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AMUSIAAmusia es el término con el que se denomina a un número de trastornos que inhabilitan el reconocimiento de tonos o...
24/05/2025

AMUSIA

Amusia es el término con el que se denomina a un número de trastornos que inhabilitan el reconocimiento de tonos o ritmos musicales, de su reproducción, su lectura, dicción o su escritura. En este sentido, es un trastorno equiparable a la afasia.
La amusia, salvo los casos congénitos, sobreviene a partir de una lesión cerebral. La manera de clasificar los distintos tipos de amusia se clasifica en base a las alteraciones clínicas que provoca, entre las que se encuentran:
Amusia motora, cuya expresión clínica sería la incapacidad para silbar o cantar.
Amusia perceptiva, cuya expresión clínica sería la incapacidad para discriminar los tonos.
Amnesia musical, cuya expresión clínica sería la incapacidad para reconocer canciones familiares.
Apraxia musical, cuya expresión clínica sería la incapacidad para interpretar música.
Agrafia musical, cuya expresión clínica sería la incapacidad para escribir música.
Alexia musical, cuya expresión clínica sería la incapacidad para leer música.
En la mitología griega, Tamiris o Tamaris, hijo de Filamón y Argíope, fue un “aedo” tracio, artistas que cantaban epopeyas acompañándose de un instrumento musical, el phorminx. Fue considerado el primer hombre que cortejó a otro hombre, cuando sedujo a Jacinto, el hijo de Clío, la musa de la Historia. Apolo, también enamorado de Jacinto, convenció a Tamaris que desafiara a las musas a una prueba de canto y destreza con la lira. Las musas, como castigo por su soberbia, lo cegaron y le privaron de su habilidad musical, constituyendo un típico caso de apraxia musical
Aleksandr Andréyevich Ivánov (1806-1858) fue un pintor ruso que adhirió a la decadente y conservadora tradición del Neoclasicismo, por lo que encontró poca aceptación entre sus contemporáneos. Desarrolló gran parte de su carrera artística en Roma, de donde regresó a Moscú en 1858, solo para morir dos meses después en una epidemia de peste. Hoy, su obra es reconocida, y entre la misma se encuentra el cuadro "Apolo, Jacinto y Cipariso tocando y cantando", de 1834, donde Apolo abraza tiernamente al joven Cipariso mientras Jacinto toca la flauta.
En la mitología griega, Cipariso (Ciprés en castellano), al morir fue convertido por Apolo en el árbol ciprés, el cual elevó su punta aguda hasta el cielo. Desde entonces, es el árbol que electivamente adorna los cementerios, al considerárselo el símbolo del dolor por la muerte de los seres queridos.
Un ejemplo actual de amusia adquirida ha sido el caso del músico y compositor francés Maurice Ravel (1875-1937), quien sufrió en los últimos años de su vida un compromiso del córtex prefrontal y los ganglios de la base, lo que le produjo una afasia de Wernicke, con gran dificultad para la lectura y la escritura, aunque logró conservar la comprensión del lenguaje. Desde el punto de vista musical, esta lesión neurológica se tradujo en un pensamiento musical relativamente bien conservado, pero con gran afectación de la escritura y la lectura de las partituras musicales. Su obra más famosa, el “Bolero”, con su “ostinato” repetitivo, su relativa pobreza melódica y su linealidad, sería el reflejo de esta enfermedad.
El propio compositor opinaba así del Bolero: "¿Mi obra más famosa? El Bolero, por supuesto. Por desgracia, está vacío de música." En sus últimos años, la lesión cerebral de Ravel lo transformó en un ser incapaz de comunicarse con los demás, aunque lamentablemente, con conservación parcial del intelecto. En 1932 expresó: "Tengo la cabeza llena de música, pero no soy capaz de escribirla".
Desafortunadamente, el célebre compositor fue puesto en manos de los neurocirujanos Clovis Vincent (1879-1947) y Thierry de Martel (1974-1940), pioneros de la especialidad en Francia, quienes decidieron abrirle el cráneo para investigar la presunta existencia de una masa tumoral que explicaría la evolución de su enfermedad. No encontraron nada, pero terminaron con la vida de Ravel, que al salir del quirófano entró en un estado comatoso del que no se recuperó, falleciendo a los 62 años.

