Me llamo Bibiana Abad y te voy a contar un poco de mi historia, para que sepas el por qué elegí ser TERAPEUTA después de haberme recibido de Contadora. Tuve una infancia feliz, libre y afortunadamente rodeada de vínculos amorosos con mis padres, hermana mayor, tíos, abuelos y primos, vecinos, amigos de la escuela y del barrio, y mis maestras que fueron muy cálidas y contenedoras. Vivía cerca de un
a laguna, donde las calles eran de tierra y los juegos eran asombrosamente creativos, entretenidos, divertidos, siendo la risa, la aventura y la complicidad en alguna travesura el factor común con mis amigos. Cuando tenía apenas 11 años y muy apegada con mi papá, sentí un vacío muy profundo y una herida que se alojó en mi pecho por el tremendo dolor por su muerte inesperada. La vida continúa y “tenes que ser fuerte” me decían, y fue lo que hice. Una coraza muy rígida cubría mi corazón para preservarlo de cualquier otro dolor y siempre una sonrisa dispuesta para devolver a los demás para esconder semejante sufrimiento. Pasaron los años, tiempo en los que me sentía anestesiada (algo así como una “muertita”, como yo le digo), hasta que un buen día decidí sanar ese dolor encerrado y liberar todas las emociones que estaban atrapadas en mí, en mi cuerpo. Y fue así como salí a consultar con varios psicólogos, comencé a formarme en Reiki y luego me interesé por talleres y terapias para transitar ese camino del autoconocimiento y sobre todo para sanar-me. Una terapia corporal en la cual casi no tienen lugar las palabras, sino todo el cuerpo. Empecé a reconocerme, a expresarme, a liberarme de poco a poco de las emociones atrapadas, que ya ni siquiera tenía consciencia que habitaban en mí (dolor, miedos, rabia, agresión, asco), lo que me dio espacio al placer, la alegría, el gozo y sobre todo el coraje. Así fue que decidí aprender esta maravillosa técnica de psicoterapia corporal y, después de cinco años de entusiasmo y compromiso, comencé a compartirla como terapeuta y coordinadora grupal con personas que necesitan acompañamiento en sus propios procesos personales. Hoy la complemento con otros aprendizajes como Psicodrama y Enfoque Gestáltico. Espero que esta historia los invite a animarse, de permitirse el conocerse a sí mismos, a amarse, ¡a habitar sus cuerpos – físico, emocional, mental y energético – y dar lugar a la expansión, a la emancipación de sus almas!!! Abrazo fuerte y poderoso.