23/08/2025
EL AUTISMO NO BORRA LA PERSONALIDAD, EL CARÁCTER Y EL TEMPERAMENTO.
Un diagnóstico de autismo influye mucho en la vida de una persona. Al final es algo que va a trascender lo personal y termina siendo de dominio casi público. En la escuela, el sistema de salud, el trabajo, las relaciones, etc. Y todo lo que sucede alrededor de la persona autista, desde su infancia hasta la edad adulta, se justifica en el Trastorno del Espectro Autista (TEA).
Sus rabietas, su forma de relacionarse socialmente, sus intereses restringidos, la necesidad de querer estar solos, el entusiasmo, la tristeza, el miedo. Todo termina enmarcándose en las características de la condición como si esa persona careciera de un mundo emocional que lo hace tan humano como a cualquier otra persona.
El hecho de procesar distinto, como se le dice a los procesos cognitivos en estos casos, no les sustrae de tener una personalidad, un carácter y un temperamento que conforman al ser único que en realidad es, más allá de su diagnóstico, aunque este influya en los tres. No todo se explica por la genética o la neurobiología. Tampoco están aislados uno de otro, los tres elementos confluyen, suceden y son consecuencia de un entorno social, perceptivo, cognitivo y emocional.
Como madres, como padres, nos damos cuenta que debajo de ese cúmulo de características del autismo hay alguien que se manifiesta de forma aislada a su autismo. No siempre la rebeldía es por la inflexibilidad mental, no siempre la poca interacción social se deba a sus dificultades sociales, no siempre querer estar solo se debe a su “imposibilidad” de conectar con las personas a su alrededor, no siempre sus rabietas son sensoriales o cognitivas, no siempre su gusto por algún tema en particular se trata de “intereses restringidos”.
Pareciera que, al ser diagnosticado bajo la etiqueta de autismo, los rasgos de personalidad, carácter y la expresión de su temperamento no fueran tenidos en cuenta a la hora de entender a esa persona, de dejarles ser como sienten ser.
Con todo esto, ¿Cuánto de lo que hacemos, del proceso terapéutico y del condicionamiento dado por el autismo como protagonista, influye en el desarrollo de los rasgos de su personalidad? Les tratamos como autistas y dejamos de tratarlos como personas porque todo el tiempo el filtro del diagnóstico niega la posibilidad de que bajo toda esa historia clínica, test y valoraciones exista un chico o chica introvertidos o extrovertidos, sociables o solitarios, intelectuales, artistas, soñadores, lógicos más allá de una condición.
Nuestros hijos son más que autismo, son más que una triada, son más que una minoría. Hagamos el ejercicio de verlos sin el diagnóstico. Nos sorprenderíamos de cuánto se parecen a nosotros y de cuánto hemos dejado de ver. Y no se trata de normalidad.
Autor: Angela Corredor de angelaco.wordpress.com
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Autismo con corazón