Alma, mente y cuerpo en equilibrio

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20/08/2025

Habrá quien me recuerde con cariño…
y habrá quien me recuerde con rencor.
No es contradictorio, es coherente.
Cada quien despertó en mí
el reflejo exacto de lo que sembró.
No fui igual para todos,
porque no todos llegaron igual.
No soy un templo de paciencia ni una fuente inagotable de dulzura.
Soy una mujer. Completa.
Llena de lunas, tormentas, cosechas y sequías.
Con los que llegaron con amor, fui abrigo.
Con los que llegaron con mentiras, fui espejo.
Con los que llegaron con ternura, fui pan caliente.
Con los que llegaron a usarme, fui filo.
Y no me arrepiento.
A esta edad no cargo culpas ajenas,
no pido disculpas por haberme defendido.
No me interesa que todos hablen bien de mí,
porque no vine a este mundo a complacer,
vine a vivir con honestidad,
aunque eso incomode.
La memoria de los otros no me pertenece.
Si alguien me recuerda con cariño,
es porque supo tocar mi alma con respeto.
Y si alguien me recuerda con rencor,
que revise qué entregó,
porque lo que recibió fue el eco de su propio gesto.
Así soy yo:
ni santa, ni mártir,
ni he***na de cuento.
Soy una mujer real.
Y lo que di, lo di desde mi verdad.
Y lo que negué, también.
Y si algún día mis pasos se borran,
que no se borre la lección:
una mujer libre no es para todos los públicos.
Solo para quienes saben ver con el alma
y no con el ego.

NO PESA, ES MI HERMANOJapón, tiempos de guerra… Un niño caminaba con el cuerpo sin vida de su hermano en la espalda.Su p...
17/08/2025

NO PESA, ES MI HERMANO

Japón, tiempos de guerra… Un niño caminaba con el cuerpo sin vida de su hermano en la espalda.
Su plan: enterrarlo cuando pudiera.

Un soldado lo vio y le dijo:
—Bájalo, así podrás correr mejor.
El niño, con firmeza, respondió:
—No pesa… es mi hermano.

El soldado rompió en llanto.
Con el tiempo, esta imagen se convirtió en un símbolo de unión y amor incondicional en Japón.

Que esta historia nos recuerde algo esencial:
Si tu hermano o tu hermana cae… levántalo.
Si está cansado… cárgalo.
Si se equivoca… perdónalo.
Y si el mundo le da la espalda… abrázalo, porque no pesa.

Somos hermanos, y los hermanos no se abandonan.

Créditos a su autor
Bella reflexión, digna de compartir.

15/08/2025
15/08/2025

UN DÍA LA BAJÉ DE MIS BRAZOS… Y YA NUNCA LA VOLVÍ A CARGAR

La cargué tantas veces que perdí la cuenta.
La cargué dormida, llorando, riendo.
La cargué sin pensar, como quien respira sin darse cuenta…
porque cargarla era un reflejo del amor más puro.

La levantaba del suelo con sus rodillas raspadas y su carita sucia.
La sostenía cuando reía con fuerza o cuando no podía más del cansancio.
La abrazaba fuerte, como si en mis brazos pudiera protegerla de todo lo que aún no sabía.

Y entonces, un día, sin darme cuenta… la bajé.
La bajé para abrocharme una zapatilla.
La bajé porque ya pesaba más.
La bajé diciéndole:
“Camina tú, mi amor… yo te sigo.”

Y lo hizo.
Caminó.
Y siguió caminando…
Primero hacia el kínder, luego hacia la primaria, luego hacia sus propios miedos y sueños.
Después vinieron los “ya puedo sola”, los “no me cargues, me da pena”, los “ya estoy grande, mamá”.

Y yo… me quedé con los brazos vacíos,
pero con el alma llena de recuerdos.

Ahora es ella la que me sostiene.
Con sus abrazos fuertes.
Con sus palabras que sanan.
Con su forma de mirarme, como si aún supiera que yo siempre la esperaría con los brazos abiertos.

Porque un día la bajé…
pero jamás la solté del corazón.
Y aunque ya no duerma sobre mi pecho,
aunque ya no me pida que la cargue,
yo sé que siempre habrá un rincón en su vida donde yo quepa…
como cabía ella en mis brazos cuando apenas empezaba a caminar.

