08/08/2022
Según J. J. Arnett (2020) es el período de la vida que se extiende desde finales de la adolescencia hasta bien entrada la tercera década, con un foco en las edades 18-25.
Es una etapa del ciclo vital de transición, en la que, si bien se tiene cierta independencia familiar, aún se depende económicamente de los padres. Todavía no se asumen responsabilidades de la vida adulta.
La mayoría de los jóvenes en esta etapa no se consideran ya adultos, sino que se definen como “en camino a”.
Es un momento que se caracteriza por CAMBIOS IMPORTANTES y toma de decisiones en tres niveles: trabajo y carrera, amor y consolidación de la propia identidad.
En lo relativo al trabajo, se abren posibilidades acerca de la vocación: estudiar o trabajar, quedarse en el país o irse, trabajo vs. tiempo libre, etc.
En cuanto al amor, dar paso a preferencias sexuales, formar pareja estable, tener hijos, son las principales directrices.
La identidad propia implica autopercibirse como persona autónoma, responsable e independiente, lo que sugiere realizar el duelo por la identidad adolescente.
Entonces, terminar los estudios secundarios, empezar una carrera profesional o trabajar, comprometerse en formar una familia y establecerse definitivamente en un lugar, consolidarse como persona que toma decisiones y se responsabiliza por ella, son los factores que adquieren menor relevancia.
Para muchos, la crisis movilizará miedos intensos y angustias, para otros, será un momento difícil, pero superable. Algunos, quizás por particulares circunstancias de vida, la atravesarán sin acuse de recibo.
Es imprescindible poner en funcionamiento herramientas que posibiliten hacerse cargo de la crisis, acompañarse en ese momento y salir parados lo mejor posible.
Lic. Mgster. Cecilia Ortiz