14/12/2023
Hay algo que es irreductible y que trasciende cualquier programa personal, lo analicemos en términos de psicología, ideologías, creencias de cualquier índole, religiosas y espirituales, etc. Nuestro psiquismo y nuestra capacidad de crear sentido es infinita y tan variada como seres sintientes existan. Lo irreductible es que aquí, en este mundo que conocemos, el planeta Tierra, absolutamente nada ni nadie vive y sobrevive por fuera de la INTERDEPENDENCIA. El todos somos Uno no es solo una frase hecha del ideario budista (tomado por el movimiento new age), somos uno en el sentido de que funcionamos como sistema. Nuestra existencia es sistémica, si una parte se afecta (en cualquier sentido), eso repercute en los individuos y en el todo.
La conciencia empieza por uno mismo y esto es lo más difícil de realizar, porque nada nos angustia y desconcierta más que entrar en el espacio desconocido de nuestra psique y mente. No hay camino hoy que nos salve realmente que no sea el de la consciencia.
Ahora, una vez uno ha hecho un camino interno, una vez uno se ha "dado cuenta", al menos en cierta medida, el devenir natural es llevar esa consciencia a Lo Otro, a los otros. Vivir vincularmente conscientes. Somos por definición vinculares, nada puede vivir sin la interacción, no me voy a explayar en eso porque hay decenas de miles de textos, ejemplos y experiencias que lo detallan, solo ejemplificar con lo simple: sin reino vegetal que llevara a cabo el proceso de intercambio necesario, los del reino animal no tendriamos aire para respirar (a su vez el reino animal aporta en su descomposición los elementos necesarios para que el reino vegetal se alimente y subsista).
No voy a entrar en áreas tales como política, economía o sociología, sólo expresar mi asombro ante la ingenuidad extrema con la que la gran masa humana (en el enorme arco de las creencias humanas), está dejándose atrapar por un narcisismo social que avanza, que tergiversa conceptos espirituales, que mansilla nociones básicas de coexistencia planetaria, que acepta un egocentrismo de proporciones vergonzosas como si nada...
No hubo un solo maestro espiritual que obviara al prójimo, al otro, como sea que lo nombrara y como sea que lo entendiera.
No hay otro sentido ni otra misión ni otro propósito en esta existencia humana que SERVIR, al alma, a lo numinoso, y a todo lo que existe más allá de nosotros mismos. No hay más vuelta, no hay nada más simple que eso. No hay que salir a hacer ninguna revolución ni nada por el estilo, simplemente estar muy atentos. Observarte a cada momento, cultivar la humildad y la fuerza de espíritu, para que quien sea que encuentres en tu camino (o se encuentre en el tuyo), puedas brindar lo más valioso que tenes: tu conciencia, tu infinito corazón, tu mirada transparente, tus manos tendidas.
Verónica