipos sexistas son fundamentales para reducir la revictimización. A medida que las normas sociales se vuelvan más equitativas, habrá menos tolerancia hacia la violencia de género y mayor apoyo para las víctimas.

Superar la revictimización requiere un enfoque integral, donde tanto las instituciones como la sociedad actúen para proporcionar apoyo real y efectivo a las víctimas de violencia de género.

Dr. Miguel Angel de Boer
Médico Psiquiatra – Psicoterapeuta
Comodoro Rivadavia, setiembre 8, 2024
Cel + 5492974177547 (o comunicarse por mensaje preivado)

01/09/2024

Sobre la violencia de género

El abusador y la víctima (4a. parte)

Factores que condicionan y posibilitan la violencia de género
La violencia de género es un problema multifacético que se ve exacerbado por una variedad de factores específicos, entre los que se destacan la disfunción familiar, el abuso de sustancias, y los niveles socioeconómicos y educativos. A continuación, se describe cómo cada uno de estos elementos influye en la perpetuación y exacerbación de la violencia de género:

1. Disfunción Familiar:
• Ambientes Tóxicos: Las familias disfuncionales a menudo presentan patrones de comunicación deficientes, falta de apoyo emocional y conflictos continuos, creando un ambiente propenso a la violencia. La tensión y el estrés acumulados en estas dinámicas pueden manifestarse en agresiones físicas o psicológicas.
• Modelos de Comportamiento: En hogares donde se observa violencia o abuso entre los padres o cuidadores, los niños pueden internalizar estos comportamientos como normales, lo que incrementa la probabilidad de que repitan estos patrones en sus propias relaciones adultas.
• Ciclos de Abuso: La violencia de género a menudo se perpetúa en un ciclo intergeneracional. Las personas que han crecido en familias disfuncionales donde hubo violencia tienen más probabilidades de ser víctimas o perpetradores de violencia en sus propias relaciones.
• Falta de Estabilidad: La inestabilidad emocional y psicológica que surge en familias disfuncionales puede debilitar la capacidad de las víctimas para buscar ayuda o salir de relaciones abusivas, ya que pueden sentirse atrapadas o desamparadas.

2. Abuso de Sustancias:
• Desinhibición y Agresividad: El abuso de alcohol y dr**as está estrechamente vinculado con la violencia de género. Estas sustancias pueden disminuir las inhibiciones y aumentar la agresividad, llevando a conductas violentas que de otro modo podrían haberse controlado.
• Ciclos de Violencia y Adicción: Las personas que abusan de sustancias pueden estar atrapadas en un ciclo donde el abuso de dr**as o alcohol es tanto una causa como una consecuencia de la violencia. Por ejemplo, un perpetrador puede recurrir a la violencia bajo la influencia de sustancias, y luego usar más sustancias para enfrentar la culpa o el estrés resultante.
• Dependencia y Vulnerabilidad: Las víctimas de violencia de género que también tienen conductas de abuso de sustancias pueden ser más vulnerables, ya que la dependencia de estas sustancias puede reducir su capacidad para tomar decisiones claras o buscar ayuda. Además, los perpetradores pueden usar el acceso a sustancias como una forma de control.
• Aislamiento Social: El abuso de sustancias a menudo va acompañado de un aislamiento social, lo que puede hacer que tanto las víctimas como los perpetradores se alejen de redes de apoyo que podrían intervenir en situaciones de violencia.