Prof. Dr. Eduardo Scarlato - Prof. Dr. Antonio Werner

Dentro de la capacitación técnica que brindamos, incorporamos en todas las clases material material artístico e históric...
13/05/2025

Dentro de la capacitación técnica que brindamos, incorporamos en todas las clases material material artístico e histórico que enriquecen el acabado conocimiento de los efectos en la salud de las sustancias químicas potencialmente peligrosas.

PROGNATISMOEl prognatismo (del griego πρo y γναθος, mandíbula) consiste en una deformación de la mandíbula por la cual é...
23/03/2025

PROGNATISMO

El prognatismo (del griego πρo y γναθος, mandíbula) consiste en una deformación de la mandíbula por la cual ésta, sea en la parte superior o bien en la parte inferior, sobresale del plano vertical de la cara, pudiendo ir desde afectaciones estéticas hasta trastornos en el habla, la mordida o la masticación por desalineación maxilar.
El prognatismo fue distintivo de la dinastía de los Habsburgo, una de cuyas ramas, la Casa de Austria, ostentó el trono de España entre los siglos XVI y XVII, desde el reinado de Carlos I hasta el de Carlos II. Debido a la endogamia que fue habitual en dicha dinastía, el prognatismo se repitió en los sucesivos reyes españoles y sus descendientes; incluso a veces en sus esposas, que fueron parientes más o menos lejanas. Varios reyes con este defecto se dejaron crecer la barba para disimularlo, aunque sin mucho éxito, a juzgar por sus retratos oficiales. La endogamia no fue casual, o bien el fruto de enamoramientos entre primos hermanos; o bien constituyó una política de estado implementado por la familia Habsburgo para mantener unidas las dos ramas de la dinastía, la alemana y la española.
En 1993, G.Wolff y colaboradores, del Instituto de Genética de la Universidad alemana de Friburgo, describieron 13 familias nobiliarias de Europa que presentaban esta característica. Maximiliano de Habsburgo, emperador de Alemania que portaba un mentón más que prominente, al casarse con María de Borgoña, prognática ella también, no pensó que su hijo, el futuro Carlos I, heredaría la deformación en forma tan pronunciada, al grado que se dejaba la barba para tratar de que se le notara menos.
Bernhard Strigel (1461-1528) fue un pintor de origen alemán contratado por la corte de los Habsburgo para ser el retratista del emperador Maximiliano (1459-1519). Entre sus obras se encuentra el cuadro que lo representa con los miembros de su familia, entre estos, su nieto Carlos I, más prognático aún que su abuelo (Figura 1).

Carlos I, rey de España, a la vez Carlos V, emperador de Alemania (1500-1558), no solo se dejaba exprofeso la barba, sino que tanta vergüenza le daba que lo vieran masticar con dificultad, que prefería comer en soledad. El teólogo y embajador veneciano, cardenal Gasparo Contarini (1483-1542), describió de esta forma al Emperador Carlos V a los veinticinco años de edad: “Tiene los ojos ávidos, el aspecto grave, pero no cruel ni severo; ni en él otra parte del cuerpo se puede inculpar, excepto el mentón y también toda su faz interior, la cual es tan ancha y tan larga, que no parece natural de aquel cuerpo; pero parece postiza, donde ocurre que no puede, cerrando la boca, unir los dientes inferiores con los superiores; pero los separa un espacio del grosor de un diente, donde en el hablar, máxime en el acabar de la cláusula, balbucea alguna palabra, la cual por eso no se entiende muy bien” (Figura 2).

La línea sucesoria de la casa española de Habsburgo, luego de Carlos I, pasó por Felipe II, Felipe III y Felipe IV, todos prognáticos, pero ninguno de las proporciones de Carlos II (Figura 3).

