17/10/2025
Sentís que estás, pero no sabés para qué, ni cómo.
Te preguntás si el otro siente lo mismo.
Si vos estás exagerando. Si ya es demasiado tarde. Si quedarte es sostener… o rendirte.
Cuando no hay palabras, hay confusión. Y en la confusión, nace el malestar. En el malestar, empezás a desconectarte de vos... y te quedás.
Por miedo, por costumbre, por culpa.
Porque "no es tan grave", porque "algo va a cambiar", porque "no es el momento de hablar".
Pero… ¿cuánto más podés sostener sin saber qué estás sosteniendo?
¿Qué podés hacer? Empezar a poner en palabras lo que sentís. Aunque no tengas todas las respuestas.
Dejar de justificar lo que te duele. Lo que te incomoda también merece ser mirado. Hablar. Si se puede dialogar, se puede entender. Si no… también eso dice mucho. Buscar acompañamiento. A veces necesitás un espacio neutral, donde poder ordenar eso que en tu cabeza es solo un nudo.
Ningún vínculo debería dejarte dudando constantemente de tu lugar.
Tu confusión no es capricho, es una señal. Escuchala.
María Belén Suarez
Atención psicológica online