🤲 Yo soy la Artritis Reumatoide… y ataco sin que me invites.No nací de una caída. No soy por desgaste.�Soy una guerra in...
12/08/2025

🤲 Yo soy la Artritis Reumatoide… y ataco sin que me invites.
No nací de una caída. No soy por desgaste.�Soy una guerra interna, un error de tu sistema inmune.�Tu cuerpo cree que tus articulaciones son el enemigo… y me deja pasar.
Yo inflamo, deformo, destruyo.�Y aunque comienzo en las manos, en los dedos, en las muñecas…�puedo llegar a todas partes.
💥 Provoco dolor al despertar.�💥 Rigidez matutina que puede durar horas.�💥 Hinchazón que no cede.�💥 Y con los años… deformidades, limitaciones, dependencia.
No ataco solo las articulaciones.�Puedo dañar el corazón, los pulmones, los ojos.�Porque no soy solo una enfermedad de “los huesos”…�soy una enfermedad de todo el cuerpo.
Y aunque no tengo cura, sí tengo frenos.
💊 Con medicamentos inmunomoduladores.�💉 Con biológicos que me silencian.�🧘‍♀️ Con terapia física y movimiento controlado.�🥗 Con una alimentación antiinflamatoria.
Mientras más temprano me enfrentes, más lento avanzo.�Mientras más firme seas, menos te quito.
Soy la artritis reumatoide.�Invisible al inicio, destructiva si me ignoran.�Pero si me conoces… puedes vivir conmigo y seguir ganando.

🚩 La siguiente información, texto e imagen tiene fines netamente educativos, interactivos y principalmente académicos. Siempre consulta a tu médico de confianza.

CORTISOL: LA HORMONA DEL ESTRÉS QUE, CUANDO SE ELEVA DEMASIADO, EMPIEZA A ROMPER EL CUERPO DESDE ADENTROEl cortisol no e...
09/08/2025

CORTISOL: LA HORMONA DEL ESTRÉS QUE, CUANDO SE ELEVA DEMASIADO, EMPIEZA A ROMPER EL CUERPO DESDE ADENTRO
El cortisol no es un enemigo. Es una hormona vital, necesaria para mantenernos con vida, activos y en equilibrio frente a los desafíos del entorno. Se produce en las glándulas suprarrenales y regula funciones esenciales como el metabolismo, la presión arterial, el ritmo circadiano y la respuesta inmune. Pero cuando se mantiene elevado por demasiado tiempo —como ocurre en estados prolongados de estrés físico o emocional—, su efecto protector se transforma en daño. Y lo que empezó como una herramienta de adaptación se convierte en una fuerza que desgasta el cuerpo desde adentro.

El cortisol se libera naturalmente en ciclos, con niveles más altos por la mañana para activarnos, y más bajos por la noche para permitir el descanso. Sin embargo, factores como el insomnio crónico, la ansiedad constante, una carga emocional sostenida, el exceso de cafeína o ciertas enfermedades pueden alterar este ritmo y mantener el cortisol elevado de forma sostenida. Cuando eso ocurre, los efectos empiezan a hacerse visibles… y difíciles de ignorar.

Uno de los primeros blancos es el metabolismo. El exceso de cortisol favorece la acumulación de grasa, especialmente en el abdomen, incluso sin cambios drásticos en la dieta. Aumenta el apetito por alimentos hipercalóricos, altera la sensibilidad a la insulina y promueve la degradación muscular. El resultado es un cuerpo que almacena más, quema menos y se siente constantemente agotado, a pesar de tener reservas de sobra.

La piel también sufre. El cortisol interfiere en la producción de colágeno, lo que favorece la aparición de arrugas prematuras, piel más fina, lenta cicatrización y mayor vulnerabilidad frente a irritaciones. Además, altera el equilibrio hormonal, lo que puede provocar brotes de acné, caída del cabello o trastornos dermatológicos como dermatitis o urticaria. Todo esto es una expresión externa de un sistema que, por dentro, está bajo tensión constante.

Pero tal vez uno de los efectos más preocupantes se da en el sistema inmunológico. El cortisol, en exceso, suprime la respuesta inmune, reduciendo la capacidad del cuerpo para defenderse de virus, bacterias o células anormales. Esto se traduce en mayor frecuencia de infecciones, peor recuperación de enfermedades comunes, reactivación de virus latentes y un mayor riesgo de inflamación crónica de bajo grado, que se asocia a enfermedades autoinmunes, cardiovasculares y neurodegenerativas.

Detectar niveles altos de cortisol puede requerir análisis específicos en sangre, o***a o saliva, pero muchas veces los síntomas hablan por sí solos: fatiga persistente, aumento de peso inexplicable, insomnio, ansiedad, falta de concentración, infecciones recurrentes o cambios visibles en la piel. El tratamiento depende de la causa, pero siempre incluye la regulación del estrés como eje central. Técnicas de respiración, terapia psicológica, descanso reparador, exposición a la luz natural, actividad física moderada y una alimentación antiinflamatoria son herramientas reales para devolverle al cuerpo su ritmo natural.

