23/07/2025
El Sol entro en Leo y desde su trono de fuego vuelve a recordarnos quiénes somos realmente.
Donde hay un león, hay presencia.
Donde hay un león, hay brillo.
Donde hay un león, hay corazón.
Y no es casualidad que el Sol rija el 4º chacra, el corazón (Anahata), ese centro energético donde habitamos la intimidad, el amor, la apertura y también, el dolor de lo que no se ha podido dar o recibir. Algunos atribuyen este chakra a Venus, y no es erróneo: ambos representan maneras distintas de amar y nutrirnos.
En esta temporada la luz del Sol se opone a la sombra de Plutón, y eso no es poca cosa. Es el corazón enfrentando sus oscuridades. El ego a prueba. Las relaciones se transforman o mueren. Nada permanece igual bajo esta danza. El fuego solar y el inframundo plutoniano tensan el alma para que no sigamos evadiendo los rincones del ser que aún suplican ser mirados.
🔥 El niño que fuimos aún habita en nosotros. C.G. Jung lo afirmaba: en cada adulto yace un niño eterno que necesita atención, cuidado y formación. Esa parte pura, herida, intuitiva y profundamente creativa.
Reconectarnos con él no es solo descubrir sus sombras, sino también abrirnos a su luz, a su infinita capacidad de amar, crear y transformar.
✨ Este mes Mercurio retrógrado en Leo pide que revisemos lo que decimos, cómo lo decimos, desde qué heridas estamos comunicando. Marte en Virgo acciona desde el detalle, la crítica, la mejora constante… pero puede volverse exigente o autoexigente si no hay amor propio.
Mientras tanto, Saturno retro en Aries nos enfrenta con la responsabilidad de ser nosotros mismos, pero sin máscaras. Y Urano en Géminis empieza a alterar la mente colectiva, trayendo insights, rupturas mentales, ideas nuevas… una revolución en el aire.
💞Ahora más que nunca, las relaciones se ponen a prueba de fuego: se transforman o se disuelven. Evolucionan o mueren.
Y eso está bien. El 4º chakra no quiere relaciones desde la supervivencia o la necesidad. Quiere vínculos donde el amor se manifieste sin que nadie tenga que demostrar su poder o marcar territorio.
Es tiempo de un nuevo modelo de pareja, donde el hombre no valide su masculinidad desde la fuerza, sino desde la ternura, el respeto,