
20/08/2025
A veces hay que desobedecer…
No por capricho.
Sino por escucha.
Escucha de tu propio sonido, de tu propia voz que expresa el cuerpo…
Que expresa el alma.
La bandera roja decía que no.
Que estaba prohibido.
Pero el mar no gritaba.
No rugía.
No asustaba.
El mar nos llamaba.
Suave, tibio y limpio.
Y nadie respondía.
Tal vez aprendimos a obedecer más al miedo
que a la verdad del cuerpo.
Nosotros sí entramos…
Despacio.
Sin ruido, esperando que la guardavidas estuviera distraída…
Sin pedir permiso
Sabiendo que había un no…sin sentido.
Si obedezco me desconecto más del mar…
Y no podremos escuchar sus mensajes…
Estamos con el agua en la cintura, mirando hacia el horizonte escuchando los silbatazos de quien nos prohíbe y quién ha asumido nuestra protección.
Por las dudas no me doy vuelta…
Prefiero pasar por un viejo sordo…
Y no pasó nada malo.
Solo nos mojamos.
Solo nos reímos.
Solo fuimos un poco más libres.
A veces hay que romper una regla,
para no romperse uno.
arquitecto y
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