
24/05/2025
AMUSIA
Amusia es el término con el que se denomina a un número de trastornos que inhabilitan el reconocimiento de tonos o ritmos musicales, de su reproducción, su lectura, dicción o su escritura. En este sentido, es un trastorno equiparable a la afasia.
La amusia, salvo los casos congénitos, sobreviene a partir de una lesión cerebral. La manera de clasificar los distintos tipos de amusia se clasifica en base a las alteraciones clínicas que provoca, entre las que se encuentran:
Amusia motora, cuya expresión clínica sería la incapacidad para silbar o cantar.
Amusia perceptiva, cuya expresión clínica sería la incapacidad para discriminar los tonos.
Amnesia musical, cuya expresión clínica sería la incapacidad para reconocer canciones familiares.
Apraxia musical, cuya expresión clínica sería la incapacidad para interpretar música.
Agrafia musical, cuya expresión clínica sería la incapacidad para escribir música.
Alexia musical, cuya expresión clínica sería la incapacidad para leer música.
En la mitología griega, Tamiris o Tamaris, hijo de Filamón y Argíope, fue un “aedo” tracio, artistas que cantaban epopeyas acompañándose de un instrumento musical, el phorminx. Fue considerado el primer hombre que cortejó a otro hombre, cuando sedujo a Jacinto, el hijo de Clío, la musa de la Historia. Apolo, también enamorado de Jacinto, convenció a Tamaris que desafiara a las musas a una prueba de canto y destreza con la lira. Las musas, como castigo por su soberbia, lo cegaron y le privaron de su habilidad musical, constituyendo un típico caso de apraxia musical
Aleksandr Andréyevich Ivánov (1806-1858) fue un pintor ruso que adhirió a la decadente y conservadora tradición del Neoclasicismo, por lo que encontró poca aceptación entre sus contemporáneos. Desarrolló gran parte de su carrera artística en Roma, de donde regresó a Moscú en 1858, solo para morir dos meses después en una epidemia de peste. Hoy, su obra es reconocida, y entre la misma se encuentra el cuadro "Apolo, Jacinto y Cipariso tocando y cantando", de 1834, donde Apolo abraza tiernamente al joven Cipariso mientras Jacinto toca la flauta.
En la mitología griega, Cipariso (Ciprés en castellano), al morir fue convertido por Apolo en el árbol ciprés, el cual elevó su punta aguda hasta el cielo. Desde entonces, es el árbol que electivamente adorna los cementerios, al considerárselo el símbolo del dolor por la muerte de los seres queridos.
Un ejemplo actual de amusia adquirida ha sido el caso del músico y compositor francés Maurice Ravel (1875-1937), quien sufrió en los últimos años de su vida un compromiso del córtex prefrontal y los ganglios de la base, lo que le produjo una afasia de Wernicke, con gran dificultad para la lectura y la escritura, aunque logró conservar la comprensión del lenguaje. Desde el punto de vista musical, esta lesión neurológica se tradujo en un pensamiento musical relativamente bien conservado, pero con gran afectación de la escritura y la lectura de las partituras musicales. Su obra más famosa, el “Bolero”, con su “ostinato” repetitivo, su relativa pobreza melódica y su linealidad, sería el reflejo de esta enfermedad.
El propio compositor opinaba así del Bolero: "¿Mi obra más famosa? El Bolero, por supuesto. Por desgracia, está vacío de música." En sus últimos años, la lesión cerebral de Ravel lo transformó en un ser incapaz de comunicarse con los demás, aunque lamentablemente, con conservación parcial del intelecto. En 1932 expresó: "Tengo la cabeza llena de música, pero no soy capaz de escribirla".
Desafortunadamente, el célebre compositor fue puesto en manos de los neurocirujanos Clovis Vincent (1879-1947) y Thierry de Martel (1974-1940), pioneros de la especialidad en Francia, quienes decidieron abrirle el cráneo para investigar la presunta existencia de una masa tumoral que explicaría la evolución de su enfermedad. No encontraron nada, pero terminaron con la vida de Ravel, que al salir del quirófano entró en un estado comatoso del que no se recuperó, falleciendo a los 62 años.
Prof. Dr. Eduardo Scarlato - Prof. Dr. Antonio Werner