Lo importante es lograr un tipo de alimentación que, como resultado, te haga ver y sentir bien y que además se pueda sostener en el tiempo. Por eso no hacemos una dieta, porque es algo que tiene principio y tiene fin. Todos en algún momento de la vida hemos leído gran cantidad de artículos donde se detalla día a día un plan alimentario casi imposible de sostener, donde se deben pesar los alimentos y prestar una atención exagerada. Podría decirse que ése es el peor error, el pretender llevar a cabo una dieta en la que no se come absolutamente nada. La experiencia y los últimos trabajos científicos muestran que en la incapacidad de mantener dicho plan se apoya uno de los más grandes fracasos de la terapéutica nutricional. Lo importante es trabajar en educación alimentaria, que no es ni más ni menos que aprender pautas para una correcta alimentación. Seguramente escuchaste que si estás realizando una dieta no debes tener contacto con pizzas, chocolates o helados, y no es así. Es muy importante establecer un punto de contacto con ellos, es irreal proponerse no considerarlos. Todos los estudios recientes afirman que la restricción de estos alimentos desata mecanismos cerebrales de contra regulación que conducen a la compulsión y el atracón. Cambiá tu forma de comer buscando nuevos hábitos alimentarios sustentables y posibles. Aprendé a comer por hambre real. Entendé que no sos perfecto, que si vas a cambiar, vas a fallar, que es parte del proceso. Lo importante es insistir, mirar lo positivo de tu esfuerzo, pensar más en vos, volver rápido y seguir. De esta forma siempre se logra. ¿Empezamos?