
18/07/2025
👵VIVIR MAS ES VIVIR MEJOR?
✅️El envejecimiento saludable no depende únicamente de marcadores biológicos ni de sofisticadas intervenciones médicas: también se teje en el entramado invisible de nuestras relaciones. Estudios recientes revelan que el aislamiento social no solo incrementa el riesgo de depresión y deterioro cognitivo, sino que se vincula con una mayor mortalidad por causas cardiovasculares y metabólicas. Desde la neurociencia, se ha demostrado que la soledad activa circuitos cerebrales similares al dolor físico, afectando regiones como la amígdala y la corteza prefrontal. En tiempos de pandemia, el impacto del distanciamiento fue aún más evidente, recordándonos que el “cerebro social” necesita contacto, pertenencia y afecto para sostenerse saludable.
✅️Pero no alcanza con estar acompañados: vivir más —y mejor— requiere una brújula. La evidencia muestra que tener un propósito claro en la vida se asocia con una menor incidencia de enfermedades crónicas, mayor protección frente al deterioro funcional y una reducción significativa del riesgo de muerte. El propósito funciona como un regulador conductual, promoviendo hábitos saludables y resiliencia ante el estrés. No se trata de metas extraordinarias, sino de la percepción subjetiva de objetivos, algo tan simple —y tan poderoso— como sentirse útil, contribuir o cuidar de alguien. En un escenario de envejecimiento poblacional, estos factores no deberían verse como cualidades “espirituales” secundarias, sino como determinantes clínicos que la medicina ya no puede ignorar.