3. Niveles Socioeconómicos:
• Pobreza y Desigualdad: Las personas que viven en situaciones de pobreza están expuestas a mayores niveles de estrés, inseguridad y falta de recursos, factores que pueden contribuir a la violencia de género. La lucha diaria por la supervivencia puede intensificar los conflictos y reducir las alternativas para las víctimas. Aunque un nivel socioeconómico más alto no garantiza inmunidad frente al abuso.
• Dependencia Económica: Las mujeres en situaciones de pobreza o con bajos ingresos tienen menos recursos para dejar relaciones abusivas. La dependencia económica del perpetrador puede hacer que la víctima sienta que no tiene otra opción que permanecer en la relación. Esto también ocurre en otros niveles o estratos sociales.
• Exclusión Social: Los niveles socioeconómicos bajos suelen estar asociados con la exclusión social, que incluye la falta de acceso a servicios de apoyo, justicia y educación. Esta exclusión puede dejar a las víctimas de violencia de género sin el apoyo necesario para escapar de situaciones peligrosas.
• Migración y Vulnerabilidad: Las mujeres inmigrantes o en situaciones de vulnerabilidad económica extrema pueden ser más susceptibles a la explotación y la violencia, dado que a menudo carecen de redes de apoyo o conocimiento de sus derechos en el país de destino.

4. Niveles Educativos:
• Baja Escolaridad y Falta de Conocimiento: Las personas con bajos niveles educativos pueden no tener acceso a la información sobre sus derechos o los recursos disponibles para enfrentar la violencia de género. La falta de educación también puede perpetuar creencias y actitudes que justifican o minimizan la violencia.
• Ignorancia y Estereotipos de Género: En contextos donde la educación es deficiente, es más probable que se perpetúen estereotipos de género que normalizan la dominación masculina y la sumisión femenina, lo que contribuye a la aceptación de la violencia de género como un comportamiento normal.
• Falta de Autonomía: Las mujeres con bajos niveles educativos tienen menos oportunidades laborales y, por ende, menos autonomía financiera, lo que las hace más vulnerables a quedarse en relaciones abusivas debido a la dependencia económica.
• Empoderamiento a Través de la Educación: Inversamente, la educación puede ser una herramienta poderosa para empoderar a las mujeres y reducir la violencia de género. La educación no solo proporciona habilidades y oportunidades económicas, sino que también aumenta la conciencia sobre la igualdad de género y los derechos humanos.
Resumen
La disfunción familiar, el abuso de sustancias, y los niveles socioeconómicos y educativos son factores que interactúan entre sí para crear un entorno que facilita la violencia de género. La disfunción familiar puede generar ciclos de violencia, el abuso de sustancias puede intensificar comportamientos violentos, y las limitaciones socioeconómicas y educativas pueden mantener a las víctimas atrapadas en relaciones abusivas. Para abordar eficazmente la violencia de género, es crucial un enfoque multidimensional que incluya la mejora de la educación, la provisión de apoyo económico y la intervención en las dinámicas familiares y de abuso de sustancias.

Dr. Miguel Angel de Boer
Médico Psiquiatra – Psicoterapeuta
Comodoro Rivadavia, agosto 26, 2024
Argentina
Atención presencial y virtual.
Cel + 5492974177547

26/08/2024

Sobre la violencia de género

El abusador y la víctima (3a. parte)

PERFIL DE LA VICTIMA

Las víctimas de abusadores a menudo presentan ciertos rasgos y características de personalidad que pueden hacerlas más vulnerables a establecer un vínculo con el abusador. A continuación, se describen algunos de ellos:
1. Co-dependencia: Tendencia a priorizar las necesidades de los demás sobre las propias, lo que puede llevar a una pérdida de identidad, independencia y autonomía.
2. Vulnerabilidad emocional: Sensibilidad emocional y tendencia a experimentar reacciones intensas y exageradas, lo que hace que la víctima sea más propensa a ser manipulada.
3. Baja autoestima: Falta de confianza en sí misma y tendencia a creer que no merece ser amada o respetada.
4. Necesidad de aprobación: Deseo intenso de ser aceptada y amada por los demás, lo que puede llevar a tolerar comportamientos abusivos.
5. Miedo al abandono: Temor a ser dejada o abandonada, lo que puede hacer que la víctima se aferre al abusador, pese al sufrimiento que le genera el vínculo.
6. Tendencia a la autocrítica: Propensión a culparse a sí misma por los problemas en la relación.
7. Dificultad para establecer límites: Problemas para decir "no" y establecer límites saludables (diferenciación) en la relación.
8. Idealización del abusador: Tendencia a ver al abusador como perfecto o ideal, lo que puede llevar a minimizar o justificar (negación) su comportamiento.
9. Miedo a la soledad: Temor o percepción de una incapacidad de estar sin la pareja.
10. Trauma previo: Experiencias previas de trauma o abuso son habituales y son condicionantes de la vulnerabilidad de la víctima al abuso.