Los padres de Carlos II (1661-1700) eran tío y sobrina, y para colmo, ambos prognáticos. Tan elevada carga genética motivó que su hijo luciera una mandíbula especialmente prominente, que incluso le impedía hablar con soltura. La alta consanguinidad de sus progenitores fue responsable no solo del prognatismo, sino mucho más grave, de estar afectado del síndrome Klinefelter, con debilidad muscular e infertilidad. Por su aspecto y por su deficiencia intelectual, lo apodaron “El Hechizado”. El nuncio papal en la corte española lo describió de esta manera: “El rey es más bien bajo qué alto, no mal formado, feo de rostro; tiene el cuello largo, la cara larga y como encorvada hacia arriba; el labio inferior típico de los Austria; ojos no muy grandes, de color azul turquesa y cutis fino y delicado…Su cuerpo es tan débil como su mente” (Figura 4).
En la rama alemana de los Habsburgo, el prognatismo más marcado se dio en el soberano Leopoldo I de Austria y Hungría (1640-1715), que le valió que sus enemigos lo apodaran “Boca de camello” (Figura 5).

Leonardo da Vinci, en su búsqueda constante de la belleza, nos ha legado a la Monalisa con su enigmática sonrisa, y otros rostros de damas nobles y de Madonas igualmente fascinantes, pero también una serie de caricaturas propias de un museo de excentricidades. En esta recopilación de grotescos se pueden encontrar varios casos de prognatismo marcado, siempre dibujados de perfil para hacer más notoria la desproporción (Figura 6).

Prof. Dr. Eduardo Scarlato – Prof. Dr. Antonio Werner

HIDROCEFALIAEntre las finas y refinadas cerámicas y esculturas olmeca, se encuentran una serie de aparentes niños que se...
09/03/2025

HIDROCEFALIA

Entre las finas y refinadas cerámicas y esculturas olmeca, se encuentran una serie de aparentes niños que se sostienen la cabeza con ambas manos. Todos presentan un rictus como de dolor y las cabezas son de un diámetro mayor al normal para sus cuerpos. Aunque el significado de estas obras escapa a los conocimientos actuales, podría aventurarse un diagnóstico presuntivo de hidrocefalia.
Cuando Velázquez tuvo el encargo real de pintar también a la servidumbre de palacio, plasmó con su genial capacidad de observación y estilo propio muchas de las deformidades físicas y mentales de algunos de estos personajes. En su obra se puede constatar siempre con absoluta precisión estos signos clínicos, pero sin evidencia de la intención de mofarse de ellos, sin caricaturizarlos ni de buscar un placer morboso; y sin tampoco una falsa compasión. Todo lo contrario, en su obra se puede apreciar la humanidad estoica y serena con la que veía a esas personas.
En 1628 pintó por primera vez el retrato de uno de los bufones de la corte del rey Felipe IV, el de Juan Calabazas o Calabacillas. Diez años más tarde volvió a representarlo con un rostro sin una sola línea claramente delimitada. En su lugar, el relieve de la superficie se compone de una textura de colores y sombras inusitadamente sutiles, rodeada por un cuello irreal de puntilla blanca. Los minúsculos ojos bizcos están hundidos en unas órbitas inmensas. La frente prominente junto a un cráneo aumentado de tamaño y a la debilidad mental.
Lucas Cranach el Viejo (1472-1553) tuvo cinco hijos, uno de los cuales habría padecido hidrocefalia, según algunos de sus biógrafos. Y según otros, esta sería la razón por la cual, en sus cuadros de Madonas los niños pequeños presentan cabezas de tamaño más grande de lo normal. Esta supuesta anomalía se ve claramente representada en varias de sus vírgenes María con el niño Jesús, como en la versión llamada “Madona de las uvas”, de 1520, actualmente exhibida en la Galería Uffizi de Florencia.
En estos casos presentados, el niño evidencia además una baja implantación del pabellón auricular, dedo gordo del pie separado y ambos antebrazos desproporcionadamente engrosados en comparación con los brazos.
Frederik Ruysch (1638-1731) fue un médico y botánico holandés que supo captar el interés de la gente en base a su extravagante colección de malformaciones anatómicas, a las que presentaba formando disparatadas escenificaciones, muchas veces rayanas en el mal gusto. Para los dibujos contaba con el talento artístico de su hija Rachel, eximia y exitosa pintora de naturalezas muertas. Entre las ilustraciones de su obra “Thesaurus anatomicus”, se puede ver la de un recién nacido hidrocefálico, detalladamente dibujado por Rachel Ruysch.
Guillermo de Odenburg (1689-1700), duque de Gloucester, fue el único sobreviviente de los 16 hijos que tuvieron los príncipes Ana de Inglaterra y Jorge de Dinamarca. Era el candidato del partido protestante para ser heredero de la corona, pero su endeble salud frustró los planes de los políticos ingleses. Sufría de hidrocefalia, que, si bien no afectaba su intelecto, lo condicionaba a no poder sostenerse sin ayuda, y a padecer un sinfín de enfermedades. Periódicamente, los cirujanos de la corte le perforaban el cráneo para extraer líquido cefalorraquídeo, aunque lamentablemente no conocemos el resultado de estas cruentas intervenciones. A los once años, enfermó gravemente con fiebres muy altas, y pese a las sangrías y los esfuerzos de los médicos reales, murió con el diagnóstico presuntivo de escarlatina o viruela. La necropsia demostró la abundante cantidad de líquido entre los ventrículos del cerebro.
El pintor alemán sir Geofrey Kneller (1646-1723), discípulo de Rembrandt, finalmente se radicó en Londres, donde tuvo tanto éxito como retratista oficial de la corte inglesa que el rey Carlos II lo nombró caballero. A Kneller se le debe el retrato oficial del desdichado Guillermo. En la imagen del príncipe se aprecia un aumento discreto del tamaño de la cabeza, pero es probable que el pintor haya tomado sus recaudos para que los súbditos no se alarmaran con el aspecto enfermizo del futuro rey. A otro pintor cortesano, Edmond Lilly (1680-1716), el preferido de la madre de Guillermo, también se le encargó un retrato de Guillermo, que presenta igualmente el aumento de cráneo por la hidrocefalia que padecía.

