
29/04/2025
El femenino, en su esencia más pura, es el tejido invisible que une los mundos.
Ser mujer es ser puente, ser danza de realidades que se entrelazan para recordar el amor que sostiene toda existencia. En cada respiración, la mujer recoge fragmentos dispersos de lo visible y lo invisible, del dolor y la esperanza, para entretejerlos en un único pulso de luz.
Nuestra naturaleza nos invita a abrir portales internos, a sostener las diferencias sin juicio, y a ofrecer a cada realidad su lugar sagrado en el abrazo del corazón. Así, cada mujer, en su vida cotidiana o en sus silencios más profundos, es un canal vivo donde las dimensiones se encuentran para recordar que el verdadero propósito siempre fue el amor.
Hoy, más que nunca, la Tierra nos llama a asumir este puente interno, a reconocer que ser mujer es ser cuna de encuentro entre el humano y lo divino.
De Elsa Farrus