Es importante destacar que estas características no son inherentes a la víctima, sino que son el producto de experiencias pasadas, personales, familiares, sociales y culturales. Además, no todas las víctimas de abuso presentan estas características, y no todas las personas con estas características serán víctimas de abuso.

FANTASIAS DE LA VÍCTIMA

En los momentos más difíciles y críticos, la víctima de un abusador puede experimentar fantasías que reflejan su desesperación, miedo y sensación de atrapamiento. Algunas de estas fantasías pueden incluir:

1. Escape: Fantasear con escapar de la situación, dejar todo atrás y empezar de nuevo en un lugar seguro.
2. Venganza: Imaginar escenarios en los que el abusador recibe su merecido, es castigado o sufre las consecuencias de sus acciones.
3. Rescate: Fantasear con que alguien llega y la salva, la protege del abusador y la lleva a un lugar seguro.
4. Muerte del abusador: Imaginar la muerte del abusador, lo que podría significar el fin del sufrimiento.
5. Propia muerte: En los casos más extremos, la víctima puede fantasear con su propia muerte como una forma de escape del dolor y el sufrimiento.
6. Regreso al pasado: Fantasear con retroceder en el tiempo y cambiar las decisiones o acciones que la llevaron a la situación actual.
7. Un mundo diferente: Imaginar un mundo donde el abuso no existe, donde las personas son amadas y respetadas.
8. Auto-defensa: Fantasear con defenderse del abusador, con tener el poder y la fuerza para protegerse.
9. Justicia: Imaginar un futuro donde el abusador es juzgado y condenado por sus crímenes.
10. Paz y seguridad: Fantasear con encontrar la paz y la seguridad, con sentirse protegida y amada.

Es importante destacar que estas fantasías son modos de afrontamiento para la víctima, ayudándola a sobrellevar la situación y mantener la esperanza. Sin embargo, también pueden ser un indicador de la gravedad de la situación y la necesidad de buscar ayuda y apoyo.

Dr. Miguel Angel de Boer
Médico Psiquiatra –Psicoterapeuta
Comodoro Rivadavia, agosto 26, 2024
Cel + 5492974177547

19/08/2024

El abusador y la víctima (2da. parte)

Perfil del abusador
El abusador suele presentar ciertos rasgos cognitivos, emocionales y conductuales que le permiten manipular y controlar a su víctima. A continuación, se describen algunos de estos rasgos y características:

Rasgos cognitivos:

1. Falta de empatía: Incapacidad para comprender y sentir las emociones de los demás.
2. Manipulación: Uso de tácticas para controlar e influir en la víctima.
3. Justificación: Tendencia a justificar o racionalizar su comportamiento abusivo.

Rasgos emocionales:

1. Inestabilidad emocional: Cambios bruscos de humor y reacciones intensas.
2. Narcisismo: Excesiva autoestima y necesidad de admiración.
3. Agresividad: Tendencia a la irritabilidad y la agresión.

Rasgos conductuales:

1. Control y dominio: Necesidad de controlar y dominar a la víctima.
2. Aislamiento: Intentos de aislar a la víctima de amigos y familiares.
3. Violencia: Uso de la violencia física o emocional.

Características de vinculación y sometimiento:

1. Cortejo y seducción: El abusador puede ser muy simpático y atento al principio.
2. Gradualidad: El abusador aumenta gradualmente el control y la agresión.
3. Aislamiento y dependencia: El abusador intenta aislar a la víctima para que anular su independencia y autonomía.
4. Manipulación emocional: El abusador utiliza la culpa, la vergüenza, la humillación y el miedo para anular a su víctima.


No todos los abusadores presentan todos estos rasgos y características, pero quienes las presentan es muy probable que lo sean.

