María Florencia Pesoa. Lic. en Psicología

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María Florencia Pesoa. Lic. en Psicología A través de esta página, difundo mis servicios profesionales como Lic. en Psicología.

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Como reflexionamos en el post sobre amistad en la adultez, a medida que crecemos y vamos asumiendo nuevos compromisos, n...
27/09/2023

Como reflexionamos en el post sobre amistad en la adultez, a medida que crecemos y vamos asumiendo nuevos compromisos, nuestro tiempo y energía disponibles para vincularnos con otras personas se vuelven más limitados, lo cual no nos permite encontrarnos como lo hacíamos en el pasado. Esto nos obliga a seleccionar a aquellos con quienes queremos compartir nuestro escaso tiempo libre.
Por otra parte, los caminos de la vida muchas veces nos llevan por rumbos diferentes, de acuerdo a los procesos vitales que cada uno va desarrollando. Algunos afianzan o comienzan relaciones de pareja, otros se embarcan en el desafío de la mapaternidad, u optan por carreras profesionales o laborales. Esto nos lleva a alejarnos de aquellos cuyos caminos van en direcciones contrarias al nuestro, así como acercarnos a quienes se dirigen a un destino similar al que hemos elegido. Un ejemplo se observa en amigos que se acercan a partir del nacimiento de sus hijos, mientras que se alejan de otros con quienes ya no comparten las salidas nocturnas que solían hacer.
Otro de los motivos que nos llevan a ser selectivos en nuestros vínculos es la reciprocidad. Esta última se refiere a un “ida y vuelta” en las relaciones, a la mutualidad de la presencia de quienes se vinculan. En algunos casos, el compromiso en el vínculo está desbalanceado, una de las partes siente que siempre es quien toma la iniciativa para los encuentros, mientras que la/s otra/s se limita/n a aceptar o rechazar las propuestas. Esta situación puede llevarnos a preferir aquellos vínculos que sentimos recíprocos, mientras que otros en los que tenemos que “remar” solos van quedando a un lado.
De igual forma, en la adultez comenzamos a sincerarnos más con nosotros mismos, y “nos sacamos las caretas” que nos obligaban a mantener relaciones por compromiso. Dejamos de lado aquellos vínculos que sentimos que ya no nos enriquecen, y comenzamos a generar nuevos espacios de encuentro, más acordes a nuestras necesidades y deseos actuales.
En definitiva, en la adultez nos permitimos revisar nuestros vínculos y priorizar aquellos que realmente nos nutran, para que la red social que nos sostenga esté conformada por hilos que tengan la firmeza necesaria para alojarnos cuando lo necesitemos, evitando prendernos de una liana que termine arrojándonos al vacío.
Te invito a revisar los vínculos en los que actualmente estás participando, permitiéndote elegir aquellos que sientas verdaderamente significativos, y alejándote de los que sólo te hacen “gastar tu batería”, sin recargártela. Por supuesto, siempre tenemos que posibilidad de volver a alimentar una relación que habíamos dejado en el olvido, así como de tomar distancia de un vínculo que sentimos que ya no es nuestro lugar.
Permitite la libertad de vivir los vínculos de forma genuina.

En la vida cotidiana, incorporamos dichos populares cuyo origen es, en muchos casos, desconocido, motivo por el cual se ...
16/09/2023

En la vida cotidiana, incorporamos dichos populares cuyo origen es, en muchos casos, desconocido, motivo por el cual se los denomina de ese modo, o también refranes. Estas frases están impregnadas de sentidos que hacen que su uso no sólo transmita ciertas ideas, sino también realice acciones.
Les propongo, en esta sección, deconstruir algunos de los dichos populares que más circulan en nuestra cultura, a fin de comprender el sentido y las implicancias de los mismos, entendiendo que, siempre que nos comunicamos, estamos, también, actuando, ya que lo que decimos tiene efectos en el propio hablante, así como en sus interlocutores, motivo por el cual nos referimos a “actos de habla”.

Detengámonos en el dicho popular que hemos elegido: “no hay mal que por bien no venga”. El mismo apunta al reconocimiento de los aspectos positivos o favorables de una situación o acontecimiento que, a simple vista, parecería negativo o desfavorable. Su intención parecería ser el abandono de una visión fatalista de una determinada circunstancia, para ir hacia una visión esperanzadora de alguna consecuencia favorable de lo ocurrido.
Pensemos en el uso que solemos darle a esta frase. En la mayoría de los casos, la incorporamos en situaciones que despiertan en nosotros emociones displacenteras, ya que no coinciden con lo que esperábamos, o implican consecuencias que vivimos como perjudiciales. Teniendo esto en cuenta, una de las funciones de esta frase sería mitigar la angustia o el malestar generado por el infortunio. Si bien esto es entendible desde un punto de vista emocional (solemos evitar las emociones displacenteras), puede tener efectos perjudiciales que es importante conocer:

💐 Uno de estos efectos puede ser la negación del malestar. Al poner el foco en un supuesto beneficio que la situación al parecer desafortunada podría tener, invalidamos la posibilidad de expresar el malestar y otras emociones displacenteras que pueden vivenciarse frente a la misma.
💐 Por otra parte, la desviación de la atención de la situación que vivimos como perjudicial no nos permite analizarla, a fin de identificar los aspectos de la misma que podrían modificarse para evitar que se repita en el futuro.
💐 Por último, hay situaciones en las que es prácticamente imposible encontrar aspectos beneficiosos. Es el caso de las llamadas “desgracias”, entre las cuales podemos mencionar fallecimientos, accidentes, pérdidas materiales importantes, desastres naturales, etc. En estas circunstancias, el uso de este dicho popular sería totalmente inapropiado, pudiendo causar rechazo en sus receptores.