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ERISIPELALa erisipela es una infección aguda de la piel provocada por la bacteria  Staphylococcus aureus, hoy curable co...
10/01/2025

ERISIPELA

La erisipela es una infección aguda de la piel provocada por la bacteria Staphylococcus aureus, hoy curable con el tratamiento antibiótico específico, pero en siglo XVII era una enfermedad extremadamente grave, con compromiso del estado general, y su curación era tan difícil que se necesitaba la interseción de un santo milagroso para lograrla, en este caso, San Carlos Borromeo.

Giovanni Battista Crespi (1573-1632), llamado “il Cerano”, fue un pintor barroco milanés, contratado por la familia Borromeo para hacer una serie de grandes cuadros que recrearan los milagros del santo familiar. Uno de estos fue la curación de la joven Aurelia de Angeli, afectada desde hacía tres años por una afección cutánea, identificada como erisipela. En el cuadro, la enferma se vuelve hacia la imagen del santo para implorarle su ayuda. El cirujano, escalpelo en mano, ya no sabe qué hacer con las ampollas de su paciente, mientras una acompañante se cubre la cara para atenuar el olor fétido de las heridas. La representación que hace Crespi de la erisipela en la pierna de Aurelia es muy elocuente; gran edema sobre el cual se perciben ampollas hemorrágicas, necrosis focal, livedo reticularis y crepitación.

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SINDROME DE NOONANEl síndrome de Noonan es una condición genética descripta por primera vez en 1968, aunque, como en el ...
30/11/2024

SINDROME DE NOONAN

El síndrome de Noonan es una condición genética descripta por primera vez en 1968, aunque, como en el síndrome de Down, podemos encontrarla en obras previas a esta fecha gracias a la sagacidad y poder de observación de los artistas. Esta enfermedad tiene una frecuencia de aparición de entre 1/1000 a 1/2500 nacimientos, y sus cambios se traducen clínicamente en estatura baja, acortamiento del cuello, deformidades en el pecho tipo excavatum y hallazgos faciales característicos con cara de forma triangular por poseer un mentón aguzado, regiones malares aplanadas, fisuras palpebrales antimongoloides, lo que le dan la apariencia de ojos tristes, en ocasiones con párpados caídos o ptósicos, boca pequeña, pudiendo presentar anomalías cardiovasculares del tipo de la estenosis de la válvula pulmonar o con crecimiento de las paredes ventriculares (miocardiopatía hipertrófica).