Fantasías y pensamientos más frecuentes que auto justifican al abusador
El abusador puede pensar y fantasear sobre la víctima de manera distorsionada, justificando su comportamiento abusivo con pensamientos como:
- "Ella me provoca, me hace enfadar con su comportamiento/aspecto/decisiones".
- "Ella no me entiende, no me apoya lo suficiente". - "Ella es mía, debe hacer lo que yo diga".
- "Ella me engaña, me traiciona, no es digna de confianza".
- "Ella es débil, necesita que yo la proteja/guíe/controle".

El abusador puede sentir desprecio y superioridad sobre la víctima, pensando que:
- "Ella es inferior a mí, no puede vivir sin mí".
- "Ella es una amenaza a mi autoridad/poder/control".
- "Ella es un objeto, un juguete para mi entretenimiento".

El abusador puede experimentar sentimientos de celos y posesividad, pensando que:
- "Ella me pertenece, no puede mirar/hablar/estar con nadie más".
- "Ella es mía, no puede tomar decisiones sin mi aprobación".

Estos pensamientos y sentimientos, muy frecuentes, no son justificables y no excusan el comportamiento abusivo. La violencia y el abuso son siempre responsabilidad del abusador, no de la víctima.

Dr. Miguel Angel de Boer
Médico Psiquiatra –Psicoterapeuta
Comodoro Rivadavia, agosto 12, 2024
Cel + 5492974177547

14/08/2024

Sobre la violencia de género

El abusador y la víctima (1º parte)

Un testimonio (ficticio)
(cualquier parecido con situaciones similares, es pura coincidencia)

"Me duele recordar, pero necesito contar mi historia.

He estado atrapada en una relación destructiva durante años, sometida a abusos constantes por parte de mi pareja, el padre de mis dos hijos.

Al principio, era solo verbal, pero con el tiempo se volvió físico. Nunca olvidaré como fue denigrándome burlándose por lo que pensaba o decía, de mi cuerpo, de mi forma de vestir o maquillarme, poniéndome en ridículo delante de los demás, controlándome en todo (no sólo con el dinero o mis amistades, sino acosándome continuamente por el celular o mis redes). Después vinieron los insultos, los empujones, los golpes, el s**o forzado (mucho más cuando tomaba alcohol. Y tras ello, su pedido de perdón y la promesa de que iba a cambiar, acompañado de regalos o gustos que ahora me permitía, generándome una confusión y un desconcierto permanentes, donde no podía distinguir que era cierto y que no. Aturdida.

Mis hijos, inocentes y confiados, veían y escuchaban todo. Sus ojos llenos de miedo y confusión me partían el alma. Quería protegerlos, pero no sabía cómo. Me sentía atrapada, sin salida. Tenía miedo de dejarlo, miedo de estar sola, miedo de no poder sobrevivir sin él. Pero el miedo más grande era el de su reacción si me iba. Me amenazaba con hacerme daño, con matarme, y con quitarme a mis hijos.

El estrés y la depresión se apoderaron de mí. Me sentía vacía, sin energía, sin esperanza. Empecé a dudar de mí misma, a creer que realmente era culpa mía. Me aislé y distancié de mis amigos y familiares, pensando que no quería que vieran mi sufrimiento. Mucho después me di cuenta que eso también fue producto de sus tantas manipulaciones para debilitarme y someterme.

Con el correr del tiempo los síntomas se fueron agravando: insomnio, pérdida de apetito con atracones, dolores constantes y variados, caída del cabello, dolores de cabeza, y tanto más, los que me llevaron a hacer numerosas consultas de todo tipo porque estaba siempre enferma. Me sentía como si estuviera viviendo en una pesadilla sin fin. En un mundo de tinieblas.

Y entonces, un día, sentí que no podía más. Consideré e hice algunos intentos para terminar con mi vida, solo para escapar del dolor y la locura. Pero, aún no sé cómo, en un momento algo dentro de mí me dijo que no podía rendirme. Pensé en mis hijos, en su futuro, en su felicidad.

