Mi infancia y adolescencia la viví en Tunuyán, Mendoza. Luego cursé hasta tercer año de la carrera de Medicina en la UNCuyo donde fui disectora cadavérica por tres años en la Cátedra de Anatomía Normal. Me apasionaba el estudio anatómico e histológico. Tuve un desencuentro vocacional cuando empecé a cursar las materias relacionadas con pacientes “vivos”, ...Decidí cambiar de carrera. Me enfonqué en la Nutrición, pensando en actuar a un nivel institucional, educacional y no hospitalario.
En forma paralela siempre practiqué deportes, que siguen siendo grandes pasiones en mi vida, y que al día de hoy han pasado a ser grato trabajo y mi medio de locomoción ya que me manejo caminando o en bicicleta.
Soy mamá de dos hijas maravillosas que son mi orgullo nutricional entre otras cosas!!! Las dos son ovolacteovegetarianas y pueden manejar sus dietas en forma admirable!!
Después de veintiún años viviendo en la Ciudad de Mendoza, vuelvo a mi amado Tunuyán. He realizado un gran cambio de vida y me siento muy feliz por la decisión tomada.
Como Nutricionista, cuando leo las prescripciones por ejemplo de 50% de hidratos de carbono, 15% de proteínas y 35% de grasas, siento un poco de prurito... Hablar técnicamente de los requerimientos diarios, nutrientes, hace preguntarme cuando tengo frente a mí un paciente...qué hay detrás de esta somera prescripción??
Creo que cualquier patología debe ser abordada por un grupo multidisciplinario, pero desde mi lugar, no puedo solo limitarme a una dieta, distribución diaria, ejemplos de menú y recetas convenientes. Si bien todos llegamos al mundo con una carga genética y ciertas predisposiciones o alergias, la vida y como ésta es vivida, hace que a veces aparezcan síntomas manifestándose en nuestro cuerpo que nos llaman la atención de que “ algo está pasando “.
Si lo llevo a mi vida, cuando he estado enamorada, la muerte de seres queridos, el amor no correspondido o correspondido, la maternidad, las decepciones, dudas, enojos, felicidad plena, máxima angustia y desconsuelo, menopausia, sentirme útil o que todo lo hago mal... Éstas vivencias tuvieron su impacto en mi cuerpo presentando síntomas, algunos lindos y otros llamando la atención que el cuerpo estaba atravesando alguna crisis. Prestarle atención a estas señales, puede ayudarnos a sanar el cuerpo, necesario para que nuestra esencia, espíritu se pueda manifestar con todo su esplendor.
Frente a un paciente, trato de hacer una lectura del interior de su heladera, su lista de compras, billetera, del momento a sentarse a la mesa, las manos que preparan la comida y de que forma es compartida...si es compartida. Me importa la imagen que le devuelve el espejo, que lugar ocupa el ejercicio en su vida, su historia, su presente, lo que quiera contarme...esto es mucho más que un 50, 15 y 30%.
No puedo ayudar a un paciente solo elaborando una correcta dieta. Pero sí puedo ayudarlo a que juntos elaboremos un plan y encontremos la salida. Bajando o ganando peso, o nivelando los valores que se desfasan de las reglas estipuladas.
Aprender a conocernos, ver nuestras necesidades, respetar nuestros tiempos, sentirnos plenos, escucharnos, focalizarnos, priorizarnos, puede que sea un buen comienzo.
Mi compromiso no es solo lograr cambios nutricionales, sino también que estos cambios sean cambios de hábitos de vida. Acompañar y que de vos, solo de vos, surja la necesidad y el deseo de sanarte.
El ejercicio no solo es necesario para quemar calorías, también nos ayuda a mover todo un sistema estructurado en aparatos, que requieren de movimiento para trabajar en forma armónica, y así estar armónico con tu ser más íntimo. Ejercitarnos y meditar debería ser parte de nuestra vida como trabajar, dormir, disfrutar de la familia, comer... debemos darle un lugar. Encontrar el momento y realizarlo, si bien puede ser complicado, juntos podemos lograrlo!!