11/12/2016
el dolor en los pacientes cronicos
El dolor tiene muchas definiciones, desde muy simples sacadas de cualquier diccionario, que lo toman como una sensación desagradable que aflige a un individuo, pasando también por algunas más literarias como las de Schopenhauer que le dan un vuelo de importancia más relativa a la vida humana. Es tanto así que define a la felicidad misma como la ausencia del dolor. Para ser sincero ninguna de las definiciones están erradas o acertadas del todo. El dolor es un tema complejo que incluye tantos factores fisiológicos, psicológicos y hasta generacionales, que hacen que cada individuo lo tome de diferentes maneras.
Para comenzar podemos hablar sobre algunas diferencias importantes con respecto a los géneros. Sabemos de manera científica que las mujeres pueden soportar mayor dolor que los hombres. No solo eso, lo que también se sabe es que las mujeres tienen más receptores nerviosos que los hombres, es decir, que ellas sienten más dolor. Desde el punto cuantitativo el género femenino presenta 34 fibras nerviosas por cada centímetro cuadrado de piel en la cara, en contraposición con las 17 de las masculinas. Siguiendo con el tema y con riesgo de predisponerme contra los lectores masculinos, varias investigaciones han demostrado que las mujeres no solo sufren más dolor que los hombres a lo largo de sus vidas, sino que lo sienten en más lugares y por más tiempo, sin embargo y a pesar de todo aun sonríen todos los días. El estado de ánimo también influye en las sensaciones dolorosas. Una persona que está feliz tiene una tendencia mucho menor a sufrir padecimientos dolorosos que una persona que este triste.
Diagnosticando el dolor
Los estudios complementarios como tomografía, resonancia nuclear magnética o radiografía no siempre descubren las causas del dolor. De hecho, un estudio americano realizado en individuos de más de 60 años sin síntomas de dolor lumbar descubrió que el 36% de ellos presentaban hernias discales, un 21% tenía estenosis espinal (disminución de canal medular por donde pasa la médula) y más del 90% tenía degeneración o engrosamiento de algún disco es decir que la mayoría de los casos aún que presentaban alguna patología que puede cursar con dolor, estaban asintomáticos. De esta misma manera muchos síndromes pueden estar siendo culpados del sufrimiento sin que éste sea la causa del mismo. Muchas veces por una cuestión de conformismo o irreverencia a nuestro cuerpo queremos dar la solución más obvia para encontrar una respuesta rápida y seguir con nuestra vida. Sin embargo esta ecuación no es tan sencilla pues se deben tomar en cuenta la edad, las actividades realizadas al momento de aparecer la molestia pues aunque no sea la causa, puede estar ayudando a que esta suceda es decir que es importante determinar otros factores inherentes a la misma. Lo vamos a descubrir mediante la semiología y el conocimiento de la clínica y como diría mi mentora, la clínica es soberana y nos va a permitir evaluar cómo se describe el dolor, cuál es su recorrido y poder ir determinando las estructuras afectadas en un juego de detectives que ni la propia Agatha Christie en todos sus libros podría describir ya que para descubrir al culpable tenemos que saber en qué momento del día comienza, si por la mañana, por la tarde o por la noche, si en alguna posición desaparece o si en otra se vuelve más evidente. Cada cosa nos va a permitir ir identificando a nuestro fugitivo doloroso y así poder tratarlo de la manera más correcta.
Esta extensa introducción nos permite entender un poco más el dolor en la enfermedad de Parkinson y enfermedades que cursen con cierta cronicidad ya que siempre intentamos culpar a la patología que mas conocemos, volcándoles todos y cada uno de nuestros males sin tomar en cuenta que quizás no sea la verdadera causa. En otro informe me explayaré más sobre las disfunciones en la enfermedad y su abordaje kinésico pero en esta quiero dar una comprensión más holística sobre el dolor y así poder ayudar . Me ha pasado muchas veces encontrarme con pacientes descreídos y hasta reticentes a las cuestiones ligadas con el tratamiento. Sienten que su problema no tiene solución y no hacen más que apenarse y pensar que su dolor no tiene solución, pero es así que caemos en el peor error que es rendirnos. Tenemos que tomar cartas en el asunto e intentar ayudar a nuestro terapeuta para que él nos ayude alcanzando datos relevantes que van a ayudar muchas veces a mejorar o resolver nuestro problema. Podríamos llevar a una suerte de ayuda memoria con cuestiones claves como el horario de la toma del medicamento, nuestros dolores constantes e inconstantes en que periodo del día aparecen o en qué momento desaparecen, si se ve afectado por la ingesta del medicamento o no. Esto permitirá a nuestro terapeuta determinar la procedencia del mismo y dependiendo su origen, trabajarlo de una manera correcta. El principal factor para una rápida recuperación es la interacción. Decirle sin miedo al terapeuta lo que se siente y piensa.
Yo sé que ustedes están ansiosos de que hable de soluciones caseras para aliviar un poco sus dolores. Por lo menos hasta que puedan ver a un terapeuta calificado, primero es necesario que determinemos los tipos de dolores. Tenemos los agudos de pocos tiempo de evolución y los crónicos que obviamente como su nombre lo indica vienen de hace un tiempo o larga data. Comencemos hablando de las compresas el hielo. Por lo general están indicadas en las primeras 24 o 48hs de aparecido el dolor y cursan en su gran mayoría con inflamación. ¿Cómo puedo determinar esto?, con un método muy antiguo que lo describió un griego llamado Celso el cual decía que, se cursa con dolor, rubor, tumor y calor luego se le agregó una quinta que es la impotencia funcional pero no es un excluyente. Con este método podemos determinar si utilizamos el frio o las compresas calientes. En este caso por lo general se utiliza para patologías que no estén cursando con inflamación. El calor debe ser agradable y tolerable pero nada de andar quemándose.
El calor es un potente vasodilatador y tiene un excelente poder sedante si se lo utiliza de manera correcta. En ambos casos, el tiempo de aplicación es de 10 a 15 minutos, se intenta que no se supere este tiempo porque puede traer efectos reflejos o resultar inocuos y tiene mejor resultado repetirlo en un tiempo prudencial. Además de esto, utilizamos ejercicios terapéuticos en la cual podemos trabajar las rigideces o las fluctuaciones de tonos mediante ejercicios de coordinación y movimientos activos, sin embargo y como mencionados anteriormente lo más importante es estar alegres. Según la Asociación Americana de Fisioterapeutas los pacientes afirman sentir un aumento del dolor cuando se encuentran en una situación de estrés o en el lugar de trabajo. Este aumento del grado de dolor no es sino una forma de protección del organismo cuando el cerebro interpreta que la situación o el entorno es inseguro.
Otro concomitante es comprender el dolor ya que aquellos que habían recibido una sesión educativa de 45 minutos sobre el dolor presentaron menos percepción del mismo que quienes no habían asistido.
En resumen, estos datos nos permitirán determinar varias cuestiones que nos ayudaran a sentirnos mejor, el hablar con nuestro terapeuta sin miedo, ya que les permitirá estar informados de su dolor y el también sabrá lo que está pasando. Lo más importante a no bajar los brazos y estar alegres, que si nos mantenemos así, nuestra incomodidad no durará mucho.
claudio nicolas akiyama
MP 1167