Busqué ayuda, algo que me resultó muy difícil porque él la entorpecía por todos los medios posibles, pero poco a poco lo logré y empecé a reconstruirme.

Fue un camino difícil, de idas y venidas, pero poco a poco, fui entendiendo y saliendo y hoy estoy aquí, sintiéndome, después de tantos años, yo misma.

Y quiero que se sepa que no estoy sola, que hay apoyo y auxilio disponible, y que se puede escapar del abuso.

Mis hijos merecen una madre feliz y sana, y yo merezco vivir en paz y hacer mi historia porque entendí que es un derecho que me asiste no solo por ser mujer sino también por respeto al hecho de ser una persona.

Dr. Miguel Angel de Boer
Médico Psiquiatra –Psicoterapeuta
Comodoro Rivadavia, agosto 12, 2024
Cel + 5492974177547

(Publicado en Servicio de Psiquiatría del Dr. Miguel Angel de Boer)

29/07/2024

TRASTORNOS DE ANSIEDAD (III)

Trastorno de angustia (Pánico)

Es aquel que se caracteriza por la presencia de crisis reiteradas e inesperadas (Ataques de Pánico), seguidas de la preocupación por la posibilidad de tener un nuevo ataque o bien de cambios en la conducta en relación a las crisis.
La frecuencia con que se pueden presentar las crisis o ataques muy variable: 1 vez por día, 1 vez por semana, 1 o 2 por mes, con períodos sin sintomatología entre una y otra, por lo general durante varios años (es decir que se transforma en un problema crónico)
La intensidad de las crisis también es muy variable pudiendo presentarse con todos los síntomas descriptos con anterioridad, o bien en forma incompleta.
Lo cierto es que, junto con las depresiones, el trastorno de Angustia o de pánico es una de las patologías psiquiátricas más frecuentes.
Su inicio tiene lugar al final de la adolescencia o a partir de la cuarta década de la vida, presentándose con más frecuencia en la mujer que en el hombre. Suele estar asociada a otros trastornos (depresión, abuso o adicción a sustancias), donde no pocas veces se vincula a intentos de suicidio (estudios realizados en EEUU detectaron que un 20% de pacientes con Trastornos de pánico habían tenido intentos de suicidio), lo que no es sino consecuencia del drama que padece quien sufre de este trastorno (si 1 ataque es terrorífico, piénsese lo que significa su repetición)
Quien padece un trastorno de Angustia - que consiste, como se ha dicho, en la reiteración de sucesivos ataques - va modificando sus pautas de conducta, pues su centro de preocupación es el temor a una nueva crisis o bien a las consecuencias que pueden traer las mismas, predominantemente el miedo a ser portador de una enfermedad aún no diagnosticada.
Esta situación es la que determina las numerosas consultas que el paciente realiza, a la búsqueda del posible "mal oculto" que pueda explicar la sintomatología, con lo cual se agregan temores hipocondríacos con una sobrevaloración (muchas veces delirante) de cualquier síntoma que se presenta. (un dolor de cabeza puede ser tomado como el indicador de un temor cerebral, p.ej.). Debido a ello, es muy común que los pacientes con este Trastorno, además de la preocupación por la aparición de un ataque, estén en una permanente "vigilancia interna" del cuerpo y su funcionamiento (vigilar el ritmo cardíaco, palparse el estómago ante cualquier distensión, controlar las deposiciones fecales, observar cambios en la piel, etc.), tomando cualquier sensación como evidencia del desencadenamiento de la enigmática enfermedad "todavía" no detectada (cardíaca, accidente cerebro vascular, etc.).
