18/07/2025
A veces creo que la vida nos enseña a guardar piedras en los bolsillos.
No las vemos, pero están ahí: palabras no dichas, enojos tragados, lágrimas postergadas.
En la vida nos han enseñaron a decir “todo bien”, esta todo bien,,,A callar para no incomodar, para que no te vean “débil”, para no romper la paz… pero esa es una paz que te rompe por dentro
¿Cuántas veces has dormido con un enojo sin nombre y al día siguiente te duele la cabeza, o sientes hasta el cuerpo pesado.
¿O ese “no pasa nada” que repites, mientras por dentro realmente duele?
Las palabras no dichas son como plantas en la sombra: buscan la luz, se tuercen, crecen donde y como pueden… y si no encuentran salida, se pudren por dentro.
No estamos diseñados para tragarnos la vida.
Estamos hechos para sentir, para expresar, para ser escuchados.
Pero el miedo… el miedo a molestar, a ser juzgado, a no encajar… nos va encerrando en un silencio que enferma.
Imagina una casa cerrada, sin ventanas abiertas.
Al principio, nada parece extraño. Pero con el tiempo, el aire se enrarece, el ambiente pesa, y hasta respirar cuesta trabajo.
Eso pasa cuando callamos lo esencial: la vida se vuelve pesada, irrespirable.
Te invito a que hoy te preguntes :
¿Qué palabra no dicha te pesa hoy?
¿Qué verdad pequeña, si pudieras soltarla, te daría un poco de alivio?
Hablar no siempre es fácil, ni seguro, ni cómodo.
Pero es necesario.
No tienes que hacerlo todo en un dia para el otro,solo empieza por un paso: escribirlo, compartirlo con alguien de confianza.
Recuerda que tu dolor tiene voz, tus historias tienen espacio, y tus emociones son para expresarlas.
Lo que se queda adentro termine enfermando.
Sanar empieza por atreverse a decir, a contar, así sea en voz baja.
¿Si hoy soltaras una piedra Qué pasaría?
¿Qué podrías hacer con ese espacio libre?.................................