17/09/2025
17 de Septiembre
"Día de la Psicopedagogía"🪁
Hace un tiempo, mientras estábamos en una sesión con una nena, nos encontramos con una hormiguita negra. Un ser vivo que apareció caminando entre ella, yo y los juguetes.
Me pidió que la tenía que dejar vivir y cuidar. Yo le dije que vivía acá, debajo de las cerámicas y que cada tanto aparecía y se paseaba por el escritorio, caminaba por el pizarrón o entre los juguetes por el piso.
Sucedió que mientras jugábamos, pasamos de la mesita al piso, y sin verla la aplasté con un almohadón. No me había dado cuenta hasta que la nena en un grito exclamó: “¡la hormiguita, la aplastaste!”.
Urgente me dirigí hacia la hormiga y la vi tirada en el piso pero afortunadamente, con signos vitales!
Entonces, con mis dedos en pinza y con mucha dedicación y paciencia (ya que no soy experta en hormigas ni en hacer cosas con motricidad fina), me dispuse a levantarla para que pueda caminar…
Y tal fue mi deseo para no desilusionar a esa niña, que logré que la hormiguita se parara y muy lentamente con las patitas chuecas caminó!
-“Viste”! me dijo… “ella necesitaba que vos la ayudes”.
Este micro relato de lo que sucedió entre la nena, la hormiga y yo es apenas una muestra de todo eso que acontece en ese “entre dos”, en ese encuentro de juego, de escucha, de aprendizaje compartido.
Hoy en el día de la Psicopedagogía quiero contarles que soy muy feliz ejerciendo mi profesión, que he aprendido con los años a salirme del camino delineado, a detenerme a contemplar la fragilidad, a sorprenderme y disfrutar con lo singular y lo mágico de cada encuentro.
Para mi, ser psicopedagoga es aprender a romper estructuras, es aprender a escribir fuera del margen, es habilitarme a salir de la línea marcada de los renglones ( es ahí donde se encuentra lo verdaderamente importante).
En mi Espacio lúdico psicopedagógico circula una energía lúdica que nos renueva y nos empodera.
El juego nos da la posibilidad de transformarnos y poder “ser”… el jugar nos posibilita el aprender.
Algunas veces somos tan pequeñas y frágiles como esa hormiguita negra, pero basta que se produzca ese encuentro único y singular en el que nos sentimos escuchadas por “una oreja verde” que se conmueve, en el que con la mirada “habilitante” nos dicen que confían en nosotras para que podamos descubrir nuestras fortalezas, para que podamos recuperar el deseo de aprender…
para que la hormiguita pueda ponerse de pie y continuar andando su propio camino.
En tiempos de IA deseo una Psicopedagogía artesanal, lúdica, creativa, corporal, con pausa, con escucha, con abrazo, con capacidad de dejarse conmover en el encuentro.
Feliz día! 💗
Cecilia Rébora
Psicopedagoga
Espacio lúdico terapéutico “ La oreja verde”