El también frecuente: "no tiene nada" del médico consultado, no hace sino agravar el estado de angustia, generando las más - también ocultas - temibles fantasías. "Este médico no investigó lo suficiente, voy a consultar con otro", "no me dice lo que tengo porque seguro que es algo malo", "seguro que más adelante van a descubrir mi enfermedad y ya va a ser tarde", son algunas de las ideas y pensamientos que se imponen a estos pacientes. Porque si bien a veces el "no tiene nada" favorece la tranquilidad de la persona que hace una consulta, la falacia del argumento poco a poco va diluyéndose por su inconsistencia. ¿Porqué - se pregunta el paciente -, me dicen que "no tengo nada" con todo lo que siento? Pregunta razonable que también tiene una respuesta razonable y científica: porque lo que tiene es un Trastorno de Angustia, que no se ve en ningún estudio por imágenes, que no se detecta en un electrocardiograma, en ningún análisis de sangre, en razón de que es un trastorno psiquiátrico, perfectamente diagnosticable y tratable por el especialista.
Cuestión que según pasa el tiempo, avanza también el trastorno, sumiendo al paciente en una creciente restricción en su calidad de vida.
El "temor a estar volviéndose loco" ( la locura es otra cosa, pero esta confusión y los prejuicios que aún existen, inhiben la consulta precoz con el especialista, por esa idea - fundada en la ignorancia - de que los psiquiatras atienden a "los locos", cuando el campo de la psiquiatría abarca aspectos que muchas veces nada tienen que ver con la locura); el miedo a "perder el control" o creer que lo que ocurre se debe a una "debilidad" personal, son algunos de los efectos que se van generando al cronificarse el trastorno. Lo cual, además de un equívoco, produce una confusión muy común cual es la de no comprender que el Trastorno de Angustia (como otros trastornos o desórdenes psiquiátricos), es precisamente eso: un trastorno, y que quien lo sufre (independientemente de su historia, edad, s**o) presenta exactamente los mismos síntomas, lo cual no excluye que en el tratamiento y a los fines no sólo del alivio temporario de los síntomas, sino de una resolución (o cura) definitiva, se deba particularizar en cada historia, personalidad, s**o o circunstancia, en particular.
Recordar que el cuadro prototípico es la denominada Crisis de Angustia (o Ataque de Pánico) que aparece en muchos de los trastornos de ansiedad y que se caracteriza por:
- Aparición temporal de miedo y malestar intensos, acompañada de cuatro (o más) de los siguientes síntomas, de inicio brusco y que alcanza su máxima expresión en los primeros 10 minutos:
1) palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardíaca
2) sudoración profusa
3) temblores o sacudidas
4) sensación de ahogo o falta de aliento
5) sensación de atragantarse
6) opresión o malestar torácico (en el pecho)
7) náuseas o molestias abdominales
😎 inestabilidad, mareo (aturdimiento) o desmayo
9) sensación de irrealidad o despersonalización (estar separado de un mismo, sentirse extraño)
10) miedo a perder el control o volverse loco
11) miedo a morir
12) sensación de entumecimientos u hormigueos intenso
13) escalofríos o sofocaciones
Es decir que quien padece una Crisis de Angustia siente un temor intenso, con síntomas somáticos que pueden remedar (parecerse a) un infarto, un accidente cerebro-vascular o cualquier afección grave, lo cual genera un acrecentamiento de su ansiedad por desconocer la verdadera naturaleza del episodio.
(sigue)
Dr. Miguel Angel de Boer
Médico Psiquiatra – Psicoterapeuta
WhatsApp: +5492974177547
Atención presencial en Comodoro Rivadavia. Argentina
Atención virtual
El presente corresponde a una serie de artículos publicados hace años (1996) en el Diario Crónica de Comodoro Rivadavia (Chubut, Argentina) y fueron el eje de una serie de charlas que tuvimos con Carlos Omar y el Oso en el programa Nuestras Mañanas, primero en Radio Visión y luego en FM del Mar. No he realizado mayores modificaciones entendiendo que los mismos mantienen la vigencia y claridad con que fueron compartidos en su momento.
Se pueden encontrar otros artículos en esta misma página.

Dirección

9 De Julio 880 Piso 1er Piso Of 10/Comodoro Rivadavia/Chubut
Comodoro Rivadavia
9000

Horario de Apertura

Lunes 14:00 - 19:00
Martes 14:00 - 19:00
Miércoles 14:00 - 19:00
Jueves 14:00 - 19:00
Viernes 14:00 - 19:00

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