Te invito, teniendo en cuenta estas reflexiones, a hacer un uso consciente de éste y otros dichos populares, y del lenguaje en general, para que el mismo sea un canal expresivo y comunicativo enriquecedor, y no una afilada arma que hiera (por más que – sabemos – podemos herir sin intención).

Desde hace ya un tiempo, encuentro en las letras mi refugio... Me permiten expresar aquello que siento, pienso y espero,...
10/09/2023

Desde hace ya un tiempo, encuentro en las letras mi refugio... Me permiten expresar aquello que siento, pienso y espero, ofreciendo un cauce al río de emociones y experiencias que corre dentro mío. A veces, la inspiración se apodera de mí, haciendo que mis dedos se muevan rápidamente, para no dejar escapar las ideas... En otras circunstancias, no encuentro las palabras para expresar lo que quiero, termino desorientada en medio de un mar de letras, y debo apelar al ojo atento de algún lector que me permita abrir camino entre las ideas, a fin de llegar a destino.
En más de una ocasión, la escritura me ha salvado de la angustia, no alejándome de ella, sino permitiéndome ponerle palabras a la presión en el pecho que me quita el aire. En otras oportunidades, he encontrado en ella el campo fértil de mi creatividad, jugando con las palabras hasta hallar la combinación que más me gusta.
En momentos de desconsuelo, escribir me ha permitido ensayar una catarsis algo desprolija, descuidando un poco la redacción para permitirme expresarme tal cual lo sentía.
Las letras son, también, excelentes compañeras en la lectura de libros a través de los cuales no sólo aprendo y me nutro de experiencias y saberes ajenos, sino también me replanteo mis ideas, entrando en diálogo con sus autores. Suelo tener un libro como compañero de esperas, tiempos libres y momentos de aburrimiento, valorando cada página leída como si de un tesoro se tratara. En más de una ocasión, mis lecturas me han servido de inspiración para escribir, gestándose una trama a través de la cual termino enriqueciéndome.
Gracias, letras, líneas y páginas, por ser refugio y trampolín, por cobijarme y dejarme crecer, por decorar mis días con su presencia.

En la era de la comunicación, estamos cada vez más incomunicados. Vivimos pendientes de lo que pasa en el mundo virtual,...
05/08/2023

En la era de la comunicación, estamos cada vez más incomunicados. Vivimos pendientes de lo que pasa en el mundo virtual, y desconocemos lo que le sucede a quien tenemos al lado. Sentimos que no podemos perdernos nada de lo que pasa en la red, y nos perdemos hermosos atardeceres y paisajes por estar pegados a la pantalla.
Lo admito: a mí también me atrapan las pantallas... Generan esa ilusión de conexión que se desvanece en cuanto se cae la señal, y ahí nos entra la desesperación... Recuerdo que el verano pasado nos quedamos sin internet en mi casa... Fue una hermosa oportunidad para volver a conectarnos, pero con otras cosas, como la lectura, la actividad física, los juegos de mesa, las charlas espontáneas... Lamentablemente, esa conexión se perdió cuando se encendió la lucecita de "on line", y volvimos a alienarnos en las pantallas.
A veces, estamos sentados compartiendo un espacio- tiempo con nuestras parejas, amigos, familia, etc., pero no hay un verdadero encuentro, porque cada uno está en su mundo virtual... Un mundo que puede parecer muy interesante, pero que se vuelve vacío si no traspasa la pantalla: si ese grupo de "amigos" de WhatsApp no se encuentra nunca, si nuestros "contactos" no están cuando realmente los necesitamos, si no logramos "conectarnos" emocionalmente con nuestros amigos y familiares.
Les propongo (y me propongo) desconectarnos de las pantallas para conectarnos personalmente... Apagar el wi fi y encender nuestros sentidos al encuentro con el otro... Estar "off line" para ponernos en línea con nuestro aquí y ahora, compartido con nuestros verdaderos amigos, no sólo con contactos o seguidores.

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Me presento

Soy Lic. en Psicología, recibida en el año 2011. Desde fines de 2012 me dedico a la clínica psicológica con jóvenes y adultos. Actualmente, trabajo de forma presencial y virtual, con pacientes particulares, por obras sociales (según convenios del Colegio de Psicólogos de Entre Ríos) y Ley Nacional de Discapacidad.

Entre los servicios que ofrezco, se incluye psicoterapia individual y presencial, psicodiagnóstico, evaluaciones preocupacionales, aptos psicológicos y procesos de Orientación Vocacional.

Además, soy intérprete de Lengua de Señas Argentina- Español, profesión que actualmente no ejerzo. Me dedico a la atención de personas Sordas, hablantes de LSA.

Tengo experiencia en docencia universitaria, y dicto clases particulares de materias afines a mi campo disciplinar. De igual forma, brindo asesoramiento en proyectos de tesis y trabajos finales.