08/09/2025
A veces creemos que el problema fue la técnica de aquel profesional, el plan alimentario que nos dieron o la charla que no funcionó. Y puede ser verdad. Pero muchas veces lo que falla es el momento interno: no estábamos listos para el cambio.
Cambiar hábitos alimentarios no es un intercambio rápido: es entrenamiento, paciencia y energía. Requiere que tengas cierto grado de estabilidad emocional, tiempo para organizarte, y ganas reales de sostener nuevas prácticas. Si empezás sin eso, el método más brillante puede quedarse en buenas intenciones.
¿Cómo saber si estás listo?
• Tenés motivación clara y personal, no impuesta.
• Podés reservar tiempo para planificar y cocinar.
• Tenés al menos una persona que te contenga (no es obligatorio que sea toda la casa).
• Estás dispuesto a tolerar frustraciones y aprender de los errores.
¿Qué hacer si todavía no estás listo?
• No te castigues: preparate. Empezá por pequeñas semillas: ordenar la heladera, organizar una compra consciente, practicar pausas antes de comer.
• Buscá apoyo emocional: terapia, grupos o alguien que te escuche.
• Cuando sientas que podés sostener el proceso, volvé al profesional y arrancá con todo: vas a aprovecharlo mucho más.
El maestro (el buen acompañamiento, la estrategia adecuada) aparece cuando vos estás dispuesto a recibirlo. No es excusa: es estrategia. Y prepararse también es parte del camino.
✨ Si querés, contame: ¿qué pequeño paso podés dar esta semana para prepararte?