El cortisol no es malo. Es una respuesta biológica a lo que amenaza nuestra estabilidad. Pero cuando esa amenaza se vuelve crónica, invisible o emocional, su presencia deja de ser una solución y empieza a ser parte del problema. Escuchar sus señales es una forma de cuidar el cuerpo. Y bajarle el volumen al estrés es también una manera silenciosa de sanar.

Dolor lumbar… el peso que no es tuyoCuando duele la zona baja de la espalda, es como si el cuerpo susurrara: ¡no puedo m...
08/08/2025

Dolor lumbar… el peso que no es tuyo

Cuando duele la zona baja de la espalda, es como si el cuerpo susurrara: ¡no puedo más con esta carga!
Desde la biodescodificación, el dolor lumbar suele estar relacionado con miedos materiales, sensación de abandono o falta de apoyo, especialmente en lo económico, lo emocional o en los vínculos más cercanos.
Muchas veces cargamos lo que no nos corresponde. Nos hacemos responsables de los demás, callamos lo que pesa y seguimos adelante… hasta que el cuerpo grita lo que el alma calla.
Desde la medicina tradicional, hay formas muy simples y profundas de acompañar esta carga:
– Baños calientes de árnica, romero y ruda, para desinflamar el alma y soltar memorias.
– Cataplasmas de barro con sal de mar en la zona baja de la espalda, para extraer los enojos que quedaron atrapados en el cuerpo.
– Masajes con aceite de copal y lavanda, para recordar que también tú mereces descanso, amor y sostén.
Mientras haces esto, respira suave y pregúntate:
¿Qué estoy cargando que no es mío? ¿Dónde dejé de confiar? ¿A quién estoy intentando sostener sin soltarme yo?

Tu hijo se marchita cuando tu amor no se refleja en lo que haces cada día.Le dices que lo respetas… pero lo corriges con...
31/07/2025

Tu hijo se marchita cuando tu amor no se refleja en lo que haces cada día.
Le dices que lo respetas… pero lo corriges con gritos.
Le pides que confíe… pero lo interrumpes con enojo.
Le hablas de amor… pero lo lastimas con frases que se le clavan en el pecho.
Y cada vez que la corrección viene con grito, sin afecto y la norma sin coherencia,
su autoestima se quiebra. Su confianza se agrieta.
Y lo que debería educar… termina doliendo.
Una planta no crece con gritos. Y un hijo no florece si lo corriges desde el juicio.
Corregir con afecto y coherencia es lo que verdaderamente educa.
Ejemplo con ejercicio real:
Una tarde, Mariana, madre de Joaquín (15), entró al cuarto y encontró todo desordenado otra vez.
Sintió la rabia subir. Estaba a punto de explotar.
Pero respiró profundo.
Y no gritó. No criticó.
No ofendió. Y sobre todo, no avergonzó a su hijo.
Salió de la habitación, fue a la cocina, agarró una hoja y escribió:
“Tu cuarto no está ordenado. Acordamos que si eso pasaba, hoy no hay videojuegos. Mañana puedes recuperarlo. Estoy para ayudarte si lo necesitas.”
Dejó la nota sobre el control de la consola. No dijo una sola palabra más.
Esa noche, Joaquín salió, incómodo, pero no discutió.
Y por primera vez en semanas… ordenó su cuarto sin que nadie se lo pidiera.
Mariana no gritó.
Pero su coherencia habló más fuerte.
Explicación del ejercicio:
No es lo que corriges… es cómo lo haces.
Si tu hijo recibe solo dureza, su corazón se endurece.
Pero si lo mirás con afecto antes de corregir, su mente se abre al aprendizaje.
Preguntate antes de hablar:
¿Esto lo estoy enseñando con mi ejemplo?
¿Estoy siendo coherente con lo que quiero formar?
Frase práctica para el día a día: “No solo quiero que me escuches. Quiero que me creas. Por eso voy a empezar por mostrarlo.”
La corrección sin afecto, y sin coherencia, pesa más de lo que imaginas.
Pero cada vez que corriges con respeto, y sostienes lo que dices con amor firme…
Tu hijo no se rompe. Se fortalece. No se marchita. Florece.
Una planta al igual que tu hijo, no se marchita por falta de discursos…
Se marchita por falta de cuidado verdadero.
Hoy, puedes empezar a regarlo distinto.

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