17/11/2025
EL "DON" DE LA DEFENSA
La mente es un órgano complejo e intrincado: entre sus procesos más importantes se encuentran los "mecanismos de defensa", invaluables para afrontar los desafíos y el sufrimiento de la vida diaria. Uno de estos mecanismos es la "represión", un proceso psicológico que permite a las personas distanciarse de pensamientos, emociones o recuerdos desagradables. Este mecanismo desempeña un papel crucial en el mantenimiento del equilibrio mental y la protección del individuo frente a factores de dolor abrumadores.
La represión se refiere al proceso mental que opera a nivel inconsciente y actúa como una barrera protectora contra pensamientos y sentimientos que pueden ser demasiado angustiantes para abordarlos directamente.
La represión nos ayuda a distanciarnos emocionalmente de situaciones angustiantes. Este distanciamiento puede ser particularmente útil al lidiar con experiencias traumáticas o eventos emocionales dolorosos. Al crear una "barrera mental", las personas pueden protegerse del impacto inmediato de las emociones intensas, lo que les proporciona un respiro necesario para procesar y afrontar la situación.
En la teoría de Freud, los mecanismos de defensa son ampliamente estudiados: procesos psicológicos que sirven para proteger al individuo de la ansiedad y el malestar asociados con ciertos pensamientos y emociones.
Según la «primera topología» de Freud, la mente se divide en tres componentes estructurales: la mente consciente, la mente preconsciente y la mente inconsciente. La mente inconsciente, en particular, alberga pensamientos, recuerdos y deseos demasiado amenazantes o angustiantes para ser llevados a la consciencia. Los mecanismos de defensa, incluida la represión, operan a nivel inconsciente para proteger al individuo de la naturaleza potencialmente dolorosa y traumática de estos pensamientos reprimidos.
En términos freudianos, el yo media entre los impulsos del ello y las restricciones sociales del superyó. La represión actúa como un mecanismo de defensa empleado por el yo para superar los conflictos entre estas dos fuerzas opuestas. Al relegar los pensamientos o emociones angustiantes al inconsciente, el yo intenta mantener una apariencia de equilibrio, un punto de compromiso.
Una manifestación común de la represión es el olvido. La mente puede suprimir recuerdos o pensamientos asociados con experiencias dolorosas, lo que dificulta que las personas recuerden detalles específicos. Esta «amnesia selectiva» sirve como barrera protectora para evitar que resurjan los recuerdos dolorosos. Estos elementos reprimidos permanecen activos en el inconsciente, pero pueden resurgir a través de los sueños, los lapsus linguae u otros canales indirectos, ofreciendo vislumbres de los rincones ocultos de la mente.
El «retorno de lo reprimido», como indicó Freud, se asocia con la aparición de la ansiedad.
Durante sus estudios, Anna Freud, hija de Sigmund Freud, clasificó y estudió los mecanismos de defensa, comprendiendo cómo se podían identificar diferentes mecanismos en distintas estructuras (neurótica, psicótica, etc.).
Específicamente, en la neurosis, las defensas actúan sobre contenidos inaceptables, relegándolos al inconsciente. En la psicosis, en cambio, las defensas actúan sobre la relación del sujeto con el mundo exterior, alterando su percepción de la realidad. Un ejemplo de esto es el delirio, descrito por Freud como un «intento de recuperación» por parte del psicótico.
En la foto, Sigmund Freud con su hija Anna, la futura fundadora de la «Psicología del Yo» (foto de la colección del Museo Sigmund Freud de Londres).
Para más información: Anna Freud, El yo y los mecanismos de defensa
*Gianfranco Ricci /psicoanalista italiano