Ivan Le Lorraine Albright (1897-1983) fue un pintor estadounidense de un estilo figurativo, muy detallista, y que generalmente ejercía una ácida crítica social. En una de sus pinturas, “Entre los que quedan”, de 1929, presenta un herrero con una musculatura marcada por la dureza del trabajo manual, aparentemente de baja talla, ya que los codos no llegan a la cintura. Los rasgos faciales y corporales recuerdan a este síndrome, descripto por Noonan y Ehmke en 1963.

La principal característica incluye estatura baja, defectos cardiacos, dismorfismo facial y pecho excavado entre otros. El herrero del cuadro tiene cara triangular, mentón afilado, cuello corto y ancho, ojos muy espaciados, caída de los párpados, orejas de implantación baja, y se insinúa el pectus excavatum.

Prof. Dr. Eduardo Scarlato – Prof. Dr. Antonio Werner

DRACUNCULIASIS “Sólo una cosa es clara: que la carne se llena de gusanos”                                               ...
17/11/2024

DRACUNCULIASIS

“Sólo una cosa es clara: que la carne se llena de gusanos” Nicanor Parra, poeta chileno (1914-2018)

Afortunadamente, la dracunculiasis es una afección rara en nuestro medio, ya que tiene connotaciones cutáneas que la hacen ser considerada como una de las enfermedades más horribles que pueden padecerse. Se trata de una parasitosis proveniente de Guinea, por lo que también se la conoce como enfermedad de la lombriz de Guinea. Difundida en África y en Cercano Oriente, afecta aproximadamente a 3.500.000 de personas.
El parásito Dracunculus medinensis, es un gusano extraordinariamente largo que se aloja y crece en el tejido subcutáneo, generalmente en el muslo, hasta que tiene la mala idea de perforar la piel y salir al exterior, para sorpresa y horror del parasitado, que ve salir de su cuerpo un gusano largo y fino de hasta un metro de largo. El parásito entra al huésped por la ingestión de agua estancada contaminada con la larva de la lombriz de Guinea. Aproximadamente un año después, la enfermedad llega a presentarse con una sensación dolorosa de ardor cuando la lombriz forma una ampolla, usualmente en alguna extremidad inferior.
La lombriz de Guinea es conocida desde la antigüedad. La primera mención histórica se encuentra en el Papiro de Ebers hacia el 1550 aC, además de hallarse rastros calcificados del parásito en una momia de la misma época. En la Biblia, el Libro de Números describe cómo los israelitas fueron golpeados por “serpientes ardientes” mientras deambulaban perdidos por el desierto, y algunos historiadores creen que se trataba de los gusanos de Guinea. Nuevamente aparecen informes sobre esta parasitosis en Grecia, hacia el siglo II aC. El nombre “dracunculiasis” viene del latín “afección con dragones pequeños”.
La forma de transmisión de la dracunculiasis era una incógnita hasta que el naturalista ruso Aleksej Fedchenko (1844-1873) descubrió en 1870 en investigaciones llevadas a cabo en Samarcanda, Asia Oriental, que había embriones de los gusanos en el agua potable.
Recientemente, un grupo de paleopatólogos italianos descubrió en un cuadro medieval de autor anónimo, de San Roque, guardado en la Pinacoteca de Brera, como el santo se levanta la ropa para mostrarnos la herida en la piel del muslo por la cual está saliendo el gusano de Guinea. Siendo una endemia del África, no se sabe el porqué de su agregado a la imagen de Roque. Lo más probable es que el pintor haya conocido algún caso de un viajero proveniente de África o del Cercano Oriente.
El naturalista alemán Gottlieb Tobias Wilhelm (1785-1811) fue el autor de textos de ciencias naturales que entregaba al público en forma semanal a través de la editorial de su padre en Augsburgo, y con la colaboración de los mejores dibujantes de su momento. Con estas entregas se formó finalmente la monumental obra “Discurso sobre historia natural”, que abarcó 25 volúmenes con 1.500 ilustraciones de gran calidad artística. En la ilustración correspondiente a la dracunculiasis puede verse la forma en que los pacientes enrollaban a la lombriz de Guinea en un palito a medida que salía del cuerpo del sufrido huésped.
Los gusanos de Guinea han sido enrollados en la historia de la humanidad durante miles de años. Hay referencias que tanto los médicos persas como los griegos enrollaban los gusanos en un palo hace más de 2.000 años. Otros consideran como probable que este sea el origen del símbolo de la medicina, el de la serpiente enrollada en el bastón. Un grabado del siglo XIX expresa bien la forma en que un médico europeo enrolla en el palo el parásito que extrae de la pared del abdomen de un hombre africano.
Era frecuente que los peregrinos musulmanes que realizaban la peregrinación religiosa anual a La Meca sufrieran infecciones por gusanos de Guinea, lo que llevó a que en latín se lo conociese además como el “Pequeño Dragón de Medina”.

