29/05/2025
¿Quién tiene la culpa? Nadie. Seguir buscando responsables fuera retrasa, resta, obstaculiza detiene. Solo hay dos movimientos básicos en la naturaleza que incluso gobiernan nuestra biología: el más y el menos. Más es más, es sumar, voy hacia adelante, tomo la vida, me hago responsable, salgo de la zona de confort, crezco, busco, ¡vivo!
Menos es resto, me quejo, muero un poco cada día, repito indefinidamente por no poder cambiar. Cambio que da miedo, miedo que obstaculiza, que genera frustración por no poder verme, entonces es el otro, el otro tiene la culpa.
Así es, así fue, pero no tiene que seguir siendo. Ser feliz es una cuestión de coraje, coraje que viene del cambio. Coraje que viene de hacerme cargo y elegir, elegir y si me equivoco puedo hacerme responsable de mis actos, aunque no salga como yo quiero. Vivo, experimento, acepto ser diferente a mi familia, aunque no me acepten. Acepto ser diferente del resto de las personas, aunque incomode.
Acepto, me acepto y cuido mi rareza, después de todo no vine a esta vida a hacer feliz a los demás, solo vine a reconocerme como alma, a vivir desde el amor y desde ese lugar expandirme. Entonces, renuncio a la repetición y me asumo diferente pero igual. Igual a todos en biología, diferente en mi destino. Lo asumo y lo acepto.
Acepto todo como fue para poder escribir algo diferente quizás, porque no hubo, porque ni tuve, porque no tenían ni sabían.
Hoy tomo el coraje y crezco, crezco en conciencia y en amor, aceptando mi vulnerabilidad y mi diferencia, me permito experimentar y sentir qué necesito y qué es lo bueno para mí.
Así, libre como el viento y fluyendo como el agua me voy abriendo paso temerosa ante los cambios que me generan incertidumbre porque ante mí se abre un nuevo sendero desconocido hasta ahora. Porque es este el momento en el que decido poner los pies en este nuevo camino. Seguramente en el viaje encontraré pájaros del mismo plumaje buscando su destino. Sí a todo tal y como fue, sí a todo como es. Hoy puedo elegir.