02/04/2024
DETECCIÓN PRECOZ DEL TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA DURANTE EL PRIMER AÑO DE VIDA EN LA CONSULTA PEDIÁTRICA
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es un trastorno psicobiológico , neurobiologico de la comunicacion, intercomunicación, la interacción y la flexibilidad mental que se manifiesta antes de los 30 primeros meses de vida y que da lugar a un deterioro del desarrollo emocional y cognitivo. Afecta a todas las áreas de la vida de una persona y se considera una de las patologías del desarrollo, la conducta y la comunicación(1-3).
Las señales de alarma de dificultades de comunicación y relación, compatibles con TEA, se han descrito y pueden identificarse desde edades tan tempranas como los seis primeros meses de vida(4,5).
El pediatra de Atención Primaria tiene una importante función en la detección precoz del TEA. La consulta pediátrica es un contexto natural idóneo para la observación de estas señales de alarma y recoger las preocupaciones de los cuidadores(6).
Durante esta primera etapa de desarrollo, entendemos las primeras señales de alarma, como elementos biológicos, emocionales o relacionales que nos sugieren un riesgo de afectación del desarrollo del niño. Por tanto, no se trata tanto de hacer un diagnóstico precoz, sino de detectar un conjunto de signos que pueden comprometer su desarrollo.
Señales de alarma precoces del trastorno del espectro autista en el primer año de vida
La detección del TEA se basa principalmente en la observación clínica, en la observación de las conductas del niño, la familia y la relación entre ambos(7). En la consulta, también pueden considerarse las puntuaciones obtenidas en los cuestionarios específicos y la información procedente de interconsultas. Además, se han descrito biomarcadores que pueden contribuir al juicio clínico(8).
Señales de alarma en el niño
Estudios previos muestran que las señales más evidentes en el niño durante el primer año de vida implican los dominios de comunicación e interacción social (p. ej., la falta de contacto ocular o de imitación), mientras que los intereses sensoriales inusuales y/o comportamientos repetitivos y estereotipados aparecen más tarde, a partir o después de los 2 años.
Las señales de alarma incluyen:
• La presencia de signos patológicos.
• La ausencia de conductas propias del desarrollo típico.
• Diferencias cualitativas en el desarrollo de competencias y conductas.
Se clasifican según 2 tipos: las ruidosas o por exceso, que se captan rápidamente (p. ej.: llanto indiferenciado, echarse atrás ante el contacto, hipotonía, etc.) y las silenciosas o por defecto, más difíciles de reconocer (p. ej.: no comer, mirar de manera fija, silencio, insomnio, calma silenciosa, etc.).
Es importante tener en cuenta que una señal de alarma no implica necesariamente una afectación del desarrollo. También se puede encontrar en un niño / a con desarrollo normal, ser un signo transitorio o bien un aspecto reactivo del niño a determinadas situaciones ambientales. Se considera que hay riesgo de TEA, cuando observan más de 2-3 señales de alarma con una intensidad, frecuencia y duración significativas. Hay que rstar atentos a las principales señales de alarma y las manifestaciones clínicas de los 2-6 meses y 6-12 meses, respectivamente.
Fuentes
Área de Neurologia del Hospital Fernandez
Area de neurologia del Hospital de niños Pedro Elizalde.
Tambien buscar;
1Centro de investigación y formación Carrilet. Barcelona. España. 2Centro de Desarrollo y Atención Precoz (CDIAP) Equip 40. Sant Vicenç dels Horts, Sant Feliu de Llobregat y Vallirana. España. 3Departamento de Psicología Clínica y Psicobiología. Universidad de Barcelona. España. 4Centro de Desarrollo y Atención Precoz (CDIAP) Maresme. Mataró. España.5Centro de Atención Primaria Santa Eulàlia. Barcelona. España
L. Busquets1,2, J. Miralbell1,3, P. Muñoz1, N. Muriel1, 4, N. Español5, L. Viloca1, M. Mestres1