Prof. Dr. Eduardo Scarlato – Prof. Dr. Antonio Werner

LA PATOLOGIA MAMARIA EN EL ARTE.Trabajo publicado en la revista ALMA. Vol. 10 Nro. 3. Setiembre 2024.
06/11/2024

LA PATOLOGIA MAMARIA EN EL ARTE.

Trabajo publicado en la revista ALMA. Vol. 10 Nro. 3. Setiembre 2024.

ABSCESOS, FISTULAS PERIANALES Y HEMORROIDESLos traseros de los reyes no tienen nada de particular, ni son diferentes a l...
14/10/2024

ABSCESOS, FISTULAS PERIANALES Y HEMORROIDES

Los traseros de los reyes no tienen nada de particular, ni son diferentes a los de sus súbditos, pero por su condición de extrema nobleza y por su importancia para la salud del reino, han llegado a ser parte de la historia. Tales son los casos de Martín el Humano, rey de Aragón y de Luis XIV de Francia.

Al rey aragonés Martín I (1356-1410), lo apodaban "El Humano" por su inteligencia, su piedad y, su amor a la cultura. Paralelamente, su falta de energía para gobernar, su carácter irresoluto y su desagrado por los conflictos bélicos, fueron causa del proceso que llevó al final de su reino en manos de vecinos más poderosos y aguerridos. Cuando murió, fue enterrado en el monasterio cisterciense de Santa María de Poblet junto a otros monarcas del reino de Aragón. En un predio vecino al monasterio hizo construir un pequeño palacio desde el que podía asistir a misa sin tener que descender a la iglesia. Martín era aficionado a la caza, Lo notable es que en uno de los capitales que coronan las columnas del edificio, puede verse una curiosa escena en la que el rey, inclinado, se ha bajado la ropa para mostrarle el trasero al monje que habrá de extraerle con pinzas las espinas que tiene clavadas.
La historia del episodio nos cuenta que el rey, en una de sus habituales excursiones cinegéticas, se había caído del caballo sobre una espinosa zarza. Como las espinas duelen, y además pueden fácilmente infectarse, dando lugar a formación de un absceso perianal o a un granuloma por cuerpo extraño, el soberano se apuró por llegar al monasterio para que médico monje le sacara las mismas.

Luis XIV, el poderoso Rey Sol, padecía una fístula anorrectal, afección sumamente molesta, que lo hacía avergonzar y lo ponía obviamente de mal humor, con las consecuencias políticas que esto suponía. Oficialmente se decía que el origen había sido un forúnculo provocado por la equitación. Ante el fracaso de cuanta pomada y ungüento le aplicaban sus médicos, finalmente aceptó la indicación de uno de ellos, el doctor Charles-François Felix, de operarse la fístula. Felix no la había practicado nunca, y como el ano real era cosa seria, se puso a practicarla con todos los enfermos de fístula que pudo encontrar en los hospitales de París. Recién cuando el rey pudo comprobar varias veces el éxito de la resección de la fístula, el 18 de noviembre de 1686, Felix, usando un bisturí de plata que había diseñado especialmente (luego conocido como bisturí real) procedió a realizar la operación, en presencia de Madame de Maintenon, el confesor, otros dos médicos personales, cuatro boticarios y dos cirujanos ayudantes. El protocolo quirúrgico nos cuenta que "El rey fue situado en el borde de la cama, con una almohada bajo el vientre para elevar las nalgas, que estaban expuestas a la ventana, con las piernas separadas y sujetas por dos boticarios". No obstante que la cruenta intervención duró tres horas y fue realizada sin anestesia, el parte oficial decía que el soberano se había comportado con “la máxima firmeza”, sin quejarse en ningún momento, o sea, en el mejor estilo de las falaces informaciones oficiales.

