Obteniéndose un producto de color ámbar oscuro, de un sabor amaderado y fuerte a vainilla. La miel tiene sus cualidades reconocidas y utilizadas por los seres humanos desde tiempos remotos, como alimento y para endulzar naturalmente. Son conocidas diversas variedades de miel que dependen de la flor utilizada como fuente de néctar y del tipo de abeja que la produce. En nuestro caso nos ocupamos de cosechar dos clases de miel:
Miel de eucalipto: se obtiene cuando las abejas liban principalmente las flores de este árbol. Es una miel ambarina generalmente de color oscuro, sabor amaderado fuerte y olor balsámico. Este tipo de miel proporciona propiedades expectorantes, antisépticas, antiinflamatorias y balsámicas. Miel de melilotus: obtenida del meliloto la cual se cosecha de forma anual o bianual. Es una miel blanca o amarilla verdosa clara, sabor excelente que recuerda al de la vainilla. La principal virtud del meliloto es su efecto venotónico, al que se suma una acción anticoagulante, vasoprotectora y diurética. Como fluidificador natural de la sangre se destina básicamente al tratamiento de todo tipo de problemas relacionados con una deficiente circulación sanguínea, como venas varicosas o varices, flebitis y hemorroides. También se prescribe para la prevención de tromboembolias. La mezcla de estas dos mieles da como resultado "Miel La Angelita”. En la composición de esta miel participan más de 70 sustancias diferentes. Un 60 a 80 % de la miel está compuesto por monosacáridos, azúcares simples que el organismo asimila directamente; 1,7% de sacarosa; 4,8% de dextrina; 0,2% de gomas naturales, las cuales, junto a la dextrina, impiden que la miel cristalice; 0,8% de materias nitrogenadas; proteínas y aminoácidos, entre otras; 2,8% de materias no azucaradas; 20% de agua; si es mayor esta proporción, se acelera el proceso de deterioro de vitaminas y enzimas; y 0,3% de ácidos orgánicos, entre otros, ácido cítrico, láctico, fórmico y fosfórico.