16/05/2024
Hoy vuelvo a este espacio que tenia tan abandonado por estar con otros proyectos personales para hablar de un tema que circula, casi como chiste, hace tiempo en las redes, que dice algo así como “Cuando me duele el cuerpo voy al médico, pero ¿Dónde voy cuando me duele el alma?”, bueno, la respuesta es “a terapia”, cualquiera sea el tipo de terapia que a cada uno le haga bien, las tradicionales, las complementarias, las alternativas, las holísticas o cualquiera que les proporcione paz y no reste.
Entonces, hablemos de las HERIDAS EMOCIONALES.
¿Cómo se tratan? A grandes rasgos, igual que cualquier herida.
Cuando nos lastimamos el proceso de sanación es conocido, se desinfecta la herida y no se la toca, no se la molesta y sola va a ir sanando hasta convertirse en una cicatriz, que, aunque a simple vista no se vea, de vez en cuando, puede llegar a molestar otra vez.
Algo similar pasa con las heridas emocionales, duelen, nos hacen pensar que no van a dejar de doler y de a poco, duelen menos, hasta que nos olvidamos de que están y un día, de golpe, dejan de doler, sabemos que estuvieron ahí, lo recordamos, pero ya no es algo que nos mantenga ocupados, con el tiempo, de vez en cuando puede ocurrir que algún sentido despierte esa cicatriz, un olor, un sabor, una situación y va a ser ahí, cuando la sanación que hicimos mediante terapia nos mantenga fuertes o no.
Voy a usar el ejemplo más claro y conocido por la gran mayoría, si, una ruptura de pareja, cuando esto ocurre, al principio, la herida va a sangrar, va a doler un montón, vas a pensar que de ahí no vas a salir, hasta que un día, sin darte cuenta ya no vas a llorar, ya no va a importar, ya no te vas a encontrar reabriendo chats viejos o stalkeando queriendo saber, va a ser una cicatriz, que va a quedar como un recuerdo lejano pero un día tal vez vas a sentir un perfume que te lleve a ese lugar y ahí, va a depende de que tan bien sano esa herida emocional, si ese olor afecta o no.
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