Luis XIV, siempre generoso, pagó una fortuna a Felix, le regaló una finca y le confirió un título honorífico. A su vez, Felix legó gran parte de su fortuna a la corporación de cirujanos para que se crease una escuela de cirugía, que pasó a ser la Real Academia de Cirugía. Los barberos y practicantes, antes despreciados por los médicos académicos y que desde tiempos inmemoriales eran los que practicaban las curas quirúrgicas se decidieron a obtener una formación académica propia y a ejercer según normas cultas la profesión de cirujano.

En el caso de las hemorroides, las que durante la edad media fueron denominadas como “la enfermedad de san Fiacre”, según la leyenda, provienen de un monje irlandés del siglo VII, quien fuera milagrosamente curado cuando se sentó encima de una roca “curativa”.

Por eso, durante el medioevo se creyó que si una persona no rezaba a San Fiacre, patrón de los jardineros y “protector contra los hemorroides”, sufriría de esta dolorosa enfermedad, la que hasta el siglo XII los mojes trataban con un hierro al rojo vivo o cirugía primitiva.

La alternativa menos dolorosa y menos eficaz de curarse de esta molestia, era realizar una peregrinación hasta Saint-Fiacre, Seine-et-Marne en Francia, donde se encontraba la “roca milagrosa”.

Pero afortunadamente, los tratamientos mejoraron en el siglo XII, cuando el médico judío Moisés Maimónides cuestionando la efectividad de estos tratamientos religiosos, escribió siete capítulos sobre la enfermedad sugiriendo un tratamiento más simple: Un buen baño en la bañera.

Prof. Dr. Eduardo Scarlato – Prof. Dr. Antonio Werner

En el marco del XXII Congreso Argentino de Toxicología y ###VII Jornadas Interdisciplinarias de Toxicología, estaremos d...
18/09/2024

En el marco del XXII Congreso Argentino de Toxicología y ###VII Jornadas Interdisciplinarias de Toxicología, estaremos disertando sobre las pócimas y los venenos en la literatura infantil. Quedan todos invitados.

TORAX DE ZAPATERO O PECTUS EXCAVATUMEs usual que los signos muy visibles de una patología característica induzcan a que ...
29/06/2024

TORAX DE ZAPATERO O PECTUS EXCAVATUM

Es usual que los signos muy visibles de una patología característica induzcan a que la misma comience a ser denominada por la similitud con una actividad determinada o con una situación característica. Así tenemos, por ejemplo, el codo del tenista, la enfermedad del beso, el síndrome de Diógenes o el síndrome del Burnout. Y entre este tipo de calificación se destaca el llamado “tórax de zapatero”, que corresponde técnicamente al pectum excavatum, una deformidad congénita de la caja torácica, caracterizada por el hundimiento del pecho en la región del esternón. Es una afección frecuente, más común en varones que en mujeres, que se presenta desde formas leves, que no comprometen la salud, hasta formas graves, con complicaciones cardíacas y respiratorias.
La vinculación con la labor del zapatero radica en que este artesano tradicional apoyaba el calzado con fuerza sobre el tórax para trabajar el cuero con la cuchilla y la lezna, o bien las distintas herramientas, hábito profesional que, con el transcurrir de los años, podía terminar por hundir el esternón y las costillas. Esta postura puede ser observada en varias obras pictóricas, como en el panel izquierdo del cuadro “El viejo zapatero”, obra del pintor suizo Edouard John Metha (1858-1915), o en la del pintor noruego de estilo costumbrista Peder Severin Kroyer (1851-1909), quien también reflejó muy bien la postura del zapatero que apoya sobre el pecho la tabla sobre la que trabaja el cuero con la lezna.
El arte clásico también ha dejado modelos con “pecho de zapatero”, siendo la primera representación de esta anomalía anatómica la que puede observarse en un dibujo de un anciano, de Leonardo da Vinci, datado en 1510.
El pectum excavatum aparece evidente también en varias obras de José de Ribera (1591-1652), pintor español radicado en Nápoles. Con su estilo barroco y cultor del claroscuro, Ribera representó escenas dramáticas de santos torturados o de ermitaños decrépitos, semidesnudos, con la carne envejecida y con deformidades anatómicas, entre las cuales podemos encontrar varios casos de pecho del zapatero, como en los cuadros de sendas representaciones de los santos Onofrio y Andrés.
En la actualidad las máquinas han ido sustituyendo a las herramientas empleadas para la confección del calzado, sin embargo, el zapatero remendón sigue empleando las viejas herramientas para realizar sus composturas e incluso zapatos artesanos o para pies con malformaciones o deformaciones. Es Pasquale Celommi (1851-1928) quien nos muestra a un artesano en los comienzos del siglo XX, en la misma condición de presionar el zapato sobre su esternón, que lleva a este vicio postural.

