
06/08/2025
Inspirado en el texto de Galeano
La danza de los fueguitos
Somos, cada uno de nosotros, un fueguito solitario. En la inmensidad del mundo, nuestra pequeña llama apenas logra calentar el aire que nos rodea. Por sí sola, es una luz débil, a veces amenazada por el viento de las dificultades y la soledad. Puede que alumbre un espacio reducido, pero no alcanza para abrazar.
Sin embargo, el verdadero poder no reside en una sola llama, sino en el encuentro. Cuando nos acercamos y unimos nuestros fueguitos, el calor se multiplica. Juntos, creamos un fuego que ya no es una simple chispa, sino una hoguera que nos protege.
Esa hoguera es nuestra comunidad, nuestra familia, nuestros amigos. Es el calor de un abrazo, el resplandor de una conversación sincera, la energía de un proyecto compartido. Cada fueguito que se suma no solo aporta su luz, sino que aviva el fuego colectivo, creando un calor que nos envuelve a todos, dándonos refugio y la fuerza para seguir ardiendo en la vida.