
02/04/2023
Recuerdo a "Tomás"...un niño de 5 años al que la escuela -directivos, docentes y profesionales de la institucion- habían etiquetado como "un niño autista" porque tenía mal comportamiento, se arrastraba por el piso como una serpiente y no comprendía las consignas porque estaba en su mundo.
Ellos describían a un niño muy diferente al que yo veía en consultorio. "Tomás" siempre llegaba con una sonrisa, me saludaba con un abrazo y sin muchas vueltas pedía jugar o dibujar.
De vez en cuando dejabamos de ser nosotros mismos por un ratito, para sumergirnos en el mundo de la fantasía, del "como sí". Sesión tras sesión "Tomás" pedía convertirse en Bonnie y que yo me transformara en Foxy.
¿Habrá sido ese mundo el que hacía referencia la escuela? ¿El mundo de los juegos? ¿Al que por lo general suelen viajar todos los niños, y muchas veces los adultos también?
Bueno, así eran nuestros encuentros. El juego simbólico y el dibujo se hacían presente en cada sesión. "Tomás" no tenía autismo, él por medio de sus juegos, los cuales interrumpían a la seño y "desconcentraba" a sus compañeritos quería decir algo, pero no lo pudieron escuchar.
Respetemos las infancias y cuidemos lo que decimos de cada uno de ellos..
Fomentemos el trabajo en equipo, formemonos y no dejemos de estudiar nunca!
No nos apresuremos a dar diagnósticos en la infancia, el psiquismo de los niños están en proceso de estructuración. Pensemos en intervenciones, escuchemos, observemos, demos tiempo... y más que buscar respuestas, hagamonos preguntas, muchas muchas preguntas.
Conozcamos la historia de ese niño, la de su familia, cuales son sus habilidades sociales, sus gustos, sus temores, sus disgustos...
Concienticemos a todo el mundo sobre el AUTISMO e incluyamonos. Porque cómo dice Ariana Lebovic: "Hablemos de diagnóstico como un mapa de ruta y no como sello, como destino".
Recordemos que los niños son sujetos con historia y con futuro, y es nuestra responsabilidad cuidar de ellos.
Lic. Pamela Bustos🌸