11/10/2024
Descubrí el taller de movimiento del hospital materno infantil de San Isidro, en la semana 30 de esperar a Emma, mi embarazo venía más que bien, todos los controles médicos daban a la perfección, mi cuerpo acompañaba casi sin malestares el avance de la gestación, pero había algo que me superaba que no podía controlar y eran las emociones. El miedo. Miedo a no poder con el embarazo, miedo a ser grande y a la vez muy pequeña , miedo a abandonar a mis otras hijas, miedo a tener que pedir ayuda, miedo a volver a arrancar y otros miedos arraigados a la crianza y a las experiencias vividas. Entonces, por estas cosas de la vida que siempre te tira una soga, llegue al taller, estaba Yamila la profe, partera del hospital, una genia. Junto a otras gestantes arrancamos a caminar en ronda y a agitar nuestras manos para largar el miedo. Ella sabía lo que necesitábamos, movernos, las hormonas, el cuerpo, un oído que no te juzgue, una palabra justa, una sensación de abrazo, atención, un mimo, una mirada. Todo estaba preparado para atender una parte del embarazo que estás generaciones vienen olvidando, la primitiva. Es real que la atención médica y estudios ha avanzado en el tiempo y hoy podemos enterarnos y prevenir muchos problemas, pero perdimos el instinto, todo esta preparado para que en la semana tal pase tal cosa y esto no nos es real para todas. Muchas mujeres no pueden parir sin sentir pánico, lloran en silencio, tragan el miedo y llegan a dar a luz en la oscuridad total, que ambigüedad no? Llore mucho en el taller, otras personas me entendían me hacian de hinchad. Escuche otras realidades muy dolorosas de mujeres fuertes dispuestas a avanzar por sus bebés, muchas veces en medio de la soledad total. Junto a Yami, había cada dos semanas un equipo de psicólogas, atentas a la contención. Y una persona mágica, Celia, la reflexologa, que ofrecía su servicios simplemente porque sintió en su vida la necesidad de ayudar a sanar. A mi me liberó de un dolor de ciatico que me acompaño durante unas semanas, lo hizo con sus manos y tambien con sus palabras, en un momento me dijo, me pone muy contenta que puedas liberarlo, lo haces muy bien. Simple. Una persona con mucha sabiduría