21/06/2025
En este momento del año, cuando la oscuridad parece abrazarlo todo… algo empieza a nacer en silencio. Yule nos susurra, desde lo más profundo de la tierra, que la luz vuelve a surgir, tímida, pero constante. Es el Solsticio de Invierno, el regreso del Sol, el renacer de la esperanza.
Yule no es solo una fecha ancestral. Es una sabiduría viva. Nos recuerda que todo en la vida es cíclico, y que incluso en los momentos más oscuros, hay una chispa que no se apaga. Esa chispa está en vos. Y este es el momento perfecto para honrarla.
La tierra duerme. El frío invita a recogerse. Y desde esa quietud, se gesta algo nuevo. En estos días me gusta prender una vela y contemplar su llama como si fuera el corazón mismo del mundo. Me gusta rodearla de ramas de pino, símbolo de vida eterna, y dejar que el aroma me lleve hacia los recuerdos de lo sagrado.
Te invito a que celebres este momento. No hace falta mucho, solo presencia y sentido. Podés armar un pequeño altar con una vela, una ramita de canela, y una intención escrita en un papel. Podés escribir lo que deseás dejar atrás, y también aquello que querés ver crecer con la luz naciente. Podés cocinar algo con tus manos, cantar bajito, o simplemente agradecer.
Yule es una puerta. Una pausa luminosa entre la muerte simbólica del año viejo y la promesa de lo nuevo. Es el recordatorio de que siempre, incluso en la noche más larga, la luz encuentra el modo de volver.
Hay quienes saben y otros que no: hace muy pocos días perdí físicamente a mi madre. Una mujer muy grande, una mamá muy grande. Dejo un vacío enorme y se que nunca se va a llenar. Solo aprenderé a vivir a pesar de el.
Hoy, abrazo mi propia oscuridad con ternura, porque sé que en ella se está gestando mi próxima luz.
Feliz Yule, que el Sol renazca también en tu interior.
Con amor,
Andrea 🌲🕯️✨