04/09/2024
SANAR CON PAPÁ Y MAMÁ ES SANAR MI VIDA
El hijo necesita del padre y de la madre, ya que tiene 50% de Ella y 50% de Él, en nuestro núcleo familiar encontramos los primeros referentes de como es y como relacionarnos con el mundo, absorbemos todo tipo de creencias, lealtades y dinámicas, que dictarán la manera en que nos desenvolveremos en nuestra vida adulta.
Por lo tanto casi el 90% de los conflictos que se nos presentan en el trabajo, en nuestra economía, en la escuela, en nuestras relaciones de pareja, con nuestros amigos, con compañeros del trabajo, en el éxito en nuestros proyectos, en nuestro merecimiento e incluso en la salud, tienen su origen en lo que hemos visto y aprendido en nuestra familia.
Cuando no somos conscientes de nuestros pensamientos, avanzamos por la vida creyendo que las cosas son de tal o cual manera a pesar de que sintamos dolor y frustración, nos convertimos en víctimas del mundo. Pero una vez que nos damos cuenta de que las cosas pueden ser de otra manera, que podemos elegir cambiar nuestras creencias y la forma de relacionarnos con el mundo recuperamos nuestro poder.
Desde la perspectiva de los padres, todo conflicto con los hijos es un llamamiento al amor propio, pues en el fondo nos muestra todos aquellos temas que no hemos sanado con nuestros padres, nos da indicios para poder detectar y perdonar todos los juicios y resentimientos que albergamos hacia aquellas personas que nos dieron la vida, pues cuando no son sanados se proyectan en nuestra vida en forma de frustración y conflicto.
Desde la perspectiva de los hijos, los conflictos con los padres se proyectan en aspectos específicos de la vida, cuando existe un resentimiento o conflicto con la madre, se proyecta en el dinero, la salud, el éxito y la confianza, cuando el resentimiento es hacia la figura paterna, el conflicto se proyecta en la escuela, el éxito profesional, el trabajo y la fuerza en la vida.
La frase "los pecados de nuestros padres se heredarán hasta la tercera y la cuarta generación" se traduciría en, Todo conflicto que no se sane, será heredado generacionalmente hasta que un miembro del sistema lo pueda mirar con amor, aprender de el y perdonarlo.
Se piensa que es infantil expresar el amor y la necesidad que tenemos de nuestros padres, sin embargo lo verdaderamente infantil es negarlo.
Para sanar es necesario que tomemos nuestro lugar, que honremos a nuestros padres desde el amor y no desde el sufrimiento, que marquemos un nuevo camino de plenitud para nosotros mismos y para aquellos que vienen.
En ésta historia no hay malos ni buenos, cada quién dio lo mejor que tenía de acuerdo a su nivel de conciencia, es nuestra RESPONSABILIDAD que nuestro "yo adulto", le lleve ese amor y comprensión a nuestro "niño herido" para liberarlo de las cargas y poder por fin tomar la vida.
Creditos a su autor