
20/07/2025
Durante el 2020, en plena pandemia, se rompió una amistad grupal que llevaba 18 años.
Sí, 18 años.
Imaginate la cantidad de momentos, abrazos, viajes, charlas, complicidades...
La ruptura dolió.
Y dolió mucho.
Sentí vacío. Bronca. Nostalgia. Culpa.
🧶 Pero hubo un acto que me ayudó a resignificarlo todo:
Había una alfombra tejida con hilos de totora que mi perro había destrozado.
En vez de tirarla, la desarmé, la teñí y la convertí en almohadones nuevos.
Ese fue mi proceso simbólico.
Soltar lo que fue, honrar lo vivido y transformarlo.
No para reemplazar.
Sino para hacerle lugar a lo nuevo.
💡 Los vínculos también pueden doler, mutar, romperse y resignificarse.
🎧 En el episodio del podcast “Fijate con quien te juntás” te cuento:
💬 Cómo identificar tus vínculos vitamina
💬 Qué hacer cuando una amistad ya no nutre
💬 Y cómo soltar con amor y sin culpa
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✨ Hoy y siempre, celebremos la amistad.
La verdadera.
La que sana, la que impulsa, la que sostiene, la que POTENCIA..
Yo celebro a mi manada favorita Madagascar, a mis amigos de toda la vida del barrio, y a las colegas y amigas que me regaló mi camino profesional.
🧡 Mi vida no sería la misma sin ellas.
💬 ¿Viviste una amistad que te transformó… o que te costó soltar? Te leo siempre
Jess
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👩🏽 | Psicóloga.