Prof. Dr. Eduardo Scarlato – Prof. Dr. Antonio Werner

PIE EQUINO VAROEl pie equino varo, también denominado talipes equino varus o pie zambo, es una anomalía congénita en la ...
22/05/2024

PIE EQUINO VARO

El pie equino varo, también denominado talipes equino varus o pie zambo, es una anomalía congénita en la que el pie se encuentra torcido y hacia abajo. Si estas personas no tienen tratamiento corrector, su marcha aparenta realizarse apoyada sobre sus tobillos. Es un defecto frecuente al nacimiento, ocurriendo uno de cada 1000 nacimientos, siendo el 50% de los casos bilaterales. El término Talipes proviene del latín “talus” (tobillo) y “pes” (pie), equino de “equus” (caballo, por su parecido con el pie de un caballo) y “varus” (girado hacia adentro).

La decoración de una cerámica griega de 530 aC muestra la representación del mito en el que Hephaistos, dios del fuego y la fragua de los metales, es llevado de regreso al Olimpo por su hermano Dionisios, el dios del vino, quien debió emborracharlo para poder subirlo a un b***o. Hephaistos era hijo de Zeus y Hera, y había nacido con un defecto físico en el pié, por lo que sus padres lo arrojaron a la Tierra desde el cielo. Los dioses luego arrepentidos, comisionaron a su hermano para que lo retornase a los campos elíseos. El autor de esta cerámica consideró que un pié zambo era una buena interpretación de la mítica malformación, lo que confirma la frecuencia de esta anomalía en la sociedad.

La cultura Michoacán (lugar de lagos) forma parte del período preclásico o formativo, que se inicia alrededor del 1500 aC, y que se desarrolló en forma independiente de los demás pueblos nahuas, aunque influenciados por los teotihuacanos. De sus bellas esculturas se puede rescatar una vasija con forma de pie zambo, que por su fidelidad, parece una pieza de estudio anatómico.

En uno de los siete paneles de “Las siete obras de Misericordia” el denominado Maestro de Alkmaar, ya que su verdadero nombre está en discusión, registró en 1504 a un mendigo con esta patología bilateral.
Pero es el Museo del Louvre quien exhibe la representación más conocida de un pie zambo, en el cuadro que su autor, José de Ribera (1591-1652) llamó descriptivamente “El pie varo”. Con el realismo típico de la pintura barroca española, Ribera pintó un mendigo de cuerpo entero enfocado desde abajo, en colores apagados. Se trata de un joven mendigo de aspecto muy humilde, y con una discapacidad severa, que no obstante, no pierde la sonrisa. Portando en una mano un papel con la inscripción en latín: “DA MIHI ELIMO/SINAM PROPTER AMOREM DEI” (Déme una limosna, por amor de Dios), documento que autorizaba al portador a mendigar por su condición de pordiosero en el reino de Nápoles, y una muleta, evidencia un pie varo muy bien representado, mostrando la imposibilidad de apoyar el talón.

Claude Falcone (1932-2000) se negó en vida a desprenderse de sus obras, las que se han conocido recientemente a través de sus herederos. En su juventud, como estudiante de intercambio en México, pintó varias obras, como la que se ilustra, donde encontramos a un campesino con una rodilla flexa y un pié equino, en un miembro claramente acortado. Sin embargo la imagen no nos permite discriminar si la lesión fue congénita o se debió a un trastorno adquirido.

Prof. Dr. Eduardo Scarlato – Prof. Dr. Antonio Werner

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