26/05/2025
Crees que le das alas, pero lo dejas sin nido.
Y un adolescente sin contención… se cae.
Muchos padres confunden crianza respetuosa con permisividad emocional.
No ponen normas claras porque no quieren “reprimir” o “traumatizar” al hijo.
Pero el niño que crece sin límites no se siente libre, se siente desprotegido.
La libertad sin marco es un vacío: el adolescente no sabe qué esperar del adulto ni de sí mismo.
Los adolescentes necesitan un equilibrio entre conexión, exploración y estructura.
Si solo hay exploración sin guía, se genera desorganización interna.
Testimonio real :
"A los 13 decidía todo: cuándo dormir, qué comer, con quién andar.
Al principio me sentía libre… hasta que me di cuenta de que nadie me cuidaba realmente.”
Ejemplo + ejercicio práctico:
CASO: Tu hijo dice: “No quiero ir al colegio, me da igual perder clases.”
Típica reacción: Lo dejas quedarse para evitar conflicto o porque “ya es grande para decidir”.
Consecuencia: Asocia la libertad con ausencia de responsabilidad.
Nueva alternativa (en 3 pasos):
1. Escucha sin invalidar: “Entiendo que no tengas ganas hoy.”
2. Marca el marco: “ Pero faltar sin causa no es una opción.”
3. Reafirma tu rol: “Estar presente también es tu responsabilidad, no solo tu derecho.”
La libertad no es soltar. Es enseñar a sostenerse dentro del marco.
Consejo final:
Tu hijo necesita límites no para controlarlo, sino para saber que hay alguien que lo cuida, incluso cuando él no se cuida a sí mismo.
La ausencia de límites no es respeto.
Es abandono emocional disfrazado de modernidad.
Confundiste respeto con dejarlo solo.
Abriste la puerta de par en par, creyendo que darle libertad era amarlo…
y no viste que lo dejabas ir sin guía, sin límites, sin nido,
sin preparación ni herramientas para la vida.
Eso no es crianza respetuosa.
Eso es abandono… con palabras bonitas.
* Creditos a quien corresponda